Reconozco que soy de las que se quejan (claramente lo he demostrado en este blog). Cuando estudiaba prometía que no me volvería a quejar si aprobaba tal asignatura; con las opos, que no me quejaría del lugar que me tocase con tal de aprobar… y al final, olvidas todas esas promesas y te quejas…
También reconozco que soy bastante cobardica… me entran retortijones con cualquier cambio (y anda que no tenemos a diario rumores sobre reestructuraciones y cambios) y con cada tontería que se sale de mis potenciales opciones planteadas, me entran los nervios nerviosos (sí, lo sé, le doy demasiadas vueltas al coco). Que conste que como me cabreo conmigo misma por ser así, intento no solamente disimular sino enfrentarme a ello (con mejor o peor resultado).
Toda esta filosofada mental de un lunes por la tarde viene por los juegos paralímpicos… ¿y yo me quejo? ¿y yo creo que le echo un par de narices a la vida? Anda ya… Cualquiera de los participantes en cualquiera de las pruebas demuestra ser un aguerrido guerrero simplemente con el hecho de levantarse cada mañana de la cama… que compitan, y se superen día a día, y sean lo más independientes posible da idea de lo fuerte que puede ser la voluntad y el esfuerzo… Eso son narices y lo demás modorreces
Mucho último superviviente, mucho fulanito de la jungla…ja, ja y requeteja… Una Teresa Perales o un Javier Hernández (por poner a unos maños)… ellos son los auténticos luchadores
… Y yo, cuando me agobio por tontunas, una auténtica gilipollas…
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