Si alguna cosa he traspasado a La Rubia, ha sido el gusto por el baloncesto. Yo, loca de los partidos, que grita y salta en el sofá de casa y que se corta más en el campo, que abuchea en los tiros libres como si me fueran a oír y que revoluciona la casa… él, como en todo, mucho más tranquilo y reposado, se descojona de mí.
Anoche nos fuimos a la cama casi en silencio… nos quedamos helados con la muerte de José Luis Abós… para los Caistas es un palo… todos teníamos la esperanza de verlo de nuevo en el banquillo discutiéndole una falta a Hierrezuelo jugándose la técnica. Todo tieso que se ponía, elegante y flaco cual figura de un cuadro de El Greco, cabezón como buen baturro ante una falta injusta.
Hay que agradecerle todo lo que hizo por el CAI, desde la época LEB en la que aguantó que le cuestionaran por todas sus decisiones hasta llegar a jugar en Europa, con un equipo con poco presupuesto pero con mucha ilusión y ganas.
Estoy convencida de que habría llevado al CAI aún más arriba… siempre adelante echándole ganas. Tenía todavía mucho guardado en el tintero junto a Willy Villar, el mago de los fichajes… un proyecto a largo plazo en el que todos tenemos muchas ilusiones.
Le quedaron dirigir muchos entrenamientos, planificar cantidad de partidos, pasearse por Europa como el CAI de antaño y por qué no, seguir protestando el arbitraje… las técnicas funcionaban genial como revulsivo, con esos aspavientos de brazos mientras el pabellón se vuelve loco a animar.
Supongo que ahora discutirá las tácticas junto al Sheriff… menudos dos para sentarse a ver un partido…
La marea roja te echará de menos. Siempre en nuestro recuerdo y aunque no lo hagan oficial, iremos a ver al CAI al pabellón José Luis Abós. Gracias Pepelu por ilusionar de nuevo a aquellos que olvidaron que Zaragoza es baloncesto. Ánimo CAI!
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