Tengo la tele puesta con la gente pasando caloruzo por y para ver a la selección del Mundial. Alucino con el entusiasmo desatado por el fútbol, pero da hasta emoción ver a la gente llorando y chillando como energúmenos o la llorera de Casillas. Y sí, ayer me cagué en alguno de naranja y sobretodo en uno de azul y pegué mis chillidos y me paseé del salón a la cocina y vuelta al salón, "amenazando" con no ver los penaltis en caso de llegasen a esa tanda funesta... ¡¡¡¡Qué vaya acostumbrándose La Rubia para el Mundobasket de Turquía porque lo mío es el basket!!!!
Esta mañana la conversación de primera hora era el Mundial. Hasta la despistada que no se acordaba de que había partido (alucino que no se enterase con la bulla que había en la calle) acabó viendo el partido, tarde pero lo vió, porque los vecinos gritaban y puso la tele. El único que venía con cara de resacón era el comepipas que se había enchufado una botella de cava, según dice, él solito.
Hoy no era mañana para ir de inspección a los bares, para que luego digan que soy una bruja. Daba igual el sitio al que fueras, los de la carnicería con la camiseta roja, los del almacén con banderas hasta el techo... hasta los coches estaban cutre-tuneados con la bandera. Les importaba un pito que les pidieras papeles o les dijeras que tal cosa estaba sucia, hoy la conversación era el partido y el partido.
Mañana ya veremos...
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