lunes, 8 de octubre de 2012

Lunes de ruta

Esta mañana andaba carreteando por esas carreteras secundarias que en ocasiones parecen pistas forestales recogiendo aguas de los pueblos. En un pueblo me ha venido un abuelo contando que el peor veneno para el estómago son los detergentes que las mujeres nos empeñamos en utilizar para dejar la vajilla brillante, y que no había nada mejor para fregar que la arena… y aquí te dejo mi consejo, ha sentenciado y se ha marchado.

En otro pueblo hablaba con el móvil con un compañero y con sus diatribas sobre las certificaciones de exportación… manda narices que a una empresa se le pierdan los certificados, no se guarden copias  y que para colmo digan que es culpa del inspector.

En el siguiente estaban de fiestas y me he tragado un atasco que ni en una ciudad… todo el mundo saliendo de las vaquillas en coche y andando para ir a comer churros a la plaza del pueblo…

En otro, un perro ha venido a olisquear a ver lo que hacía y se ha puesto a beber del rebosadero de la fuente.

En el siguiente ha parado el coche de la Guardia Civil. Bajan la ventanilla y me pregunta “¿Qué estás haciendo?”. Y yo me he limitado a contestar lo obvio “Coger agua”. No sé cuál de los dos hemos puesto la cara más estúpida. Ni él ha insistido ni yo he dado mayores explicaciones.

En otro, me he parado a contestar una llamada… el gerente de un establecimiento de comida rápida que se disculpaba por, primero no haber llamado antes y segundo, porque mi reclamación como cliente era cierta. Según él, pensaba que la hoja de reclamaciones era por el mal servicio que habíamos recibido cenando, pero que tras varias quejas se había dado cuenta de que mi reclamación era cierta y que efectivamente estaban sirviendo una guarnición estropeada… podrida, le he recordado yo. Le he dicho que independientemente del servicio, que sí que había que pulir y mucho y recomendarles que aprendan a disculparse ante los clientes y no a ponerse tontitos negando lo evidente, mi queja era por lo que era, un alimento en mal estado… si quisiera quejarme del servicio, habría puesto otra hoja de reclamaciones. Pero por dos veces me intentaron colocar algo podrido, y la segunda con más salsa para disimular… y ya que cuando soy cliente, soy cliente y no inspectora de sanidad, mi deber era pedir la hoja de reclamaciones… La conversación ha seguido y seguido y hemos acabado hablando de su plan APPCC y las instrucciones de trabajo… aunque le he indicado que lo mejor para resolver las dudas era con los inspectores que lo visitan, que seguramente se pasarán por allí porque he gestionado la reclamación. Al final, ha insistido tanto que hemos acabado hablando de enfriamientos, almacenamiento, manipulaciones… incluso ha terminado invitándome a una cena… cosa que descarto porque me viene lejísimos y porque me vale con la llamada de disculpa.

En uno de los últimos pueblos de mi ruta, la secretaria del ayuntamiento me contaba que le habían hecho elegir entre cobrar la nómina o mantener la ayuda a domicilio de los ancianos. Había elegido la segunda opción pero ¿qué pasaría al mes siguiente? ¿Y al siguiente? Y mientras, la administración autonómica debiendo todo el año 2011 y lo que llevamos del 2012.

156 Kilómetros y 9 pueblos han dado para mucho y muy variado. Como siempre en la mayoría nada de nada de cloro, pero ahora mismo es una batalla casi perdida ante el estado ruinoso de la economía local.

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