viernes, 28 de diciembre de 2018

Absurdeces

Esta mañana mientras se tostaba el pan, he encendido el móvil, cargado la mochila, calentado la leche y levantado persianas. Mientras me lavaba los dientes, me subía los pantalones y buscaba las botas en una habitación casi a oscuras... me pongo los auriculares, cojo las llaves y salgo de casa... voy a toda mecha porque hace frío y con la helada que había caído me iba a tocar rascar el cristal del coche... a medio camino me doy cuenta de que veo un poco mal... claro, sin gafas ni lentillas, ¿qué esperabas? Vuelta a casa a toda máquina para pillar unas gafas... Aunque se me ha pasado por la cabeza seguir camino, que ya llevaba casi un tercio... total, entro en un edificio a oscuras porque no sé dónde puñetas está la luz de la escalera en la planta de abajo y a esa hora poco coche me iba a encontrar por la carretera y para ver bichos y sus cosas, pues como que... venga tontalaba, vuelve a casa que tienes 5 dioptrias en un ojo... no flipes con tu agudeza visual...

Tanto correr para ponerse a sudar... el coche lo había aparcado lo más pegado posible al edificio para que al menos, la zona de cristal del conductor, no se hubiera helado. Riesgo de hielo dice el mensaje al encender el motor y empieza a pitar como siempre que hace frío porque algo le pasa al airbag... apaga el coche y enciende de nuevo y el chivato desaparece... Por el lado del copiloto no veo nada, bajo ventana y menos mal porque el aparcamiento del centro de salud está lleno de remolques, algunos arrastrados por coches, otros por tractores y todos llenos de aceituna... gira a la izquierda, gas, ahora a la derecha... y me pregunto yo, ¿cuánto rato llevan por allí? Porque el que estaba en mitad de la salida estaba echando una cabezada con manta incluida... ¿es que dan premio por ser el primero? Ríete de las colas de las tiendas de Apple...  

Total que, tanta sudarrina conlleva que cuando te despelotas en el matadero te hielas de golpe y ya no hay manera de entrar en calor... notas esa molleta al final de la espalda... el sobreculo que muchos no tenéis... que se enfría y de allí al culo... ya sabemos que la grasa está mal irrigada... al cabo de una hora yo parecía estar bailando la jota... punta, tacón, punta, tacón... ni sacando los riñoncicos de la grasa caliente me calentaba las manos... He debido de dar mucha pena porque uno de los matarifes ha llenado un barreño de agua caliente y me ha hecho meterme... el Spa de Dexter, he pensado... la imagen es absurda... una loca con bata blanca llena de chafarrinones de sangre, cuchillo en mano, con las botas metidas en agua vaporosa con un tembleque mandibular... al poco, mis pies han empezado a hormiguear...era una mezcla de placer y dolor bastante extraña... 

Tras comer, dos mantas por encima y en el sofá en modo gurruño... y da igual, sigo teniendo el culo frío.... y eso que menos mal, hoy he conseguido salir pronto, porque menuda mala marcha que llevo de semana.... ayer me miraba al espejo y me recordaba a mi hermana Isabel cuando está con la ojera a media mejilla... pero ya puedo decir que por fin, tengo vacaciones...  

Lo único positivo de esta semana es que no he comido ni turrón, ni polvorones ni nada de eso navideño... ni me he gastado un duro... y sí, mi nochebuena consistió en huevo frito con patatas y ver dos programas de Nadie sabe nada que no había oído en la radio... ¿triste? No... fue raro... es como que este año no ha habido navidad... si no ves la tele y no sales de tiendas pasa casi desapercibido... 

Ya la absurdez de las bragas tendidas lo cuento otro día... 

Esto del culo frío pasará, ¿verdad? Me imagino en urgencias: señora, su sobreculo tiene signos de congelación, habrá que amputar... Bien, hoyuelos sobreculeros... mola

jueves, 20 de diciembre de 2018

Haré chas y te haré spoiler en sueños... así que no me dejes la novela a medias


Qué mejor sitio para dejar indicado qué hacer conmigo cuando muera, la espiche, fenezca, la palme, expire, me quede seca… jolín si James Rodhes dice que se pasó un buen rato de clase de español con los significados y expresiones de cojones, el día que le toque las expresiones sobre morir va a ser la repera.
Bueno, pues eso, qué hacer conmigo cuando ya no respire… primero, eso, comprobar que no respiro, pero que no me claven en el culo el tenedor extensible de la madre de Gustavo Salmerón. Doy por hecho que no se podrá sacar mucho de mí, pero si sirve algo, pues que otro aproveche… donde yo veo chatarra a lo mejor otro tiene faros nuevos…

Supongo que no habrá todavía autorización para campos de cadáveres para compost, así que a quemar… que digo yo, que para eso, una caja de cartón o similar a modo de ataúd. ¿Te queman vestido o en bolas? Si es vestido, pues con mi uniforme casi habitual, vaqueros y un jersey o camiseta negra... mis pies ya no son tan feos como cuando hacía ballet, pero mejor con unos calcetines abrigadicos porque cuando cojo frío en los pies ya no hay manera de entrar en calor… yo creo que ni en el horno… y jo, toda la eternidad con los pies fríos es demasiado. No necesito bocadillo como mi padre… no creo que me apriete el hambre, aunque con lo cagona que yo soy, a lo mejor un poco de papel higiénico…

No soy muy de cosas sociales, así que creo que eso de velatorio como que nos lo ahorramos… no creo que mi muerte atraiga a masas ni a mínimos y para que los pocos que vayan opinen si estoy mejor peinada que de costumbre o mírala que májica, si hoy va maquillada o eso de tiene mejor cara ahora que viva, pues como que no… pero, si os apetece, pues bueno, poned “canapeses”… algo sencillito, unas patatas fritas, unas aceitunicas, queso rico, nada de fritangos aceitosos, que bastante huelo ya al final de la mañana a pesar de batas y cubrecabezas… Unas cervezas, Ambar por ejemplo, bien fresquitas, unos refrescos y ya… De fondo, nada de Enya ni música ambiental (que no tengo nada en contra de Enya, que para hacer yoga me vale)… yo no tengo carpeta de mis favoritas como La Rubia (aún estoy a tiempo, creo, de imitarle), pero un poquito de los primeros discos de Opeth, Katatonia, Moonspell, Amorphis, Soen, Satyricon y Dimmu Borgir acompañados de orquesta, Las Novias, Alice in Chains (para recordar mi época grunge), Bloodbath y demás grupos que me acompañan cada día a volumen bajito, pueden servir…


Por favor, por favor, por favor… si he dejado una novela a medias, contádmela… como si fuera un cuento antes de dormir… que alguien se turne para leerme en voz alta o lo que sea (ya dejaré un poco de dinero apartado por si hay que pagar a un lector... no vale audiolibro con voz artificial, que me aburren). Amenazo con aparecerme en fantasma, ectoplasma o poltergeist y daros el coñazo tirando libros de las estanterías cada noche, descargando la batería de vuestros kindles o cargándolos de ensayos tediosos y aburridos y tórridas historias cutreporno y leeros el final de las novelas por las noches al oído mientras dormís para jorobaros la historia… os haré spoiler continuo y eterno... (suena a amenaza de Thor de Metalovision)

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Tampoco quiero esquelas o similares… como ávida lectora de esquelas, son pocas las que tienen chispa y no tenemos nombres tan raros para que alguien piense en la pobre que ha llevado semejante nombre en vida o quién fue el flipado que puso ese nombre al sobrino… además, ¿qué ponemos? Fulanita de tal, que murió dejando la novela a mitad y que jamás vio la peli de Titanic, sus apenados blablablá… ruegan un headbanging y un brindis con cuerno vikingo o jarra de cerveza en su caso… (atención a la entrada de la wikipedia sobre el headbanging, me ha resultado supercuriosa y más la wikihow con 15 pasos)

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Ni funerales laicos ni religiosos, ni misas, ni ná de ná, que todo el mundo va loco con el tiempo… horno, cenizas y si alguien se acuerda de recogerlas bien, y si no, también… siempre pueden mezclarme con las cenizas de un desconocido y hacernos amigos (ups, espero que sea simpático). Y si se recogen, pues lo que queráis… si las conserváis en casa, pues de vez en cuando ponedme algo de música que me guste, o una serie de la tele que vería o para mi cumple Los Goonies o el Club de los Cinco… y si las lanzáis, acordaos de comprobad el viento, no vaya a ser que os esniféis un padrastro mío y acabéis modorros.

Tantos meses sin escribir y aparezco con esto… si mi idea inicial era contar mi teoría sobre las bragas tendidas (os dejo con la intriga)… No sé si estoy de regreso o no, pero hoy tenía ganas de escribir algo en este blog olvidado y yo empiezo a desbarrar y escribo y escribo y ha salido esto… así que como podéis comprobar, sigo igual o parecida… de chalada, me refiero…

Pero insisto, por favor, no me dejéis con el libro a medias...



Página 

domingo, 15 de julio de 2018

Modorreando

Ayer acabamos la temporada de "El Alienista", de la que esperábamos mucho más, no solamente por los actores y la ambientación, sino por estar basada en la novela de Caleb Carr, que devoré hace unos años... jo, y con lo bien que empezó, con dos capítulos a los que solamente faltaba el mal olor para ambientar el Nueva York de finales del XIX... pero nada, que en vez de remontar vuelo como las cometas de propaganda de Foticos de cuando era niña, fue cayendo poco a poco hasta quedar comatosa (la cometa no... joer, cómo volaba de bien... pero se meó un perro de unos franceses en el camping y nos la tiraron a la basura).

Así que, como no era plan de empezar otra serie ni buscar peli, acabamos en lo de siempre: "Aventura en pelotas"... que digo yo, que para pixelar las partes pudendas, casi mejor, que les dejen llevar sujetadores y tangas... eso sí, en el casting deben mirarte supermal si no vas con al menos un tatuaje de aspecto estrafalario... si hasta a veces se los llegan a difuminar, ¿qué demonios llevarán?
Bueno, la historia es conocida, hombre y mujer que los llevan en bolas a pasar penurias durante 21 días, salvo que se rindan y que en su bolsa, además de una cámara de vídeo y un mapa coloreado por el hijo del microfonista, les dejan llevar un objeto escogido por ellos... aunque a veces, les den algún otro objeto... y aquí es a lo que voy... como siempre por los cerros cual cabrita pastoreada por Pedro.

Por veinticinco pesetas, objetos "útiles" que llevarías para tus 21 días en "Aventura en pelotas", como por ejemplo, un chubasquero... 1, 2, 3, responda otra vez:
- Un chubasquero, obvio porque caen unas de la porra... salvo que te lleven a un desierto donde solamente hay tormentas de arena.
- La cafetera... es que sin mi chute de cafeína no soy nadie por las mañanas.
- Mis zapatillas de casa, ya que tengo que hacer mi casa en la selva de Belice, mejor estar cómoda en mi refugio con mis zapatillas de casa... 
- Una guitarra, para amenizar tantas horas de hambre y sed, qué mejor que cantar el "Clavelitos" cual tuno doliente.
- ...
- El puño verde de Hulk, para matar termitas que invaden tu cama de hojas de palma
- El anillo único, muy útil para volverse invisible y robar la comida a los del equipo de grabación, por ejemplo
- Un abrebotellas (el sacacorchos no vale, que es una multiherramienta)
- Un flotador con forma de unicornio... estarás abandonado en una charca pestilente, pero seguro que los cocodrilos no te atacarán.
...

A veces, cuando pongo el programa, me espero algo así:
- Hola qué tal soy, Sherlylee Blue de Ohio,... soy cazadora recolectora que cazo elfos para merendar con un simple chasquido de mi goma de mascar de fresa ácida.
- Encantado, soy Cletus Magnificus, de Talkeetna, Alaska... se me están derritiendo los tatuajes con este calor; esto es selva, ¿verdad? Soy experto en la pesca del Cangrejo Real... llevo mis nasas hasta los confines del mar de Bering aguantando el mareo. Oh, mira, unas bolsas, ¿qué tendrán? Mira, un mapa y una cámara de vídeo. ¿Y qué te has traido?
- Oh, mi objeto personal es mi pompón de animadora de Griyffindor... tengo que practicar para ser la jefa de animadoras esta temporada... hay mucha competencia para salir con el capitán de quidditch. ¿Y tú?
- Ah, pequeña Serlylee Blue, he traído mi mondadientes... servirá para hacer espetones de termitas y para limpiarnos el sarro... o para quitar el barrete de las uñas.
- Oh Cletus, qué magnifica idea... tengo mucha sed ¿no tendrás una soda?
- No, pero me hago pis... 
Y aquí lo dejo porque me viene a la cabeza Txumari y ya no es plan de desbarrar más...

La Rubia dice que su objeto sería la paleta matamoscas... será porque es molona... y sirve tanto para matar bichos como para ensayar riffs, no te fastidia
Y da por hecho que yo llevaría mi Kindle... Ja, llevaría un Dash Button  de Amazon con señal satélite... llegas, buscas el claro dichoso cerca del agua pero lo suficientemente lejos por si hay riada y  apretaría el botón... y en un pispás:
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Venga, 21 días y 42...


domingo, 24 de junio de 2018

The F***ing Master!!!!

Hoy la entrada va para El Boss... ese aguerrido, flipado y destalentado padre que ayer se clavó más de 10 horas en bici para acabar la Quebrantahuesos... 200 Km de nada por puertecillos de nada...


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Pues menuda cosa, dirán algunos... claro, ya me lo demostraréis con 70 tacos, con diarreas y tras tres días de marcha cicloturista por Cantabria el fin de semana pasado... y el jueves levantándose antes que las gallinas para dejar pintadica la piscina...  yo de pensarlo, ya estoy agotada... 

Entró en meta asintiendo con la cabeza como diciéndose: ¡SÍ, LO CONSEGUÍ! 


Yo me imagino a alguno de los que llegaron cerca de él, con treinta años menos que deben de flipar y alucinar un rato... desde luego, si yo me hubiera tenido que bajar de la bici varias veces porque me escagarrucio, allí me hubiera plantado (en sentido doble, ag, qué guarruza soy... oiga, y qué majos los de las autocaravanas prestando papel higiénico y ofreciendo ayuda)

Pues nada, que tengo un señor padre cabezón, que cuando se le mete una idea en la sesera, allí va, china chana, a su marcheta para conseguir llegar a meta... nunca reblar y siempre adelante. ¿Abandonar? Ja, ja, ja... supongo que la idea pasará por su cabeza, la atravesará y se desvanecerá en la siguiente pedalada... otra y otra, y una más, venga, otra, ya queda poco para la bajada, venga, a por la siguiente subida... 

Así que papá... toda mi admiración y orgullo de hija por la animalada de ayer... ¿Qué es lo siguiente? Ya, bueno, hoy imagino que una siesta con la peli de vaqueros...  que la disfrutes!!! Luego, escribe la crónica, que si la de Bilbao parecía que íbamos siguiendo tus subidas y bajadas en el coche escoba, ésta será de sudor y rabia, como una batalla épica de los libros de Bernard Cornwell...

Ahora, el Boss es el Fucking Master!!!!   

jueves, 14 de junio de 2018

Bienvenidos a los juegos...


 … Ni del hambre (salvo que alguno esté con la operación bikini, de la que es evidente que paso), ni del Mundial (del que también paso), ni de la final de la Liga Endesa (señor Beabouis, sonría un poco, alguna vez, que mire que llevo partidos viéndole y no le veo sonreír jamás… y eso que  merecía una sonrisilla al menos, tras el atracón de entradas seguidas que se clavó ayer)… 

..Comienzan los juegos de hundir la flota…

Empieza la época más odiosa del año y no porque vaya a empezar el calor, los pajaritos se caguen sobre ti cuando sales de casa o la gente salga de paseo como las moscas acuden a una atractiva boñiga (con lo reconstituyentes que son los paseos invernales cuando el  frío te muerde la cara, pero entonces ni persona ni mosca pulula). Ni por culpa de YouTube y sus algoritmos que hacen que Behemoth salga continuamente cuando buscas death metal o te salen recomendaciones de sus canciones (además de recetas de tartas de queso… malditas cookies, aunque no recuerdo haber buscado al señor polaco raruno y su banda).

Bienvenidos a los juegos de cómo hacer desesperar al pringado al que le toca inspeccionar una piscina… y lamentablemente, aquí nos toca pringar a casi todos… y ya no cuelan los cambios, permutas y cambalaches para quitarse uno de encima la piscina odiosa que todos cargamos, ni jugando al piedra, papel, tijera o a su versión extendida con el lagarto y Spock.

Acabas sudoroso, cabreado, mosqueado, desmoralizado, asqueado, sediento, malhumorado, colorado, idiota, abochornado… y te vas a casa pensando, "menuda manera tonta de perder el tiempo"… toda esa agua allí invitándote a un chapuzón o a un ahogamiento voluntario (propio, que conste) según el nivel de imbecilidad al que crees haber llegado tras tu buena actuación de creerte todo lo que te cuentan… sabiendo que la mitad o más puede ser verdad, pero, no en esta dimensión...

… Y como es algo que llevas tratando de no pensar gracias a este tiempo tormentosamente primaveral, pues cuando ves asomar la patita, chof, se acabó el dormir bien y comienzan los sueños absurdos que se reanudan en el punto en el que te despertaste… el de esta noche, la evaluación de un programa de autocontrol, valorando sus puntos críticos, revisando sus límites y medidas correctoras… nada nuevo, pensaría uno… ya… si no fuera porque estás evaluando el funcionamiento de la lavadora doméstica de la casa de una con la que juego al pádel habitualmente… qué genial… ale, venga, tonta, levántate y vete a dar un paseo… y eso es lo que he hecho…



jueves, 31 de mayo de 2018

Los "guanteleses" atacan de nuevo

Ayer estaba La Rubia trasteando entre vídeos de recetas (vecino de blog, quién lo iba a imaginar en nuestros años mozos cuando no conseguíamos llevarlo ni a comer un bocata!!!) y me iba leyendo algún comentario... me llamó la atención que en uno decían algo así como "Y, ¿dónde están los guantes? Sanidad obliga a su uso"... 

Pues ya me dirán dónde está escrito eso como una obligación... más bien al contrario... incluso la AECOSAN publicó unas recomendaciones sobre el uso de guantes, prefiriéndose el lavado frecuente y correcto de manos sobre el uso de los guantes... y sobretodo, nada de látex.

Pero, día a día, al menos por aquí, veo que se pone más de moda el uso de guantes... supongo que más por marketing, por la "buena imagen" y sensación de limpieza que puede dar al consumidor o a lo guay que conjunta con la ropa de trabajo... A mí, como tantas otras cosas, me repelen y hastían.

Vas al súper de inspección y te encuentras que el guantecillo antes azulete de nitrilo está amarronado y hecho un gurruño sobre el mostrador... lo tirarán, piensas- no, mejor dicho, esperas, oh ilusa, te ríes de ti misma- pues no, si te apuras lo soplan para sacarle los dedos remetidos y mano pá dentro... ya el despiporre es cuando los ves rotos, a colgajos, que ya dan penica... 

En alguna ocasión, cuando les dices que sustituyan el dichoso guante revenido te miran con sorpresa, como diciendo, ¿pretendes que me lo cambie a media mañana? Que ya lo lavaré cuando pare en mi descanso... 

Recuerdo estar en una inspección en la que hubo un incidente con huevos crudos... el hombre recogía los restos de huevos rotos con las manos enguantadas... eran un pringue viscoso y baboso que no goteaba pero iba cayendo poco a poco con el peso de la gravedad, extendiéndose... oiga, pues nada, que como no tenía la sensación de asquerosidad ni pegajosidad en la mano, el tipo no se le ocurrió nada mejor que coger el rollo de papel para "secarse" los guantes... me recordó a mí en 1º de EGB con la profe Lourdes, en la que la manualidad con palillos y cola blanca terminó con mis manos peladas, chafarrinones de pegamento en el jersey y algún mechón de pelos que ya envidiaría alguien con rastas.

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Pues eso, que no me mola ver el uso continuado y sistemático del MISMO y ÚNICO guante... sin lavar, sin cambiar... claro, que tampoco me mola comprar jamón York al corte y que me claven la palma de la mano, con o sin guante en cada filete... o comprar galletas a granel y que me las sirvan con las manos toquiteándolas una a una o con unas pinzas que a lo mejor se lavan una vez al trimestre o, ya si eso, cuando la limpieza general anual.

Entiendo que se utilicen en muchas ocasiones, si tienes una herida que aunque lleves protegida da un poco de asquete ver la tirita o el vendaje al cliente, si manipulas algo guarrindongo o pegajoso, si eres de manos peludas, si te has hecho una supermanicura... hay decenas y decenas de casos y ejemplos, pero, lávalos tanto como te lavarías las manos y cámbialos frecuentemente... el agua y el jabón son buenos, son tus amigos, son lo primero, tu básico no solo en industria alimentaria...

... pero es que yo soy una rarita tocapelotas que se lava tropemil veces al día... qué le vamos a hacer... 

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miércoles, 23 de mayo de 2018

No todo es malo

No siempre van a ser quejas... de vez en cuando hay soplos de aire fresco y locura que hace que llegues a casa con una sonrisa y una historieta agradable para contar, en el blog y a mi madre por teléfono... 

El otro día, uno de los dueños de un establecimiento de hostelería, vino móvil en ristre para enseñarme unas fotos... me decía que estaba en plena limpieza moviendo los módulos de la cocina y se acordó que siempre le pregunto si es complicado moverlos para limpiar por detrás... y me enseña fotos para que viese que no es tan complicado y ya de paso ver que hasta las juntas de los azulejos estaban perfectas... que ni estaba de inspección ni me toca en un futuro próximo, pero él, me va contando hasta los cambios de platos (sí, incluso el cambio de modelo de vajilla).

Ayer estuve en otra pequeña no, lo siguiente, empresa que hace un producto artesanal y exclusivo usando una antigua receta de la familia de su mujer... me autoasigné el sitio porque desde que llamó por teléfono contando lo que quería hacer, lo atendí yo... son de esos "raros" que te plantean la idea con sus bocetos, sus dudas, e incluso se pasan por la oficina... yo reconozco que soy una pesada cuando alguien viene con interés y con ganas... quizás los apabullo con demasiada información de golpe, y que probablemente les aburra con mi charleta... pero bueno, este hombre cada vez que le surgía una duda, llamaba y discutíamos pareceres hasta que él elegía la opción que consideraba más acorde tras nuestras diatribas... (hace años aprendí que nunca tengo que elegir la opción que creo más adecuada, sino dar mis pareceres a favor y en contra de cada posible elección para que después decidan lo que crean más conveniente). De vez en cuando, si se le pasa algo por la cabeza, te llama o manda un mail con su duda, o cuando ha cambiado el diseño de etiquetas o te envía la declaración del fabricante de envases por si le tiene que pedir algo más... hasta te cuenta los clientes que ha conseguido en tal o cual ciudad, para ponerte al día...

Hacerle inspección es una mezcla entre ver, oír y hablar de mil cosas... te cuenta lo duro que le resulta su labor comercial, que si viven gracias a que su mujer trabaja porque tras los pagos le quedaron limpios dos mil euros el año pasado... y sin nómina... y tú piensas que otros se hubieran rendido  pero él sigue con la ilusión de que este año será mejor porque ha conseguido colocar su producto en cinco tiendas más... y te cuenta cómo hace el proceso, solamente bajo pedido para que el producto esté lo más reciente posible en las tiendas, con lo que puede que haya semanas que ni elabore y se dedique a buscar clientes y te cuenta a qué ciudades ha ido y te enseña cada fase para que veas por si detectas algo que no te parece bien y tiene lista toda la documentación, si te apuras hasta el mantenimiento de los extintores... y mientras, te pregunta por ti, la familia, el trabajo... tras tantas conversaciones sabe un montón de tu "vida normal"... al igual que yo me sé la suya... y  te despides deseándole que siga y consiga más clientes y qué menos que una nómina mensual... loca valentía... 



domingo, 29 de abril de 2018

Dame aire para respirar...

Estos últimos días he tenido varios momentos en que he sentido la invasión de mi espacio personal... llamadme maniática y rarica pero eso de que me toquen o tocar porque sí, pues como que no... No voy al médico y le suelto dos besos o le doy una palmada en el hombro a la persona que me atiende en el banco ni me arrimo al que me precede en una fila hasta clavarle la nariz en la nuca... por eso, cuando lo hacen conmigo, me llama tanto la atención.

En uno de los sitios yo creo que es porque el tipo es "asín", te planta la mano en el hombro, te llama cariño, corazón y todas esas cosas que me horripilan (aunque te das cuenta de que lo hace con todos), te hace chanzas y te da un golpe en el brazo para que te unas a sus risas y te guiña el ojo cuando va a soltar una burrada... cuando está con su socio la cosa sube a niveles guarrindongos... supongo que es para reírse si me sacan los colores- que conste que en ocasiones lo consiguen, pero más por la vergüencita que me dan que por el rollo cutresexual... en serio, que estás preguntando por la desinfección de verduras y vegetales y que te contesten hablando de pepinos gordos y grandes... venga, vamos, que entendería que tu peli favorita es una de Torrente pero no es momento ni lugar, creo...

En el otro sitio, el tipo es serio, educado y simplemente se te pega a ti, como una lapa, una extensión más de tu espalda, de tu costado... si le oyes hasta la respiración en tu oreja... te giras y te chocas con su pecho, mueves el brazo y lo rozas, si hasta tienes que tener cuidado en no pisarlo... pero ni se inmuta, te habla y le hueles el aliento... ya no es que invada tu espacio personal, es que usa el aire que deberías poder respirar.  Y tú te separas y el otro, como un bailarín con sincronización perfecta, da un paso hacia ti... La primera vez pensé que era imaginación mía, pero ya hace tiempo que no... lo que no quita para que te sientas incómoda y quieras salir de allí y coger todo el aire que puedan tus pulmones.   
En esta última ocasión, fui con el macuto más gordo para hacer una barrera, le pisé (es verdad que sin premeditación), impertérrito oiga... como un muro infranqueable... Por la cabeza me vino la imagen de una vaca cuando pisa con mala leche, de esos pisotones que te dejan los dedos del pie negros durante un mes, pero creo que sería mejor poner en práctica la idea siguiente...

Sería un puntazo...  un poco asquerosito (sobretodo para mí) pero mola... (¿se sigue diciendo mola?) 
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jueves, 12 de abril de 2018

Today is the greatest day I´ve ever known...

Hace unos meses, cuando decidí dejar de llorar por los rincones porque iba a terminar haciendo charco, me hice el propósito de que debo disfrutar la vida, como una obligación connatural al respirar... Imagina espicharla cabreada o supertriste por lo que pudo ser pero no fue... pues no, a lo María Jiménez, se acabó. Consiste en:

- Cada día cantar, canturrear, tararear, silbar o destrozar una canción... vale desde el Today que hace de título a Los Gandules y "La tuneladora, parece un topo pero es una excavadora...", a la que llevaba esta mañana caminando hacia el curro de  Orphaned Land "Go in peace, and find thy faith; Evolve thy self, and lose all hate; So a heaven you may create", pasando por en Laponia hace frío rememorando mi infancia o imitando a Molly con sus letras cuando vienen al pelo... hoy cantaría esa de la Vanidad pero me faltan las guitarras, aunque hace un momento estaba recordando a los Sepultura y su "war for  territory"... manda narices que recuerde letras en inglés... como siempre espacio tonto ocupado en mi cabeza e hilván de letras a las que les encuentro un significado (vale, a la de la tuneladora no, pero seguro que tiene uno oculto)

- Cada día reír, sonreír y al menos echarme una carcajada de metralleta de las mías... a estas horas me falta la carcajada... pero bueno, el otro día mi compañero habitual de coche en viajes inspectoriles me hizo llorar de risa y compensa la falta de hoy.

- Cada día dar un beso siendo consciente de ese acto de besar, de tocar, de abrazar... Jo, Rubia, qué suerte la tuya (jejeje). También vale despedirse con un beso, un besico o un beso gordo... ya sabéis que soy de poco beso y contenido, incluso por teléfono, así que si me despido con uno, es de forma deliberada... 

- Cada día tener un buen gesto (dos, o tres), desde recoger algo del suelo que se le cae a alguien a sujetar la puerta o recoger las tazas de la mesa del bar porque el camarero está ocupado... cualquier detalle tonto vale.

- Cada día aguantar la lagrimita y sustituir la sensación de pérdida por un recuerdo bonito... Es que la primavera me sienta fatal ¿primavera? bueno, lo que sea... 

- Cada día leer un poco... es cierto que atrás quedaron los días en que no tenía ganas de leer y que tanto me asustaron... eso sí, antes de viaje largo, por si acaso, libro acabado... no vaya a ser que me estampe y me quede en el limbo sin saber cómo puñetas acabó la novela... seré el fantasma ese de la biblioteca que descoloca los libros porque no consiguió terminar la novela en vida.

- Cada día pasar de mierdas chungas... mi espíritu competitivo, si es que lo tenía, se agotó en la primera partida de parchís, y paso de perder tiempo en rebuscar mierda que echar en cara para resarcirme en estúpidas y banales venganzas y revanchas que no entiendo más allá de un partido de baloncesto... no soy buena, ni una santa, ni la más mejor del mundo mundial pero mis deseos de venganza no van más allá que desear almorranas como la cabeza de un crío como diría mi gran amigo, alto, moreno y sexy... lo demás, el karma dirá...
Menuda tontada pensará alguno, y sí, probablemente lo sea... pero es mi Scattergories y son mis reglas...

https://www.youtube.com/watch?v=P8HZC_RExpw


sábado, 7 de abril de 2018

De oca en oca y tiro para máster

Mi máster es verdadero (y su notaza también) y me costó un huevo... tanto económicamente como en esfuerzo y horas de estudio, trabajos, carretera... y todavía no me ha servido de nada (salvo para hacer una buena amiga y quererla un montón a pesar de la distancia que nos separa, así que bueno, venga,  sirvió para algo)...
La teoría de La Rubia es que a algunos primero los ponen en sus puestos y luego buscan justificar esa posición de la manera que sea para tratar de convencerse y convencernos de que llegaron allí por sus propias capacidades y méritos y luego estamos los normales mundanos que hacemos cursos y nos preparamos para intentar llegar a algo más o salir de Mordor y ganarnos esos pequeños, míseros y muchas veces paupérrimos ascensos o tímidas mejoras en nuestro trabajo a base de arañar euros y horas... Pero en muchos casos ¿para qué? Para que nos tomen el pelo... porque ahora los másteres y cursos los dan por la face, por tu cara bonita, tu gracia y tu sal... Que es algo que sabíamos, pero amos, no me jodas, no nos toméis por tontos... es que estoy harta de que todos esos que se supone que se preocupan por nosotros pobres ciudadanitos nos tomen por gilipuertas...  
Y ya no pienso en mí, sino en mis hermanas, a las que por ahora no les ha servido para una puta mierda el máster de una y los dos de la otra... las horas para unas y la pasta que les supuso a mis padres... se podrían haber ido a recorrer el mundo de puta madre... cuánta razón tiene mi madre con eso de que mejor podía haber tenido tocinas...
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¿Tan difícil es decir alguna vez la verdad antes de que te llegue la mierda al cuello? Es que ni con la mierda a la altura de la nariz son capaces de sincerarse... Vale, reconozco mi estupidez por pensar en que decir la verdad es la mejor opción... 

Yo sigo siendo la tonta que se presenta a casi todo lo que puede... el no lo tengo de antemano... al igual que en muchas ocasiones te dicen que esas plazas ya están dadas (queda bastante claro cuando piden cursos imposibles de obtener fuera de determinados ámbitos), que si no te conocen, que si es un mero trámite... pues nada, yo sigo actualizando mi ridículo, sigo haciendo cursos para mantenerme actualizada en mi trabajo y me pago aquellos que pueden resultar interesantes y la administración no me puede ofrecer... y sigo presentando mis ¿méritos? ¿mierdolerías? y demás por si alguna vez suena la flauta.... en alguna ocasión quizás llegue a ser la mejor candidata para un puesto... jajajajajaja, ay, que me da la risa como ayer cuando leía que una abuela tenía a "Mel Ginson" en una foto de una estantería porque era su amor platónico y otra decía que la suya adoraba a "John Donson" y la otra que llevaba la foto de toda la familia en la cartera junto a la de Guardiola.... claro, la típica evolución de las carpetas con fotos... joer, y yo llevaba a Matt Dillon y a  Agassi con pelucón y luego degeneré a  bichos y a bandas de grunge y death metal... ¿qué me pongo en la mesilla? Ya, Rubia, no cabe nada más con la lámpara, el despertador, el último peluche del perro, la vela, las "alhajas" desperdigadas... una foto de Jason Momoa? Con lo grande que es, necesitaría un portafotos DIN A4... NO, una pedazo fotaca en la parte interior de la puerta del armario como en casa de mis padres, que sigue Pearl Jam y Nirvana (al menos la última vez que lo abrí) 

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Estaba claro que si empezaba hablando de másteres llegaría hasta Jason Momoa en unos pocos pasos... chincha  Kevin Bacon con tus seis grados de separación...uy, hoy estoy tontolaba perdida... mejor me voy a hacer la comida (con Berto, claro)... Ah, mejor la novela de Ready Player One que la peli... eso sí, si luego os apetece ver pelis de los 80  como el Club de los cinco o Todo en un día y buscar el Golden Axe y demás, avisados estáis... Puñetas si hasta he canturreado una canción de Duran duran de cuando era un moco de niña...

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sábado, 24 de marzo de 2018

Me encuentro al quebrantahuesos y le doy dos besos

Esta semana me ha tocado inspeccionar unos cuantos sitios de esos que, aunque te caen bien y te resultan agradables en el trato, no dejan de ser guarretes. Son de esos que siempre están al borde del acta para sanción y que de vez en cuando se llevan el disgusto... pero, aunque sabes que en el fondo se están cagando en tu madre, se muerden la lengua y a lo sumo te dicen "me has pillado" y cuando les llega la multa te reciben con mala cara a la vez siguiente, pero no va más allá (al menos ante mí, que luego por detrás, a estas alturas, me da igual).
 
A mí son los que me resultan más... complicados no es la palabra... es una mezcla de rollo de coco, no por la inspección en sí, que es como cualquier otra, sino por la falta de capacidad para hacerles ver que serán majos, guisarán rico, tendrán el local a tope y currarán mucho, pero, coño, el puntito ese de limpieza y de orden... que para mí es lo fundamental (obvio), no lo ven o no lo quieren ver.
 
Sé que mi función no es convencerlos y que tampoco puedes ir de mosca cojonera cada mes para forzarles a limpiar... porque lo tendría que hacer con los demás y no soy la madre de nadie, pero, que no, cojones, que no me vais a convencer con eso de que en un restaurante con un par de limpiezas profundas al año basta y a diario se quita lo "gordo"... y yo me quedo tiesa, con cara de lela y opto por cantar mentalmente cualquier tontería tipo "Bajaus, ya hemos llegado a Cambrils... Cambrils, Cambrils, veraneo en Cambrils, near to Salou" o "Jacinto Benavente, Jacinto Benavente", "me encuentro al quebrantahuesos y le doy dos besos y le pregunto por si hay carroña, cojo una ovejita por el pescuezo, está podrida será mi almuerzo"...
para evitar una explosión de............................... (añadid cualquier cosa pero yo me veo a mí misma como si fuera de Bloodbath en pleno concierto... la niña del exorcista no me llega a la suela del zapato)
 
Así que me he pasado media semana con cara de haba cantando mentalmente mierdolerías cachondas cuando en realidad lo que me apetecía era ponerme unas muñequeras con pinchos, pintarme las uñas y los ojos negros, clavarme unas botarracas y pegar cuatro aullidos para relajarme... como si con eso fuera a conseguir que limpiasen... qué atontada... ale, me voy que estará Berto en la radio hablando de caca-culo-pedo-pis y eso también me relaja mientras cocino.
 

jueves, 22 de marzo de 2018

La leyenda del lugar sin inspector de sanidad

Es lo que tiene, mucho sueño pero sin conseguir dormir... necesito ir a Fraggle Rock...



Uno

Despertó aterido de frío sin saber dónde se encontraba. Tenía algo frío cubriéndole  la cara y al frotársela le escoció.   Notó que todo él estaba cubierto de lo que le parecía escarcha. Percibía una  luz muy tenue a lo lejos pero al intentar caminar hacia ella se tropezó. Fue palpando lo que parecía una torre de plástico hasta encontrar un hueco por donde pasar.
                - ¿Hola? ¿Hola?- gritó al vacío. Nadie contestó. No tenía idea de dónde estaba o cómo había llegado allí. Lo último que recordaba era estar viendo un partido de futbol en un bar. Pero, ¿cuándo había sido eso? Se sentía mareado y le costaba coordinar los pensamientos.
                Oía un zumbido bastante fuerte sobre su cabeza, pero no podía ver más allá de un palmo de sus ojos. Se pegó un golpe en la frente. Tocó una especie de barra fría y fue siguiéndola con la mano hasta llegar a su unión con una columna.  Se tropezó nuevamente  con algo que hizo un ruido seco al desmoronarse. Con las manos frente a su cara para no darse otro porrazo, trató de abrirse camino hacia la luz. El zumbido se hizo de repente más fuerte y notó un viento helador sobre su cuerpo. Se dio cuenta que no llevaba abrigo y que hacía mucho frío.
                Poco a poco, paso a paso fue buscando la débil claridad. Al doblar una esquina fue capaz de distinguir unas cajas. Se acercó a ellas tratando de ver si estaban rotuladas. Consiguió leer: “Guisantes finos”.
                - ¿Dónde cojones estoy? ¿Hola? – gritó de nuevo. Pero solamente escuchó el zumbido por encima de su cabeza.
                En el siguiente montón de cajas consiguió leer “Judías planas” y en el siguiente, “Judías redondas”.
                - ¿Qué es esto? ¿Un puto supermercado?
                Le castañeaban los dientes y su cuerpo temblaba cada vez más hasta el punto de que dolía. La luz estaba casi frente a él como si fuera un faro en un acantilado. Fue resbalando hacia ella. Cayó al suelo y sus manos se llenaron de hielo.  Comprendió que estaba en una cámara de congelación. Pero, ¿dónde? Y, ¿por qué? Le costaba pensar.
                Consiguió llegar a la zona más iluminada y encontró una puerta. Apretó el interruptor de plástico de apertura y aunque se oyó un chasquido, la puerta no se abrió. Buscó alrededor por si hubiera otro interruptor o un timbre de aviso, pero lo único que encontró fue el soporte vacío para un hacha.
                Empezó a golpear la puerta con todas sus fuerzas a la vez que se desgañitaba pidiendo auxilio. Aunque hacía mucho frío, bajo el jersey notaba el sudor causado por los nervios y el continuo golpeo. Le dolían los puños y la garganta enronquecía por momentos pero siguió gritando y dándole a la puerta, ahora ya con las manos extendidas porque los nudillos se le habían abierto y la sangre se quedaba helada como una costra. Le temblaba todo el cuerpo y parecía que se le iban a saltar los dientes con tanto tembleque.
                Paró un momento para recuperar el aliento y cogió la caja más cercana que pudo levantar con facilidad. Continuó dando golpes a la puerta con la caja, que al final se rompió, cayendo por el suelo bolsas de camarones pelados. Cogió una bolsa con cada mano y siguió golpeando la puerta. Los golpes cada vez eran más y más débiles y sus gritos habían pasado a un murmullo ronco.
                Se dejó caer en el suelo, apoyado en la puerta. Siguió con los golpes pero cada vez más lentos y más torpes. Luego, cesaron. Al igual que la tiritona.
                - Eh, hola, ¿cómo tú por aquí? – le sonrío a la oscuridad al cabo de un rato de quietud. Se quedó como escuchando.- Sí, me encantaría darme un baño en la piscina.
                Torpemente se descalzó y se sacó los calcetines. Consiguió liberar un brazo del jersey, pero fue incapaz de sacar la cabeza por el cuello.
                Ya no golpeaba la puerta ni pedía auxilio. Su cuerpo ya no temblaba ni sus dientes castañeteaban. Su respiración era más tranquila y suave. Hasta parecía sonreír.
                Lo encontraron a la mañana siguiente. Un hombre escarchado rodeado de camarones pelados.
                - ¿Lo reconoce?- preguntó el guardia civil al carretillero que lo había encontrado por la mañana.
                - Me parece que es el veterinario. El de sanidad, ya sabe, el que hace inspecciones.

Dos
                Tenía los ojos tapados y las manos a la espalda. Le picaba el cuerpo y el olor amoniacal le recordaba a un corral. Consiguió levantarse e ir tanteando con las manos las paredes hasta tropezarse con algo que sonó metálico. Siguió palpando hasta encontrar una puerta baja de barrotes metálicos. Buscó el pestillo. Resultaba complicado, pero al final, consiguió encontrarlo.
                Cuando ya había conseguido descorrer el pestillo, una mano le agarró fuerte de la nuca. Chilló hasta quedar sin aliento.
                La sacaron de allí con fuerza. Le agarraron los brazos y le obligaron a avanzar.
                - Soltadme. ¿Qué queréis? Dejadme. Socorro.- Gritaba con desesperación.
                No le decían nada y sus manos se clavaban con fuerza en sus brazos. Alguien abrió una puerta. Ella volvió a gritar. En vano.
                Entraron a otro sitio. El olor era distinto. Lejía, identificó. Le sobrevino una arcada. Reconocía el sitio.
                La arrodillaron en el suelo.  No podía estar pasándole esto. No podía ser.  Tenía que ser una horrible pesadilla.
                - Soltadme- imploraba llorando, con los mocos escurriendo por la nariz hacia su boca.- Soltadme. Por favor.
                Un pie hizo presión en su espalda para que bajara la cabeza. Notó que algo se ceñía en su cabeza.
                - No, no, no – gritó hasta que su voz quedó enmudecida con el ruido de una sirena.
                Quedó distendida. Como un trapo. Con el cuello colgando. Le pasaron una cadena por un tobillo y la izaron boca abajo con una grúa. Los ojos los tenía abiertos y en blanco y alrededor de su cabeza olía un poco a chamuscado.
                La agarraron del pelo para levantarle la barbilla. Con un diestro movimiento, le atravesaron el cuello con un cuchillo puntiagudo. La sangre empezó a manar del corte de sus carótidas y yugulares. La sangre, roja y caliente caía desde las heridas cual cascada en la pila de sangrado del matadero. De repente sus ojos volvieron a la vida. Trató de coger aire pero solamente consiguió inspirar sangre, que le llenó la boca. Sus piernas y brazos empezaron a convulsionar mientras trataba de levantar la cabeza buscando aire.
                Su último pensamiento lúcido fue que el aturdimiento no servía.
                El  guardia se acercó al matarife pensando que estaba más blanco que su mono recién puesto. Estaba sentado en el peldaño de la puerta trasera del matadero boqueando como un pez fuera del agua.
                - ¿Sabes quién es?- le preguntó con voz suave ante el temor de que se le derrumbara.
                - Claro.- Le miró con lagrimones cayéndole por sus curtidas mejillas.- Es la veterinaria que viene al matadero.

Tres
                El hombre entró silbando desafinadamente como siempre. Fue al cuadro de luces y accionó los interruptores. Las luces tardaban un rato en encenderse pero, tras tantos años trabajando en la bodega, se la conocía como la palma de su mano. Tenía que hacer unas comprobaciones antes de empezar con los trasiegos.
                Durante media mañana estuvo con el bodeguero y un peón trabajando pero después, mientras los otros se iban a almorzar, como todos los días, subió por la empinada escalera metálica que llevaba a la zona de tinajas. Allí, en un rincón guardaba su pequeño vicio escondido en una cajita metálica tras un canalón.
                El suelo de la zona de tinajas estaba nuevo. Tras años de pelea con sanidad habían tenido que sanear la zona y habían terminado con una capa de epoxi de color rojo. Las bocas de las tinajas se veían abiertas y oscuras con la poca luz que entraba por los cristales plomados de una gran cristalera que caracterizaba a la bodega. Ahora mismo no tenían ninguna ocupada pero en un par de meses estarían casi todas llenas. Fue hacia su rincón pero a medio camino, junto a una de las tinajas se encontró un par de botas. Eran de hombre y parecían buenas. Las cogió. La suela de goma apenas estaba desgastada y era cuero bueno, lustroso y flexible. Se fijó que ponía un 9.5 y lo primero que le vino a la cabeza fue la duda de a qué número de pie se correspondería esa referencia. Pero, ¿qué hacían allí esas botas?
                Cogió el móvil y buscó en el menú la aplicación de linterna. El flash se encendió. Hizo un barrido alrededor suyo por si encontraba algo. Nada. Entonces, acercó la luz a la tinaja. Se agachó para que la luz penetrase más y poder ver el interior. ¿Había algo al fondo? No podía ver bien, pero se le erizó el vello y se acojonó.
                Bajó la escalera a toda prisa y siguió sin parar hasta llegar al patio ajardinado. El sol le calmó un poco. Esperó paseando a que llegasen los otros dos del almuerzo y les contó lo de los zapatos. Los otros fueron a mirar.
                A los cinco minutos salieron al patio con el enólogo. Estaban pálidos.
                - ¿Qué pasa?- les preguntó nervioso.
                - Llama a la Guardia Civil. Hay un muerto dentro- le contestó el bodeguero antes de darse la vuelta y vomitar en el suelo.
                - ¿Quién es? ¿Lo sabéis?- agarró por los brazos al peón.
                - Sí… el tipo ese de las gafas que viene a la bodega. El de Sanidad.
                El enólogo no pudo ni darse la vuelta. Vomitó a los pies del otro.
                Unas horas más tarde, cuando ya habían sacado una camilla con el cuerpo de la bodega, uno de los guardias se acercó al enólogo con una bolsa de plástico en la mano.
                - ¿Sabes de quién puede ser esto?- le preguntó enseñándole la bolsa transparente. Dentro se encontraba su preciada caja metálica. Su secreto.
                Se encogió de hombros con cara de derrotado.
                - Mío.- Contestó.
                El guardia lo miró como se fuera el ser más despreciable del planeta.

Cuatro
                El alguacil estaba que trinaba. Ahora tendría que acercarse hasta el abastecimiento de agua porque la auxiliar del ayuntamiento le decía que no había cloro en el agua del pueblo. Puñetero cloro. Si esa agua se llevaba bebiendo desde hacía mil años y nunca había dado problemas. Pero no, ahora, había que desinfectarla. Y la niñata pesada esa del ayuntamiento no tenía otra cosa mejor que hacer a primera hora de cada mañana que mirar el puñetero cloro dichoso.
                - Que, ¿qué va a ser? ¿Qué va a ser?- la imitaba en voz alta mientras llegaba con el viejo todo terreno al depósito a las afueras del pueblo.- Pues tonta, qué va a ser… que se habrá gastado la puta garrafa.
                Abrió la puerta con su juego de llaves y entró en la caseta. El clorador hacía su ruido habitual, contando los pasos para lanzar la dosis de desinfectante. Soltó un puntapié a la garrafa. Tenía cloro.
                Y, ahora qué, pensó. Seguro que si volvía al ayuntamiento y decía que estaba todo bien, la petarda esa iría con el cuento al secretario. Menudos dos odiosos. Le iban a joder el día.
                - Puta mierda- gritó con fuerza. Se agarró a los asideros del depósito para subir hasta arriba. Se asomó. El depósito estaba a más de la mitad, pero no se fijó en eso. Casi se cae hacia atrás al tratar de bajar lo más rápido posible.
                Salió de la caseta como alma que lleva el diablo buscando cobertura para su móvil.
                - Ayuntamiento, buenos días- le contestó la auxiliar.
                - Soy yo, soy yo… Avisa que no se beba agua. Que no se beba.
                - ¿Qué? Pero, ¿qué pasa?
                - Llama a la Guardia Civil. Está en el agua… en el agua…- notó una opresión en el pecho que le impedía respirar.
                Media hora más tarde cuando llegó el secretario del ayuntamiento junto con la benemérita se encontraron al alguacil  sentado en el suelo jadeando.
                - ¿Saben quién es?- le preguntó más tarde la secretaria judicial cuando sacaban el cuerpo del agua.
                - Sí, la chiquita esta que venía a la piscina… de Sanidad. Ahora no recuerdo su nombre.- Contestó en un murmullo.
                - Denle un poco de agua a este hombre y llévenlo al centro de salud. Tiene una crisis de ansiedad.
                - No. Agua no.

Cinco
                - Entonces, ¿ya te queda claro?- le dijo la voz. Grave, amenazante, contundente.
                - Sí- lloraba la otra atada a la silla.- Sí.
                La luz era tan intensa que hasta con los ojos cerrados le molestaba. Incluso creía notar su calor en la cara. Lagrimones le caían por sus mejillas y no paraba de hipar y sorberse los mocos.
                - ¿En serio?- El golpe fue tan rápido que la silla se puso sobre dos patas para caer de nuevo.
                - Sí, sí, sí…
                - Muy bien. Pues dilo.- Y marcándole un número en el teléfono se lo acercó.
                - Ha llamado a la Dirección Provincial de Sanidad. Si conoce la extensión, márquela. En caso contrario, le atenderos en breves momentos.- Y comenzó a sonar una versión acústica del “Yellow Submarine”.- Buenos días.
                - Hola. ¿Me puedes pasar con personal?
                - Personal. Dígame.
                - Hola. Soy María. Me llamasteis ayer para hacer una interinidad en…
                - Ah, sí María. ¿Qué ocurre?
                - Renuncio a la plaza. Lo siento, pero tengo que renunciar.- El hombre apagó la comunicación.
                - ¿Qué pasa Pilar?- Le preguntó su compañero de la sección de personal.
                - Lo de siempre. Otra renuncia.
                - ¿Te ha dado alguna explicación?
                - No. Lloraba como los últimos cuatro o cinco y ha colgado rápidamente.
                - Pues no queda nadie en la lista.
                - Ya. La Consejería dijo que trataría el tema para que se hiciera cargo Tragsa.
                - Pues vale.- Se encogió de hombros-  ¿Salimos a desayunar?
               
Epílogo
                - Quiero hacer un brindis- dijo el hombre levantándose con la copa en la mano. Todos se levantaron con un pequeño estruendo de sillas al arrastrar las patas por el suelo de piedra. Las copas en lo alto brillaban doradas y preciosas a la luz de las majestuosas lámparas del fantástico comedor del antiguo palacio.
                - Por nosotros. Por nuestra vida y nuestro negocio. Por lo nuestro. Por nosotros.
                - Por nosotros- exclamaron al unísono las casi veinte personas que estaban alrededor de la mesa.
                - Muchachos, rellenad las copas- le espetó el maître a los camareros, que presurosos atendieron la tarea, para luego volverse a apartar a un rincón del comedor.
                - Todavía no entiendo lo que celebran- comentó el camarero novato a su compañero.
                - Que nos mantienen libres de los inspectores de sanidad- le contestó el otro.

                - Y por eso, hijo mío, en Tortilluela de los Alcornoques, nunca, jamás, habrá  un inspector de sanidad.- Lo arropó con cariño y le dio un beso en la frente.- Y ahora, a dormir. Buenas noches.
                - Buenas noches papi.

domingo, 11 de marzo de 2018

Una persona... simplemente

El otro día, entre otras cosas, me preguntaba un periodista si me había encontrado problemas en el trabajo por ser mujer, si me había sentido amenazada, minusvalorada, acojonada... por ser mujer en mi trabajo.

En estas cuestiones, mis respuestas parecen extrañamente simples: No, no he tenido problemas por ser mujer. Ser mujer no es el problema. El problema es la falta de cultura y la torpeza mental de algunas personas. (Personas, indistintamente del sexo que las defina física y/o mentalmente). 

Soy una mujer afortunada para algunas personas, una petarda para otras muchas, una cabrona para unos cuantos y una pedorra para mis hermanas... y para mí, soy una persona, una persona normal y corriente. Nunca he tenido problemas para hacer o estudiar lo que he querido... hice ballet como después me he aficionado al rugby, odio el barroco y le estoy cogiendo un gusto tardío a Satyricon (nunca es tarde para la música... pero anda que no tengo cosas por escuchar). Igual que La Rubia, no sufro brecha salarial, no peligra mi puesto de trabajo por quedarme embarazada ni tendré problemas para pedir permisos no remunerados para cuidar a mi prole o a mis padres cuando lo necesite... Y lo más importante, NO ME AYUDAN EN CASA.

Y sí, en mayúsculas... NO ME AYUDAN... Ni yo ayudo... Me revienta cuando dicen: Es que te ayudan en casa... ¿Cómo que me ayudan? ¿A mí?

¿No vivimos en la misma casa? ¿No tenemos horarios similares de trabajo? ¿No tenemos, por ahora, dos manos y dos piernas? ¿Hay que tener una formación femenina específica para poner una lavadora y tender la ropa y una formación masculina específica para usar el taladro? ¿Es mi obligación saber hacer una paella y su obligación cambiar un enchufe? ¿Dónde está escrito? Y si tengo un día vago o estoy cansada o me encuentro mal, ¿tengo que fregar el suelo yo? ¿Por qué? 

Al cabo del año creo que plancho una docena de camisetas, alguna camisa y algún pantalón... y ya no recuerdo cuándo limpié un lavabo. Esta semana tendí una de las dos coladas que cargué en la lavadora, saqué un par de veces el plástico al reciclaje y hace dos miré la presión a los neumáticos y el nivel de aceite de mi coche. La última vez que hice la cama fue cuando La Rubia se fue a Murcia de examen y esta semana quiero limpiar el polvo de los libros (llevo mentalizándome semanas pero es uno de los trabajos más inútiles del mundo) y cuando cese el diluvio limpiaré cristales, sin prisa, porque me la pela que tengan marcas de gotas...  En un rato me pondré con la comida porque quiero ver el baloncesto y mientras estoy escribiendo escuchando metal a saco, La Rubia está planchando viendo capítulos viejunos de Star Trek... y a ver si me acuerdo de regar al troll ese del rincón que está de nuevo loco sacando hojas (odio la puñetera planta, y qué aguante tiene la jodía)

En serio, ¿me ayudan? 
Pues eso... sin más... que mientras sigamos pensando en hombres, mujeres y redundantes, vamos mal... ¿tan complicado es pensar en y como personas y actuar como tales? Debe ser... Si al final La Rubia tendrá razón en eso de que vivimos en otra dimensión (que se cierra al abrir la puerta de casa y salir) 

jueves, 1 de marzo de 2018

Me confieso...

Será que estoy malucha, con fiebre y tiritona, que me duele la cabeza, el cuello, la garganta y que hoy estoy simplemente cabreada, asqueada y un poco hasta más allá de la coronilla...
 
Confieso que me cabrea mucho la frasecita que me gritan varias veces al día desde otros despachos: ¿estás ocupada? No, me estoy comiendo los mocos, me apetece contestar (como opción más fina)... pues ven a ver si estoy ocupada o llámame al teléfono, pero no me grites, que esto parece una casa de locos gritones (alucina mamá... pero nuestra adolescencia fue más silenciosa que cualquier mañana en el despacho). Y tanto responda sí como no, me insisten para que deje lo que estoy haciendo y me levante  para una mierda de cosa que no tiene nada que ver con el trabajo y ni es una urgencia (un puto video del WhatsApp por ejemplo, o la prueba de un maquillaje o un cotilleo de alguien que ni conozco)... confieso ser la tonta que cae todos los días y se levanta y sale del despacho para volver resoplando... y si cierras la puerta porque estás tratando de hacer un informe mientras se está de tertulia, te la abren para preguntar ¿te pasa algo? ¿por qué te cierras?... venga, va... será que con la edad necesito más concentración y que no soporto los gritos y alaridos fuera de los grupos metaleros y de las pelis de terror.
 
Confieso que soy una jefecilla de mierda... me cabrea tener que pedir las cosas varias veces para que se hagan; si las he dicho una vez, ¿no vale? Algunos me dicen que delego poco, que quiero las cosas con rapidez, que soy demasiado directa en mis opiniones... Somos adultos y no niños de la LOMCE... me cabrea tener que repetir y repetir a alguien que haga una cosa... ¿Te lo he dicho una vez? Pues no insisto, puñetas... y si es que se te olvida, apúntala, anótala, tatúatela, ponte un nudo... pero venga, a estas alturas de la vida... ¿Y cuando alguno te dice que es que ni siquiera ha abierto el mail o no ha abierto la carta porque pensaba que no era cosa suya? Hombre, puedo confundirme en enviar un mail o un carta pero raro es si te lo mando expresamente... ¿no tienes ni un segundo para abrirlo?  Y luego, que soy muy estricta y una intransigente... ¿Por qué no quiero que se me acumule la faena? Pues bien, vale... confieso ser una intransigente jefecilla de mierda...  ¿Te ofende? ¿El qué? Si es trabajo, nada personal... es que no me veo en el plan de "ruego por favor, que me perdones pero te insisto en que abras el correo electrónico para que leas el mensaje que te envié el mes pasado, hace quince días, la semana pasada y ayer... y que necesitaba que me contestases hace tres semanas... perdona por la insistencia (páncreas mío)"...

Confieso que me toca mucho las narices que cuando alguien viene a preguntar o consultar algo, según quién lo reciba, directamente me lo pasen a mi despacho o lo larguen para que vuelva cuando esté yo... ¿qué pasa? ¿no puedes atenderle? Es igual que lo de no coger el teléfono, no acercase al fax  (esa máquina todavía existente), no coger las cartas del cajetín de correos, ni poner el rollo de papel cuando se gasta, ni cargar de papel la impresora, ni avisar de que se ha atascado ni hacer amagos de solucionarlo, ni saber nunca qué se tiene que llevar el conductor por más que en la nevera allá un cartelón con la recogida de muestras pendiente, ni querer saber nada que se salga de su mycombo.

Confieso que alguna vez, o muchas, dependiendo del mal humor de mierda que tenga, me dan ganas de ser una tremenda hija de puta y cronometrar el tiempo de cigarrito diario de algunos... no sé, traer mi libro y salir a la par... estoy convencida de que me daría tiempo a leer media novela o más al día... porque si me compro un paquete de pipas, lo acabo y siguen de cigarrito... y ya la leche es cuando alegremente comentan  que se van a dar un paseo para estirar las piernas... coño, vete de inspección y estira las piernas cocina arriba, almacén abajo... y luego te dicen que tienen mucho trabajo y que no les da tiempo a sacar la faena del mes... y en mi cabeza estallan los chillidos que no salen por mi boca calculando que de cada hora, veinticinco minutos son para el cigarrito... ¿te quedan pulmones? En serio, ¿no eres consciente del problemón que tienes?

Confieso que me jode que me llamen a mi móvil personal para asuntos de trabajo, ¿para qué llevo siempre encima el móvil del trabajo? (Sería casi siempre, porque cuando voy al baño, a veces no lo llevo encima... y sí, justo en esas ocasiones lo oyes a lo lejos mientras estás a mitad del pis).  Habitualmente durante la jornada, mi teléfono privado se queda en el maletero del coche, o en el despacho o si suena en mitad de una inspección, no lo voy a coger nunca... ni miro los mensajes del WhatsApp cada vez que llega uno... si a veces al salir hacia casa me encuentro más de 300 mensajes de los dichosos grupos, ¿cómo voy a reparar que en uno de ellos hay una foto para que revisara el etiquetado y te contestase al momento? De igual modo, ¿para qué tienes un móvil del trabajo si siempre está apagado? No te voy a llamar a tu teléfono personal para cuestiones de trabajo... ¿no te parece?

Pues eso, que hoy estoy de confesiones de mala bicha porculera... Y sí, estas cosas las he comentado en el trabajo... y algunos han puesto caras raras, pero sigo siendo la tonta que se levanta cuando le gritan el ¿estás ocupada? y la estúpida que ha desatascado la impresora todos los días de esta semana... me voy con mi manta y mi ibuprofeno a ver si mañana mejora mi humor mierdero.