Hay una serie de palabras que me gustaría poder decir en ocasiones, tales como pérfido, taimado, bellaco… y lo que en verdad suelto es cabrón, chulo… aunque seguro que si digo palabros como los primeros, pensarían que estoy para encerrar…
La historia viene por un lugar, al que ya hace un porrón de meses, se le suspendió la actividad de hostelería por las deficiencias higiénico-sanitarias y de mantenimiento de las instalaciones, que no garantizaban la seguridad de los productos que allí se cocinaban… para llegar a este punto, debieron pasar años, fotos, informes, inspecciones y esfuerzo… y ciertos elementos de esos denominados “fuerzas vivas” me tienen un odio más que manifiesto cuando me los cruzo por la calle o coincido en algún lugar… En el fondo, ya sabéis que me importa poco, que los que se creen superiores a los mindundis como yo, hagan manifestaciones despectivas en público contra mí y mi trabajo… por la boca muere el pez y terminan dejándose en una situación ridícula… es cuestión de dejarles hablar y no entrar al trapo y eso lo he aprendido muy bien.
Por otra parte tenemos otros personajes que montaron un establecimiento en plan guay por fuera pero no por dentro… chulos como pocos y hasta cierto punto agresivos, con lo que cambié al inspector que iba allí porque la situación empezaba a avinagrarse demasiado… y me lo incluí en mi censo… mi madre es lavable, según dice, y que me digan hija de puta, cabrona o que me quieran hacer una segunda ortodoncia, me la pela… si me lo dijera alguien que me importa, me dolería, pero que me lo digan unos desconocidos es como oír llover… Bueno, que me enrollo… estos tipos decían no tener dinero para poner un puñetero lavavajillas en su asador… ya… todo esto derivó en plazos, en multa y obviamente en lavavajillas…
Ya tenemos los protagonistas de la historia… Me viene el segundo personaje al despacho gritándome… ya entró en plan cafre… que qué pasa con tal sitio, que si alguien le ha dicho que sanidad lo tiene cerrado…
Perdone, no le puedo decir nada porque no sé qué vinculación tiene con este sitio… Pues que lo he comprado y lo voy a abrir (coño, para un lavavajillas nos cuesta cuatro meses y una multa y un hostal de 35 habitaciones con salones de banquetes se compra sin pestañear). Y le cuento que tiene una bonita resolución que impide su actividad mientras no se hagan las reformas pertinentes y se comprueben…Los propietarios me dijeron que habían cerrado el restaurante porque se había marchado el encargado y ellos no tenían tiempo de dirigirlo… Siento decirle que no es cierto, ha sido Sanidad quien lo ha cerrado… Y por su boquita salieron mil exabruptos… Perdone, pero a mí no me grite y menos en mi despacho… Pues lo voy a abrir… Muy bien, haga lo que quiera… ya iré a levantar acta por incumplimiento de la resolución o ya irá la guardia civil… (que esto segundo es como ciencia ficción, pero pa´chula yo)… mano de santo, suave como la seda haciéndome la pelota para ver cómo podemos resolver el asunto…
Aunque me gustaría ser de esas que hacen sufrir, ya he hecho los movimientos pertinentes para que modifiquen la resolución siempre y cuando mi inspección de mañana sea positiva… Eso sí, flexibilidad cero, la norma pura y dura que ya me los conozco…
… Me gustó ver la cara del tipo cuando se dio cuenta de que le habían engañado… el chulo chuleado… de vez en cuando es cierto que a todo cerdo le llega su San Martín… Soy mala, en el fondo disfruté…
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