viernes, 25 de abril de 2014

Señores pesados

Este mes han “atacado” los “Señores Pesados”. Son cuatro, por el momento. Y todos tienen la misma característica común: son pesados… Me llaman al trabajo, me dejan mensajes en el contestador a cualquier hora fuera del horario normal, me llaman al móvil del curro a horas intempestivas, me mandan mails… algunos pretenden hasta invitarme a cenar para “hablar más tranquilamente” sobre sus proyectos…

Analicémoslos un poquito:

Pesado número 1: Llama casi hasta para que le diga cómo respirar… Trabaja en una gestoría y una cosa es llamar para preguntar por algún aspecto concreto de alguno de los clientes que tiene, pero que cada vez que tiene un cliente que coge un traspaso de un bar llame para preguntar lo que hay que hacer, ya casi irrita. Luego para otras cosas es un osado y para cosas simples, se hacelapichaunlío hablando claro y mal. Le facilité legislación sobre comidas preparadas y todavía estoy cumpliendo condena… creo que hemos tratado cada apartado de cada puñetero artículo… Me hace gracia que se identifica cada vez que me llama con sus dos nombres y sus dos apellidos y el lugar en el que trabaja, así como en nombre de su mujer, que es una de mis inspeccionadas… como si no lo reconociera ya con su media entre ocho y diez llamadas por semana… eso sí, educado y correcto es, y eso se agradece.

Pesado número 2: Este se aburre, lo tengo claro… a lo que te descuidas aparece por el despacho y se clava dos horas contándote las miles de querellas, denuncias y juicios que ha interpuesto a cualquiera que le lleve la contraria… uy, acabaré así porque no le digo lo que quiere oír por más que insista… Todos los años acabo teniendo que hacer unos cuantos informes sobre las denuncias que plantea que me piden de mil administraciones… Por más que le diga que  no soy de medio ambiente, no trabajo en una confederación hidrográfica ni organizo el trabajo al Seprona, siempre me toca hacer un informito, un par de visitas a un paraje natural bonito pero fuera de mi ámbito de trabajo y aguantar sus llamadas y visitas entre abril y septiembre… agotador, sencillamente agotador… pero si los jefes mandan, yo hago y soporto…

Pesado número 3: El enredador. No sé qué facilidad tienen para enredar a la gente en sus negocios… es un vendedor nato, que debe saber hacer la pelota, pero como a mí eso me crispa, no le funciona conmigo. Se embarca en negocios, o más bien embarca en negocios a los cuatro inocentes que pilla y siempre para reabrir grandes establecimientos de hostelería que cierran al poco tiempo por falta de rentabilidad… pero allí sigue, perenne… Llama siempre a las cuatro de la tarde cuando acabo de sentarme a comer y ya las últimas veces pasé de contestarle a esas horas… peor que los pesados de la telefonía… Lo cojonudo es que la inspección a sus establecimientos no la hago yo… yo voy de acompañanta para desviar la atención y que así el inspector pueda hacer su trabajo… una vez fue mi compañera sola y casi no regresa… cinco horas para hacer una inspección… obviamente dijo que sola no volvía más… y para que están las jefecillas? pues para acompañar en el suplicio…

Pesado número 4: Es pesado pero resolutivo… es jefe de administración de una empresa que tiene varios establecimientos alimentarios diferentes. Cada vez que uno de mis compañeros hace una inspección, viene a repasarla conmigo. Oye, fenomenal, que está genial que se impliquen así… pero me llama para comentar las inspecciones que les hacen a los establecimientos de otras provincias… para facilitarme la cosa me abruma a mails con los resultados de las inspecciones escaneadas para que les eche un vistazo antes de que aparezca por el despacho… Por más que le diga que eso está más allá de mis funciones me pide que le aconseje como” amigos ya que somos”… Obviamente siempre mis compañeros desconocidos que hacen inspección tendrán la razón…

Según alguno de mis compañeros esto me pasa por ser educada y no mandarlos a paseo… Alguna que otra vez me avisan que no regrese al despacho porque andan esperándome, otras me los filtran al teléfono sin saberlo…

Pero ay de la semana en que se juntan los cuatro… no sé si necesito una tila o un tequila…

Buen finde… yo lo comienzo con una rica hamburguesa de la carnicería de Gonzalo de Villafranca de Ebro (sí, es propaganda y se lo merece) y un estupendo partido de baloncesto que espero gane el Madrid… esperando que la final sea con el CSK… y entonces, que gane el mejor

martes, 8 de abril de 2014

Cuentos de la lechera

Soy de imaginación desesperante, de pensamiento desbocado, de ideas encadenadas de origen incierto que acaban vomitadas en un papel, en un garabato o en un torrente de “payasidades” soportadas por La Rubia. Sí, hablo sola, me insulto a mí misma demasiadas veces al día y leo sin medida ni mesura…

A veces me imagino teniendo que seleccionar a un grupo de compañeros para hacer un  trabajo “serio”, de ese que ya escasea en la administración en la que estoy… de los que deben pensar concienzudamente un decreto, un procedimiento de trabajo, unas instrucciones o se embarcan en un estudio epidemiológico duro y pesado… de la primera vez que pensé esto a ahora, varios personajes han sido sustituidos por otros… pero todos tenían un punto común, la avidez por aprender… algunos han ido dejando que ese interés se apague poco a poco (normal si uno tiene mil quehaceres, familia y otras preocupaciones y más normal si además nadie te alienta a ello).

Otras veces me imagino siendo la responsable de personal… sería odiada hasta por las generaciones venideras… Cersei Lannister parecería hasta buena… Aunque tres segundos después de pensar en esto me doy cuenta de que no tengo asertividad ni condescendencia ni empatía suficiente para no mandar a la mierda el sistema establecido… ¿fichar? de qué sirve si no se saca el trabajo o se usa el tiempo para escaquearse… Eso tan mal regulado como el logro de objetivos y la productividad que nadie tiene cojones de implantar y que a mí me parece crucial… Me parece terrible tener a alguien 10 horas a la semana mano sobre mano, simplemente por el hecho de un reloj en el que fichar,  porque no hay más trabajo por hacer (bien porque no se le da más trabajo, bien porque no se ha reorganizado la carga de trabajo o simplemente porque sobra gente en ese lugar y convendría reorganizar los puestos de trabajo)… Del mismo modo que me jode encontrar a alguien a 40 Km de su puesto de trabajo a media mañana cuando tiene todo pendiente o se lo inventa… Uy, si me dejaran reorganizar, en algunos sitios con una cuarta parte menos quedaría una carga chula de trabajo sin cansar pero sin caer en la monotonía… y en otros sitios, cuatro o cinco personas más irían que ni pintadas… y ya lo de la formación, qué hablar…¿de qué sirven ahora cursos del año 92 salvo puntos para traslado? pero… sigo con mis cuentos de la lechera…

Otro sueño tonto sería trabajar de consultor o asesor… por ejemplo en una cadena hotelera… restaurante tras restaurante, piscina, legionella… creo que no es tanto por viajar, porque al final cada hotel sería similar, sino porque tengo al estúpida idea de que lo que indicase serviría para algo, que esos cocineros que en las inspecciones me miran como si les hablase en mandarín o se cabrean porque les detecto manipulaciones poco higiénicas estarían más dispuestos a abrir las orejas y echar un pensamiento a mis observaciones.

Yo creo que todo esto se me dispara cuando me siento inútil, avergonzada, pasmada… me siento inútil cuando inspección tras inspección digo lo mismo al mismo establecimiento y sé que cuando regrese, volveré a decir lo mismo y nunca avanzaremos … Cuando me siento avergonzada porque la administración no es resolutiva o está tan pasiva que es incapaz de sacar un decreto o unas instrucciones tras más de seis meses desde la entrada en vigor de un real decreto (y eso que se suponen que con antelación ya saben su contenido porque en teoría informan los borradores y lo discuten en reuniones) o cuando no ponen en marcha herramientas que llevan un par de años diseñadas pero como no se han molestado en saber cómo van pero sí se han cargado a quienes las diseñaron… eso sí, tasas que no falten…

Al menos voy madurando (albricias madre) y ya no sueño con tener una banda de rock…

Eso sí, mi cuento más recurrente de la lechera acaba cuando llego a Zaragoza, noto el cierzo calando hasta la médula de mis huesos y digo, por fin en casa… entonces despierto… y Mordor me desgaja otro cachito de cordura.

sábado, 5 de abril de 2014

Haberlos haylos

Llevo cuatro días con una frase de una canción que a lo que me descuido canturreo en voz alta…”mi pulso en tu yugular…” letras retorcidas como todas las canciones de Las Novias. Como siempre, la producción del disco deja un tanto descuidada la guitarra, pero así los directos te dejan encantada… qué le vamos a hacer si soy una groupi a mis años de un grupo de modorros casi cincuentones…

Yo y mis idas de bolo… uy, los macarrones, ahora vuelvo…

Ya…

Me salió en la programación uno de esos establecimientos que dan gusto… de todo mi censo es el único al que no encuentro incidencias dignas de reseñar… me resulta estúpido poner que hay una sartén sucia en la encimera cuando están haciendo los almuerzos… si controla temperaturas pero solamente anota cuando hay incidencias y cómo lo ha solventado, ¿es una deficiencia? Si yo llego y están bien… ¿dónde está escrito que el registro no pueda ser de excepciones?

A lo que voy, que parezco un mono por las ramas… llegué al final de los almuerzos… si no hubiera visto la cantidad de gente que había sobre las diez de la mañana, pensaría que no había hecho ni un bocata, ni una tortilla, ni una mísera tostada… vale, creo que el responsable tiene obsesión por la limpieza, pero le viene de perlas para el trabajo que tiene.

Me encanta eso de escribir en una inspección: se comprueban las temperaturas de los elementos de frío observándose que el congelador está a -20ºC, el armario sotabanco está a +2ºC, etc, etc… los alimentos se encuentran protegidos, las comidas preparadas disponen de fecha de elaboración, no se observa grasa en el extractor, no se observan restos orgánicos ni suciedad no reciente… o lo que uno quiera decir que puede resumirse en “He ido, he visto y está limpio teniendo en cuenta que están de faena”.

Le pregunté si podía hacer fotos y se quedó encantado… así que allá van… Pensad que seguía haciendo preparando almuerzos… así que aunque mis historias vayan casi siempre de guarreos, hay que contar que los limpios, haberlos, haylos…

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Detalle de los fogones… de verdad, acaban de sacar un bocata de tortilla con una pinta estupenda…

 

 

 

 

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Quemadores desmontados… sí, merecían una foto para que se vieran que es posible desmontarse y limpiarse, que algunos lo creen imposible…

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Mesa de trabajo… ¿veis las patitas de los muebles de atrás? Ni un cerco reseco alrededor (no vale decir la mota negra que se ve junto al cubo de basura)

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Freidoras…. y decían que tenían que limpiarlas que estaban sucias… la de la derecha tiene algo deteriorada la zona roja y por eso se ve algo marrón, pero ni tacto aceitoso, ni un resto en los cestillos, los mandos limpios…

 

Así que al César lo que es del César…