Trasteando por Internet he encontrado esta noticia:
Parece alucinante pero me parece que pasa más a menudo de lo que creemos.
Vamos, que conocí hace un porrón de años a un veterinario que se jactaba de no hacer jamás la compra (jactar, pensé que jamás habría un contexto donde colocar esta palabra); claro que también se chuleaba de no estudiar para la oposición porque le iban a dar la plaza por el morro (como así fue, tristemente para la profesión, para la oposición… y para los inspeccionados).
Lo máximo que he recibido en una inspección ha sido una botella de vino, una bolsa de madalenas o una docena de huevos… se mosquean cuando no aceptas nada y al final tanto te insisten que en alguna inspección no te queda otra que aceptar… pero de allí a ser un pago, un canon o una forma de hacer la vista gorda…
Está claro que jetas hay en todas partes… Jo, cómo está el patio!!!
Si ya lo digo yo: spain is different, jajaja
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