sábado, 4 de febrero de 2012

¡Qué airera!

Sopla aire como el cierzo maño… cheposos (personas doblando el espinazo para caminar en contra del viento) recorren las calles llenas de mierda y basura… sí, esa que he comentado en otras ocasiones, que cubre cual manto todo el suelo, aceras, solares, parques, alcantarillas… y que ahora sale volando para mostrarse en todo su esplendor… pero dudo que genere vergüenza o bochorno o cualquier inclinación a depositar las cosas en papeleras y contenedores, en vez de largarlas y donde caigan.

Es una imagen alucinante en algunas zonas donde hay casi un metro de altura de plásticos y papeles atrapados que no pueden continuar su camino… Imagino que al menos eso lo limpiarán… pero vamos, que es más una ilusión y un deseo que una realidad.

Reconozco que cada día estoy un poco más picada con el mundo en general… y con la administración en particular… quizás por eso el blog está tomando unos tintes un poco perrofláuticos y pocoyanos. Ayer me hice un cartelito “No al cierre de los laboratorios de salud pública” y no tengo claro si pegármelo a la espalda del abrigo o de la bata cuando vaya de inspección o ponérmelo en la carpeta… ya sé que es una tontería… pero como no puedo protestar donde toca porque no puedo desplazarme y tengo un huevo de curro, pues es una forma boba de solidarizarme… como los que llevan pegatinas contra las centrales nucleares, los que llevan una camiseta de “adopta un arqueólogo” (¿o es apadrina?), los que llevan una camiseta verde o los que llevan un pin de lo que sea…

Mientras, sigo con mi marcha… hay días que tengo que contar hasta diez y no mandar a escaparrar a alguien o respirar hondo y hacer el acto de voluntad y de fe de creer que el rato que “pierdo” explicando nociones básicas de educación e higiene sanitaria calarán alguna vez… de verdad, en pleno siglo XXI decirle a una chica con las uñas enormes con piedrecitas pegadas que con esas manos manipular entre masas de repostería no es ni higiénico ni seguro, casi parece ciencia ficción, pero es mi realidad… y la de muchos… quizás impensable para los de los despachos o los que imaginan normas grandilocuentes… o los que dan el tijeretazo.

Como tantas y tantas veces he dicho, esto es un bucle sin fin… lo único que cambia es que el bucle está topando contra un muro de burocracia hormigonada y casi se ha ido a tomar por saco… total, seamos realistas, ¿a quién le importa? Por ejemplo lo de Calpe, ¿importan los jubilados muertos por Legionella? Ayer ya leí comentarios responsabilizando a los inspectores… claro, culpa nuestra para variar… Aunque oyendo otros comentarios sobre las enfermedades crónicas o las cargas que representan los ancianos y los dependientes, ¿qué mejor que una Legionella bien rolliza y cuidada?

Ayer La Rubia decía que en ocasiones querría creer en Dios y que así existiera la posibilidad de que algunos/muchos se pudrieran en el infierno, me hizo gracia pero demuestra nuestra impotencia para poder cambiar las cosas…

Lo siento por Marta, que solamente podrá esbozar una sonrisa amarga, pero yo llevo un nudo en el estómago desde hace un par de años viendo como todo se está desmoronando a mi alrededor… tanto trabajo, tanto esfuerzo, tanta ilusión para ¿qué?

1 comentario:

  1. Pues ya te digo que no funciona... Solo me han dicho "Qué camiseta más chula" pero no encuentro padrino...

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