Juanito ha escrito un comentario en la entrada del día 22 de enero "A mis inspeccionados". Gracias por los comentarios que hacéis, aunque algunos me pongan los dientes largos con chocolaterapia. Me parece muy interesante que personas que sufren las inspecciones pongan su punto de vista y así intentar comprendernos.
Este es su mensaje:
"La verdad que es fácil jugar con el dinero de los demás creas que el dinero no crece en los arboles, crees que todo sea sancionable o que por la segunda visita se cobren unas tasas a los hosteleros.
Si no esta el local higiénico por que siguen abiertos no lo entiendo. Los empresarios de alimentación quieren rehabilitarase como los asesinos , delincuentes varios, violadores etc, ya que los políticos defienden a esta gente algo desviada también quieren que gente "normal" sea tratada del mismo modo y con las mismas oportunidades. Están hartos de sanciones, impuestos, tasas e imposiciones. Quieren una administración cercana que coopere con ellos y que les ayude a llevar su negocio mejor, no una administración que solo quiera de ellos su pasta. Cuando eso ocurra te puedo asegurar que tu trabajo seria mucho mas fácil y nadie te amenazaría con un cuchillo. Puedes imaginar cuantos cuantos negocios están abiertos para ganar 600 euros al mes y si un mes viene un inspector de lo que sea y le multa o apremia con 300 como se te quedaría la cara, pues ese es el dia a dia de muchos autónomos y pequeños negocios.Estoy contigo en que todo establecimiento tiene que estar limpio y ordenado y llevar un autocontrol pero cuando esto es utilizado como herramienta recaudatoria mal asunto.
En cuanto a que el sueldo sale de tus impuestos es cierto y de millones de autónomos y empresas también que si no existieran tu labor no tendría sentido.
Lo único que quiero hacerte saber es que los que dirigen este país,comunidad o ayuntamiento siempre utilizan las inspecciones como mecanismo recaudatorio y lo demás le da igual, como si alguien se muere. Y que son a las personas como tu a las que mandan a las trincheras a pelear con iguales a que saques lo que ellos quieren de esas personas. Al igual que tu profesión están otras como Policia, inspector de hacienda, recaudador de impuestos, funcionario de prisiones, agente de trafico, etc etc.
El resumen es que al final los de arriba imponen a los de abajo como se juega y personas como tu y como debemos entendernos con las reglas que ellos marcan ya sean o no abusivas.
Un saludo.
Y personas como tu y como yo debemos entendernos.
Perdón me faltaban palabras. "
Juanito, mi afán no es recaudar, y así lo trato de contar una y otra vez en este blog...
Soy pesada .... muy pesada... pesadísima y doy más de dos oportunidades para que un establecimiento repare las deficiencias (8, 10, 12... hasta ocho años si me apuras). La responsabilidad de una industria o establecimiento alimentario es que garantice la higiene y seguridad de los alimentos (y ya he dicho que para eso no hace falta ser un quirófano ni escribir el libro gordo de petete) y en ocasiones no queda más que poner una multa que además su cuantía no la impongo yo (y al menos por aquí algunas son tan simbólicas que se me cae la cara de vergüenza). En muchas ocasiones yo no solicito una multa, preferiría cerrarles el chiringuito durante el tiempo preciso para que reparasen y limpiasen pero, esa medida parece que no es de gusto de los jefes por la mala prensa política que conlleva al firmar resoluciones de cierre o inmovilización.
No es un juego, Listerias, Salmonellas, E.coli o Vibrios no me parecen apuestas justas.
Además, a los jefes, políticastros de turno, no les interesa multar a determinados lugares porque pierden votos... es así, en algunos sitios se jode a los del partido contrario y ya cambiarán las tornas y joderán a los del otro bando. Yo estoy fuera de esa pamplina, hago mi trabajo y me da igual si eres de tal o de cual o si el jefe mira para otro lado o decide hacer trizas mis inspecciones, allá cada cual con su moral y como decía mi abuela, arrieros somos...
Lo que está claro es que en este mundo de marras en el que vivimos hay unas leyes y pautas, que cada cual puede o no seguir ateniéndose a sus consecuencias. Lo que no es de recibo es que uno crea comer una cosa y tenga un shock anafiláctico porque en el etiquetado no venía un alérgeno o que comas unos mejillones y acabes con hepatitis o que vayas a pasar un buen día a una boda y acabes con un aborto y no no es una exageración... claro que, hace cuarenta años o en otro país hoy en día, se estaría más que agradecido de comer cualquier cosa en cualquier condición.
No todo el mundo sirve para tener un establecimiento o industria alimentaria, al igual que no todos servimos para ser profesores, carpinteros o físicos cuánticos... además, es fundamental alguna formación por tonta que parezca obtenida hasta de los consejos de la abuela. Igualmente creo que no todo el mundo sirve para ser inspector ni para ser político. Igualmente creo que como inspector debo seguir aprendiendo y estudiando como una obligación para que mi juicio sea lo más justo y objetivo posible, llegando a interpretar en ocasiones la amplia y farragosa normativa sanitaria y aprendiendo a lidiar con inspeccionados, alcaldes, delegados y directores generales que se miran el ombligo. Jamás mi trabajo será perfecto pero jamás creo ser injusta con el inspeccionado... muchas veces ya he dicho que parecemos puñeteras hermanas de la caridad dando más oportunidades que las que alguno merece... y que conste que no me parece bien esta posición que he adoptado porque aunque funciona con muchas empresas, con otras, solamente consigues que te tomen por el pito del sereno y el resultado final es muy desagradable para ambos.
Claro que busco el entendimiento, si parezco una negociadora de secuestros, pero hay gente obcecada que jamás cede ni un ápice (tanto inspeccionados como inspectores). Al final, mi objetivo es limitar daños usando como herramientas una base legislativa imperfecta, unos conocimientos limitados y mucha fuerza de voluntad buscando el sentido común y tratando de cumplir el objetivo que es que la empresa alimentaria garantice la higiene de los productos que vende... y para mi, ni soy un peón manejable ni esto es un juego de azar.
Y desde luego, ni tengo el poder de un policía ni el de un inspector de hacienda... casi es de agradecer ser una mindundi todavía ilusa que cree que es posible la higiene y seguridad alimentaria... una que es cabezona.
Muchas gracias Juanito por tu comentario... no todos los inspeccionados piensan que los establecimientos con un estado higiénico sanitario deficiente no deberían estar abiertos y que deberíamos colaborar más entre nosotros. Son aspectos en los que coincidimos. Al igual que espero que coincidas conmigo en que algunos inspectores no buscamos sacar la pasta ni tenemos unos objetivos de sanción impuestos por los jefes. Espero que también comprendas que hay gente que es violenta por naturaleza y que les da igual pegar a la inspectora, ponerle un cuchillo en el estómago o ahorcar a su perro colgado de un árbol.. quizás es que el territorio Mordor en el que me toca trabajar, es todavía la España profunda en la que en una partida de cartas algunos se llegan a jugar a su mujer y hasta a su hija... lamentáblemente todavía existen lugares así. Un saludo
Se te ha olvidado pedir perdón por el "tocho"...
ResponderEliminarNo cumples, multa al canto. Sigues sin cumplir, cierre y búscate la vida. A mí cuando aparco mal, el guardia no me da opción de corrección. Que no te gusta, vende calcetines... Desde luego si algo queda claro en este blog es que Ambarrubia le echa paciencia y ganas. ¡¡¡¡Ánimo chica!!!! Viva la chocolaterapia
ResponderEliminarNo me gustaria salir de cena con mis amigos y acabar una semana con diarrea como mínimo... O llevarle algo de comer a mi abuela y que se muriera porque ni el inspector a echo bien su trabajo ni porque el vendedor me vendió algo mal... Los inspectores de mi zona son demasiado buenos, no te conozco pero creo que son como tu. Que no te olvide jamas cuando hagas una inspección que tu madre, tu hija, tu chico,... podria comer en ese lugar... Besos desde murcia
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con el comentario de akela, creo que el secreto es pensar en que alguien que conoces podría pasar por ese establecimiento... en según que cosas no podemos apartar la vista ante lo obvio y ser un poco más subjetivos
ResponderEliminarTeneis razón, pero lo malo es que muchas veces no van a los riesgos reales y solo hacen que marear con minucias, cientos de formularios y detallitos sin importancia.
ResponderEliminarSiento el rollo tan largo que he metido. Anónimo, si el inspector no va a los riesgos reales, no es buen inspector... otra cosa es lo que uno puede considerar riesgo real y otro no... ¿es real el riesgo de anisakis en boquerones caseros si no congelas la materia prima? que se lo digan a mi amiga que le tuvieron que sacar las larvitas una a una por comer unos ricos boquerones en vinagre en un bar... ¿Sabéis cómo ha aprendido uno de nuestros establecimientos a congelar los boquerones? Cuando pensó que se moría del dolor que tenía por comer sus riquísimos boquerones...
ResponderEliminarSi por ejemplo faltan las tapas de las cajas de enchufes, ¿es un riesgo real? depende del tiempo que tardes en reparar, pero si tienes mil cables saliendo de allí, imposibles de limpiar de grasa y además queda un hueco estupendo donde hay humedad, calorcito y demás, en unos meses tienes un nicho de bacterias y a lo mejor de ciertas amigas cucarachas...
Lo que tengo claro es que se ha pecado mucho en pedir papelitos y registros que son una tontería en lugares que con simple inspección queda claro su estado sanitario... el famoso tema de la flexibilidad, que algunos compañeros se niegan a aplicar por no parecer que dan un paso atrás... que no creo que sea tal
En 25 años solo ha habido un inspector con experiencia que se fijó en sitios potencialmente peligrosos: recovecos de máquinas, salidas de aire, etc. Y nos señaló algún detalle en el que no habiamos caido.
ResponderEliminarLos demás: registros, papelitos y pijadas, y añadir formularios al puto appc.
Pues únicamente puedo desearte que te toque en gracia a otro compañero que se haya formado en supervisión de autocontroles, en la aplicación de la flexibilidad en la supervisión de los mismos y que haya aprendido un poquito de microbiología y de instalaciones alimentarias... de verdad que existen, al otro lado de mi pasillo puedo contar a cuatro y dos más que están en ello.
ResponderEliminarLo primero es tener claro para quien se trabaja, y no me refiero a tus jefes. Se trabaja para el consumidor público, no para que la empresa de turno gane más o menos dinero. Por tanto, si ves un fallo debes decirlo, y en un plazo no muy largo, si no se ha corregido por las buenas, pues no te queda otra que sancionar de algún modo. El problema es que nadie quiere poner multas, es desagradable, pero si has ido, visto y advertido, ¿que propones? ¿No hacer nada? ¿Mirar a otro lado? Trabajas para el público y a nadie le gusta cogerse un dolor de barriga porque alguien dejó los alimentos fuera de la nevera, aunque no haya intencionalidad, salvo los piratas, que también los hay, los defectos suelen ser por dejadez, por no gastar un pelín más de tiempo o dinero y sobretodo, por malas costumbres. Con más o menos soluciones fáciles.
ResponderEliminarPor eso hay que sancionar. Por que por desgracia es lo único a lo que hacemos caso.
A mi me gustaría que tras una inspección se pudiesen publicar de algún modo los resultados (con clasificación de higiene o algo así), en la puerta o en internet.
Los inspectores no dejáis trabajar y no tenes ni pajolera idea de en que condiciones se trabaja. Ya me gustaría veros en mi puesto, con 45º y 12 horas sin parar, para sacar la m .
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