Ayer estaba La Rubia trasteando entre vídeos de recetas (vecino de blog, quién lo iba a imaginar en nuestros años mozos cuando no conseguíamos llevarlo ni a comer un bocata!!!) y me iba leyendo algún comentario... me llamó la atención que en uno decían algo así como "Y, ¿dónde están los guantes? Sanidad obliga a su uso"...
Pues ya me dirán dónde está escrito eso como una obligación... más bien al contrario... incluso la AECOSAN publicó unas recomendaciones sobre el uso de guantes, prefiriéndose el lavado frecuente y correcto de manos sobre el uso de los guantes... y sobretodo, nada de látex.
Pero, día a día, al menos por aquí, veo que se pone más de moda el uso de guantes... supongo que más por marketing, por la "buena imagen" y sensación de limpieza que puede dar al consumidor o a lo guay que conjunta con la ropa de trabajo... A mí, como tantas otras cosas, me repelen y hastían.
Vas al súper de inspección y te encuentras que el guantecillo antes azulete de nitrilo está amarronado y hecho un gurruño sobre el mostrador... lo tirarán, piensas- no, mejor dicho, esperas, oh ilusa, te ríes de ti misma- pues no, si te apuras lo soplan para sacarle los dedos remetidos y mano pá dentro... ya el despiporre es cuando los ves rotos, a colgajos, que ya dan penica...
En alguna ocasión, cuando les dices que sustituyan el dichoso guante revenido te miran con sorpresa, como diciendo, ¿pretendes que me lo cambie a media mañana? Que ya lo lavaré cuando pare en mi descanso...
Recuerdo estar en una inspección en la que hubo un incidente con huevos crudos... el hombre recogía los restos de huevos rotos con las manos enguantadas... eran un pringue viscoso y baboso que no goteaba pero iba cayendo poco a poco con el peso de la gravedad, extendiéndose... oiga, pues nada, que como no tenía la sensación de asquerosidad ni pegajosidad en la mano, el tipo no se le ocurrió nada mejor que coger el rollo de papel para "secarse" los guantes... me recordó a mí en 1º de EGB con la profe Lourdes, en la que la manualidad con palillos y cola blanca terminó con mis manos peladas, chafarrinones de pegamento en el jersey y algún mechón de pelos que ya envidiaría alguien con rastas.
Pues eso, que no me mola ver el uso continuado y sistemático del MISMO y ÚNICO guante... sin lavar, sin cambiar... claro, que tampoco me mola comprar jamón York al corte y que me claven la palma de la mano, con o sin guante en cada filete... o comprar galletas a granel y que me las sirvan con las manos toquiteándolas una a una o con unas pinzas que a lo mejor se lavan una vez al trimestre o, ya si eso, cuando la limpieza general anual.
Entiendo que se utilicen en muchas ocasiones, si tienes una herida que aunque lleves protegida da un poco de asquete ver la tirita o el vendaje al cliente, si manipulas algo guarrindongo o pegajoso, si eres de manos peludas, si te has hecho una supermanicura... hay decenas y decenas de casos y ejemplos, pero, lávalos tanto como te lavarías las manos y cámbialos frecuentemente... el agua y el jabón son buenos, son tus amigos, son lo primero, tu básico no solo en industria alimentaria...
... pero es que yo soy una rarita tocapelotas que se lava tropemil veces al día... qué le vamos a hacer...
No hay comentarios:
Publicar un comentario