Había un chico en mi clase que tenía el cabezón más grande del mundo… era un cabezón descomunal, no,… superlativo… aunque era alto y grandote, su cabeza era como una sandía enorme… cabezaperro, cabezabuque, cabezón, era lo normal para referirse al ahora un comisario de policía… al menos al irnos haciendo mayores el cuerpo creció al compás de su cabezoncio y aunque grande ya no canta tanto…
Me he acordado de él durante esos ramalazos surrealistas que le dan a mi cabeza en mitad de las inspecciones… más bien ha sido alguno de sus apodos, pensando del tipo al que inspeccionaba que era un cabezabuque.
Que a estas alturas tenga que discutirle a un tipo que la fecha esa gorda del frontal de la bolsa de acelgas es la fecha de caducidad… y que el tipo me lo rebata una y otra vez diciéndome que es la fecha de envasado… y las acelgas pa´verlas oiga, pochas, pochas, con la zona de las pencas amarillenta exudando liquidurrio y las hojas blandurrias perdidas… coña y que no las retiraba de la venta… Y yo allí dando explicaciones como una gilipollas… “mire, ésta es la fecha de envasado, ¿lo ve?”- le decía tomando como muestra una bandeja de verduras para cocido… pues erre que erre… que no, que estoy equivocada… como dice La Rubia, para ti la perra gorda…
Después he seguido con los yogures, algunos caducados de hace unos días y otros con la fecha de caducidad de hoy… que no, que no los quita del expositor porque va a venir el chico de Danone que se lleva los caducados… Perdone pero no los puede exponer a la venta, debe retirarlos y conservarlos si así lo tiene establecido con su proveedor pero mejor será que los quite… nada que no, como si hablara con un sordo…
Ya cuando me ha negado que había moscas a mansalva me he acordado de cabezabuque y lo injusto que resultaba ese adjetivo al pobre chico… he encontrado el cabezón mayor del reino… y el tipo aún se mosqueaba porque claro, si nadie le dice lo que tiene que hacer en su recién inaugurado supermercado… puñetas que llevo tres meses visitando el que iba a ser el primer local, el que iba a ser el segundo local, le he fotocopiado unas guías del año la pera sobre manipulaciones en minoristas que me parecieron superdidácticas para un peón de albañil que ahora se mete a gestionar un supermercado, me he molestado en visitar las obras, en contestarle las llamadas telefónicas…. que no soy profesora ni su madre, ni la gerente de su empresa… pero que no me venga con que nadie le cuenta… ¿para qué? si no va a hacer caso de nada de lo que le digan…
Buf y demostrarle que una vitrina a 18,5 ºC es que no funciona bien, por más que haya venido el del frío a hacerle una revisión… con su salmoncico ahumado a mantener entre 0-5ºC por ejemplo… como darme contra el muro de las lamentaciones…
Aunque mil años tarde aprovecho para pedir perdón a mi antiguo vecino y compañero de clase por llamarle cabezón (a pesar de que el otro día en el feisbú hacía comentarios al volumen de su cabeza con los que nos tronchamos de risa). Perdona Javi, el cabezón no eras tú….
…no… estaba equivocada…
…. muy equivocada….
…. para cabezón, el señor de hoy…
Yo en el cole levaba gafas y me cantaban: gafotas cuatro ojos capitán de los piojos
ResponderEliminarjjajajajajjajajja jajajaj yo sola aki riéndome jajajaj
Y yo un parche rosa en mi ojo vago... La tuerta, sinojo, ojo gordo...
ResponderEliminarCuanto trauma infantil, jejeje
ResponderEliminarBesitos para todas las asiduas al blog... os sigo desde el lado oscuro, jejeje