El coche que suelo llevar está chof, y aunque logramos poner la batería en marcha con unas pinzas, con el finde y el frío, el coche ayer no quiso arrancar. Y ninguno de los compañeros llevaba pinzas para tratar de arrancarlo (nota mental 1, mandar mensaje a papá para que si encuentra unas baratas en sus excursiones al Lidl me compre unas para dejarlas en el curro).
Hoy me he tenido que ir con el tastarro de todoterreno en el que el suelo del copiloto es una piscina para duendes (no sé de dónde sale toda esa agua… supongo de algo que se va deshelando con el paso de la mañana)… no me gusta cogerlo porque gasta mucho y no iba a ir a ningún sitio por caminos y pedregales, pero era eso o los que atufan a tabaco… hoy, ni libre estaba el de la dirección resistida… ya hay dos que mañana necesitan buen paseo a las periferias para cargar batería.
Me he ido de inspección y observación de animales mordedores a un pueblo al que hacía seis años o más que no voy de inspección; a lo sumo a tomar muestras de aguas si me tocaba ese recorrido. Con esto de la re-re-redistribución, me ha tocado como límite mordoriano del poniente… Sé llegar a lo típico: piscina, fuente, ayuntamiento, consultorio médico y antiguo matadero cerrado hace casi ocho años (la de rompimientos de cabeza y madrugones que me llevó).
Como en ese ayuntamiento no son nada simpáticos ni agradables y siempre nos han tratado fatal, directa al consultorio a preguntar cómo llegar a un par de sitios. Uno de los que esperaban en la sala me ha hecho un circuito estupendo para ir de un sitio a otro y no liarme por calles empinadas y estrechas, algunas llenitas de hielo… y eso que hacía un sol estupendo…
Me toca conocer unos 30 sitios nuevos que nunca he visitado y reaprenderme otros tantos que hace años que no inspeccionaba, más los que ya llevaba anteriormente… los de hoy, uno genial con unas instalaciones estupendas en el que la próxima vez preguntaré si me dejan hacer fotos para mostrar lo que es un plato testigo y cómo conservarlo en condiciones, por ejemplo… otro, está en el límite entre el bien y el mal y el tercero, madrecita, cuánta razón llevaba mi compañera en sus inspecciones, desasosegante, desquiciante, caótico…
Regreso a Mordor y la calefacción ya está fría. Algunos compañeros con abrigo y otras con bufanda gigante a modo de chal o mantita… menos mal que he puesto a descongelar caldito para comer… ¿Realmente hace menos de diez días que volví de vacaciones? Parece como si hubiera pasado un siglo.
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