miércoles, 5 de octubre de 2011

¿Otoño?

Seguro que por hablar se va a jorobar pero no parece que sea otoño… hace mejores tardes que lo usual en Mordor durante agosto y varias terrazas siguen con sus sombrillas a la espera de clientes. Obviamente los seteros (me refiero a los aficionados a la micología) andan cabreados porque ni una seta van a coger este otoño como siga así.

No problem… en cuanto me vaya a Zaragoza, por “la Pilarica”, se jodió el invento y vendrán vientos racheados, lluvia a cántaros y un frío de narices.

Con el inicio de curso vuelvo a mis actividades extraescolares a las que he añadido el Padel. Aunque suena de pijos es que no tengo mucha más elección;  Padel, Judo o Muay Thai o como se diga, y la verdad es que no me veo dando tortas como panes y mucho menos recibiéndolas…

Así que padel y yoga, una a continuación de otra… me va a tocar ir en coche para llegar a tiempo a yoga… con lo poco que me gusta coger el coche para moverme por Mordor, donde la gente acostumbra a cogerlo hasta para doblar la esquina y aparcar a 200 metros de su casa. Es necesidad, me digo, no quiere decir que me esté adaptando al modo de vida mordiano (¿o será mordiense?)

En cuanto al trabajo, tengo que leer un montón de documentación que me han enviado… esto es como empezar el cole… y hoy ha sido un día tirando a bueno, en el que hasta me ha besado una carnicera cuando he ido de inspección… aunque en otro sitio casi les ha dado un patatús cuando me han visto llegar.

En la carnicería, lo que le he recalcado como importante a corregir era la temperatura de la vitrina en la que había carne picada, que por el aspecto era reciente y que por la cantidad era para vender en el día… tenía un par de cosillas más pero más por despiste que por otra cosa. De paso, como he visto la cortadora y la sierra ultralimpias también se lo he indicado y hasta que el cubo de desperdicios estaba inmaculado externamente (no lo he puesto así escrito, un poco más controlado para no parecer que ya desvarío). Ya que le digo lo que veo mal, no está de más decirle lo que ves bien, que esfuerzo también le cuesta…. eso sí, de clientela más bien poquita y cada vez que voy le veo que tiene la carnicería con menos variedad, menos cosas en los estantes… y más cartelitos de oferta. Me decía que en un pueblo que no llega a 400 habitantes tres carnicerías parecen demasiadas y en estos momentos la historia es mantenerse y aguantar porque si ya nos quitamos de comer… y la verdad, tras seis años que hace que cogió el traspaso de la carnicería es ahora cuando ya nos entendemos y hablamos con franqueza en las inspecciones, aunque para llegar a esto tuvimos nuestras disputas con inmovilizaciones incluidas y lamentaría que tras tanto esfuerzo echara la persiana.

Para acabar, un libro… curioso… “Los recolectores de suicidas”… está de moda lo apocalíptico y la historia es un poco de eso… la gente se suicida y unos tipos raros recogen los cuerpos y se los llevan ¿a dónde? ¿por qué? ¿para qué? El final es como un final de esos que parecen un pegote porque no se les ocurría como acabar, pero la verdad es que el resto del libro era entretenido, sin más trascendencia…

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