miércoles, 29 de noviembre de 2017

¡Hasta luego riñón!

Siempre he odiado que me llamen cielo, cariño, corazón... sobretodo lo de corazón... Sé que hay gente que no lo puede remediar y que lo dicen con todo el cariño del mundo, véase mi tía Titili y bueno, la perdonamos porque es de la familia... pero cuando va con ese retintín de peloteo o en plan meloso-asqueroso (esto va junto) me crispa.
 
De adolescente, de compras con mi madre buscando algo que ponerme para la boda de algún primo que no recuerdo, entramos en un sitio pichi y lo primero que dijeron fue algo así como "Hola corazón"... es cierto que llevaba toda la mañana sulfurada porque odio ir de compras... me di la vuelta y salí de la tienda con mi madre detrás negando con la cabeza (siempre he querido imaginar que pensando, "jo la has cagado" hacia la dependienta y no penando en escacharme la cabeza).
 
Mi padre, con su humor extraño, que en parte he heredado, hace y dice cosas que te dan mucha vergüenza y esperas que no piensen que vas con él o te descojonas de risa al ver el descoloque del contrario... cosas como en un semáforo antes de una rotonda hacia las salidas de Zaragoza  por el que nunca cruza persona porque no hay nada ni vas a pasear por allí porque es feo y sopla el cierzo que da gusto, y que al poco de colocarlo, para estrenarlo, puso el freno de mano, salió del coche y cruzó un par de veces ante la cara de sorpresa de algunos conductores... ya sé que al menos alguien cruzó esas aceras por las que jamás he visto a nadie caminando.
Otra vez, en un supermercado, al preguntar por donde estaba algo, la dependienta le contestó con algo seguido de un corazón, a lo que mi padre contestó con un "gracias páncreas"... y la otra se quedó de cartón piedra...
 
Todo esto para contar que hoy, en una de mis inspecciones, el gerente del hotel me ha saludado con un ¡Buenos días corazón! y no sabía si contestarle ¡Buenos días churri! o ¡Buenos días pulmón! Pero he sido buena y simplemente he contestado con el buenos días... eso si, cuando al irme me ha dicho ¡Adiós corazón! a grito pelado, le he dicho adiós y tras una breve pausa, por lo bajini, le he soltado un ¡Adiós riñón!,  que no sé si alguien que estaba cerca ha oído.
 
¿Quedaría mal contestar con un hasta luego páncreas? Yo creo que mola... Lo pondré en práctica a ver qué pasa... 
 
Venga, que llueva que llueva...
 
 
  

2 comentarios: