viernes, 18 de junio de 2010

Un susto gordo

Ayer me cagué... casi literal... llegué a pensar que me tocaba ir de entierro. Por fortuna, la historia ha quedado por ahora en un susto y en un ingreso en urgencias.

Hay personas a las que parece que la mala suerte se ceba con ellas. Ayer ya fue la gota que colmaba el vaso para nuestra "madraza" del trabajo, que nos prepara paellas, nos coge los bajos de los pantalones, te invita a merendar a su casa, si toses ya está preocupada y dispuesta a prepararte una sopica... Hasta a La Rubia lo tiene medio adoptado, somos sus chicos y nos echa hasta broncas cual madre putativa, nos da consejos, nos desaconseja, nos mima, nos anima... y que nadie toque a sus chicos, que salta cual pantera a protegernos con uñas y dientes.

Es la primera persona con la que hablé al llegar al Centro de Salud y para colmo me cayó fatal por lo preguntona y curiosa (es verdad que eso de que me interroguen lo llevo más que fatal). Con el tiempo, y tras venirse al equipo para ser nuestra auxiliar, resultó ser una mujer buena como pocas, con una historia familiar horrible.
Nos ha costado tiempo y tiempo que deje de decir que es tonta e inútil (15 años soportando a un idiota diciendo que no vales nada hace que termines creyéndotelo). En parte, hemos sido los "culpables" de que mandara a ese gili, que la estaba arruinando mental, física y económicamente, a la mierda. Para colmo, el abogado que le llevó el divorcio, tampoco fue buena persona y le sacó tantos cuartos como pudo (menos mal que La Rubia le ayudó con papeleos a cambio de una paella, que el abogado de marras le pedía más de 10.000 euracos por lo mismo).
Si eso ya parecía poco, un hijo con enfermedad congénita, otro con otra cosa, las deudas de su ex que la han perseguido durante tiempo, la casa con obras de la porra... parece que todo lo malo va a parar a su casa.

Y ahora ella; su cerebro ha hecho chof. Susto suyo, susto nuestro y todos pendientes de ver lo que pasa. Con lo fuerte que parecemos y lo frágiles que somos.
De verdad, no sé quién coño gobierna nuestras vidas pero me cago en sus muelas por cebarse en aquellos que no lo merecen.

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