domingo, 23 de diciembre de 2012

No me reconozco

En estos días en los que las tiendas se encuentran casi en liquidación total, se cierran cientos de comercios a diario, los comedores de caridad se quedan sin una miga que repartir, y en los que, por más que te quieran anunciar en la tele, la radio o internet, no vas a comprar porque no hay un puñetero duro…

En estos días que esos que dicen que trabajan por nuestro bien, para sacarnos de la crisis esta que hemos causado funcionarios y obreros por nuestro afán de respirar por encima de nuestras posibilidades, lanzan sus mensajes navideños, llenos de un cinismo cruel con el  “próspero” año nuevo (alucino con la desfachatez) y que te embarcan a esforzarte más (¿más? ¿con qué? ¿cómo? y ¿por qué? ¿Y tú no?)

En estos días que sabes que todavía eres de las afortunadas que van a poder pasar las últimas navidades en casa para celebrarlas en familia…

En estos días que sabes que de nuevo una oleada de conocidos, amigos y familia emigran a buscarse la vida. Y que otros de la noche a la mañana ya no tienen que poner el despertador temprano para ir a trabajar y los muchos que ya no pueden pedir más a familia y amigos porque ni ellos pueden prestar un duro más.

En estos días que los villancicos ya no son lo mismo sin el buey y la mula y las letras se han cambiado para hablar del paro, recortes, la educación, la sanidad, las tasas, la justicia, los eres y a la porra con la mirra, el incienso y el oro.

En estos días… en estos días… me sale la vena macarra y revolucionaria. Me niego a dar mi brazo a torcer. Me niego a callarme. Me niego a resignarme. Me niego a humillarme. Me niego a llorar y a lamentarme. Me niego a creer que privatizar será lo mejor. Me niego a perder el derecho a una vida digna, con una sanidad pública y universal. Me niego a perder el derecho a estudiar y llegar a la universidad sin tener un puto duro. Me niego a que ofreciendo trabajo que nunca se hará realidad se carguen bosques, ríos o envenenen la tierra. ¿Qué herencia vamos a dejar a nuestros hijos, a nuestros nietos? ¿Qué legado? ¿Qué recuerdos? ¿Qué cultura? ¿Qué sociedad? Mad Max ha dejado de ser una peli de ciencia ficción.

No me reconozco. Nunca he sido así. Siempre he sido el prototipo de chica modosa, tímida y callada, estudiosa y aplicada. Buf, de aquí a la decapitación por incitar al desorden público… Pero me niego a ser como ellos… Nosotros que no somos como los otros… Nunca.

Lástima que las versiones “buenas” de los años 90 se oigan y vean fatal…

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