sábado, 2 de febrero de 2013

Cabezonerías que acaban mal

Creo que todos tenemos algún establecimiento, industria o actividad que se niegan sistemáticamente a dejarse inspeccionar… no sé cómo se enfoca en otros sitios pero por aquí nunca han sabido o querido tomar las riendas… te pasan la pelota a ti y ya te apañarás… y si te dan un par de tortas, ya te encargarás tú de poner tu denuncia a título personal porque la administración no va a mover un dedo por ti…

Si algo tengo claro es que no quiero recibir una paliza, ni que me persigan con el coche ni me rompan los cristales de casa… que no me dejan entrar, no insisto, hago papeles y papeles y devuelvo la pelota a la administración… no me pagan lo suficiente para que me rompan la cara… Que me toca de nuevo intentar hacer inspección, lo intento y de nuevo, más papeles y papeles a instancias superiores… por cansina y pesada no quedará… con unos y con otros…

Aunque tarde, en uno de estos sitios conseguimos entrar a hacer inspección… horrible no, lo siguiente… no sabía ni por dónde empezar a relatar… no había descripción posible más allá del caos… Y todo en una actividad que si en diez años nos hubieran dejado hacer inspecciones rutinarias, no se habría llegado a semejante situación…

Estoy harta de tratar de hacer comprender que mi trabajo no es buscar la chuminada para multar y sacar un dinerito para que luego se lo repartan los entes supremos o se cambien el mobiliario de su despacho. Y no, no recibo ningún plus por acta levantada, ni cobro un sobresueldo con un porcentaje de la multa que se impone…

En el fondo conseguimos más por ser pesados y repetitivos que por las multas que se llegan a poner… salvo excepciones, claro está. Y sí, muchos se merecen multas… y no de 30 euros que dan risa… sino al menos, por lo que les costaría subsanar las deficiencias… pero esa lucha está fuera de mis posibilidades.

¿No hubiera sido más sencillo hacer un par de inspecciones al año y reconducir poco a poco al establecimiento? Parece que opinaban que no, que lo mejor era impedir a toda costa que entrase un inspector… Pues nada, es su decisión… que se atengan a las consecuencias… y no, en este caso, pena ninguna… desazón por lo lejos que había llegado la historia, eso es lo que sentía, pero pena, ni de coña… que ya todos somos mayorcitos y conocemos nuestras responsabilidades…

Joer, menuda perorata… qué pesada soy… ale, buen finde… yo a mi lectura de volcanes esperando que La Rubia no me contagie la gripe…

No hay comentarios:

Publicar un comentario