jueves, 16 de mayo de 2013

No se acaba cuando se cierra la puerta

El otro día fui de inspecciones a sitios de banquetes… con eso de que comenzaban las comuniones, qué mejor que ir a dar vuelta para ver lo limpias que están las cocinas… Sería lo esperable, ¿no?

Lamentablemente no…. No esperarás que a dos días de tener ocho comuniones me ponga a limpiar paredes… Pues no, no lo espero… lo suyo sería tener todo impoluto e impecable… y no encontrarme hasta en los fogones restos de las almejas, sus cáscaras y todo de las comidas de la jornada anterior porque eres tan cachazas que ni limpias esos restos groseros y los dejas para qué??? ¿como “paluegos”? ¿para dar aroma? ¿para alimentar algún bicho? Es pura vagancia y falta de un jefe que ponga orden.

Se me mosquean porque digo que el cuarto frío no está operativo para las manipulaciones que previsiblemente deberían realizar en él… es que ya lo limpiaremos, me dicen… es que lo usamos en abril para una boda y todavía no lo hemos limpiado…. A mí se me caen los palos del sombrajo, de verdad… cómo puedes tener un cuarto frío sin limpiar durante más de tres semanas, con su suelo pegajoso, sus restos de alimento en mesas, paredes, estantes, soportes… Y eso con mis dudas de que realmente lo utilicen porque o mueven mesas o al punto de agua no llegas ni de casualidad…

Mi madre tiene la máxima de que no es que tengas dinero para comprar una cosa, es que luego lo tengas para mantenerla… yo tengo mi máxima en cocinas, no acaba el trabajo cuando acaba el horario de comidas, acaba cuando limpias… mi madre consigue inculcar sus máximas… y yo, predico en el desierto.

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