En mi opinión, soy normal. Si se lo preguntan a mi madre dirá que soy una inmadura; si se lo preguntan a mi hermana mediana dirá que soy una estorbada, la pequeña dirá que sí, que soy normal a mi manera… Mis inspeccionados dirán que soy una …. piiiiii….. y La Rubia dirá que soy tan normal como él.
Claro que buscas normal en la RAE y a saber: ¿Me hallo en mi estado natural? ¿Por mi naturaleza, forma o magnitud me ajusto a ciertas normas fijadas de antemano? ¿Acaso sirvo de norma o regla? Consulto en el María Moliner y bueno, parece que encuentro lo que busco: Se aplica a lo que es u ocurre como siempre o sin nada raro o extraordinario. En cambio ante la definición de “se aplica a lo que representa la media” ya entro en pequeñas contradicciones.
Soy normal porque me joroba cuando la gente escupe en el suelo de la calle, me jode pisar mierdas de perro o que se me pegue un chicle, me fastidia que me echen el humo de un puro a la cara y más cuando estoy comiendo. Soy normal porque me joroba que la gente mayor se cuele en la cola del autobús y que los niñatos griten como si fueran sordos. Me fastidia que los mayores que van andando por la calle en su conversación jueguen a tapar la calle o que se paren de repente y te choques contra ellos. Me jode el olor a sudor rancio cuando subo en un ascensor pero casi me jode más el olor a perfume floral horrible mezclado con laca y polvos de talco de alguna pía de esas que canta a voz en grito en la iglesia.
Soy normal porque me horripila eso de los realitys y no tengo afán alguno por salir en la tele ni por ser famosa. Soy normal porque me gustan las palmeras de chocolate, las pipas con sal y la tortilla de patatas con cebolla. Soy normal porque me siento idiota cuando me engañan con los cambios y cuando me mienten. Porque me gustan mis vaqueros viejos y desgastados y mi jersey dado de si. Soy normal porque odio tender la ropa y limpiar cristales.
Soy normal porque no me gusta que me hagan encuestas telefónicas. Soy normal porque me harta que el el telediario en la sección de deportes solamente se hable de futbol y siempre de los mismos equipos. Soy normal porque soy capaz de llorar como una madalena el día que tengo blandito y veo una peli triste u oigo una canción triste.
Soy normal porque me gusta pisar los charcos, el olor a tierra mojada, los días de frío con mantita en el sofá, un café con los amigos, jugar a la pelota con el perro, discutir por una chorrada con mis hermanas y coger trocitos de jamón mientras lo corta mi padre. Soy normal porque me gusta la forma en que me mira La Rubia y me acaricia la mano.
Soy normal porque creo que en la vida hay que trabajar y tratar de ganarse todo a base de esfuerzo y voluntad y no a base de ponerse tetas o tocarle la chorra a un torero. Soy normal porque no me gustan los niños ñoños que cantan o las niñas rubias de bote con morritos que lanzan gorgoritos con música chumba-chumba.
Hoy reivindico mi normalidad, que a lo mejor no es como la de la media pero es mi normalidad. Y tras mucho darle vueltas, me doy cuenta de que SOY NORMAL.
Por un momento y salvando las distancias me has recordado al anuncio de Coca-Cola de hace unas temporadas: http://www.youtube.com/watch?v=eRBQswQi1E8
ResponderEliminarOle tu normalidad y la mía y la del vecino... tenemos días únicos pero no extraordinarios, nos gustan y disgustan cosas iguales y distintas. La vida se hace pasito a pasito siendo coherente con uno mismo.
ResponderEliminarVeo que te aplicas con lo que te dice Javier con lo de las fotos; esta noche haré una tortilla de patata, con cebolla... aunque no creo que quede como la de la foto.
Leer un comentario como el de Lidia a las 6:42 me hace replantear el bajar a tomar un desayuno típico madrileño: chocolate con porras.
ResponderEliminarEspero haberos dado envidia, no por el madrugón sino por el desayuno, jejeje
No te olvides el agua para después del chocolate... con el bizcocho que me traje de mi madre para desayunar, ahora mismo no tengo envidia.
ResponderEliminarLidia, gracias por tus comentarios, espero que la tortilla saliera rica.
¿Y qué más te da si una viejilla se te cuela en el autobús y se queda ella tan contenta pensando que no te has enterado? dale ese pequeño gustillo que ya llegarás tú a sus años, mujer.
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