Empecé escribiendo esto cuando
todavía tenía esperanza y lo repaso cuando apenas quedan minutos. Ha sido todo
tan inesperado e increíble que sigo esperando a despertarme del mal sueño. Pero
es la puta realidad. Esa patada que no esperas porque no tenemos años para
pensar en que uno muere cuando siempre ha sido un tipo sanote, currante y tan
familiar como tú… parece que estas cosas deben pasar cuando eres un crápula de
mala vida o ya tan viejo que has debido realizar al menos tres cuartas partes
de tus planes… Llevo tres semanas contigo en la cabeza, llorando a ratos porque
aunque no lo imaginases has sido un gran trocito de mi vida.
Escribo esto sabiendo que no lo
vas a leer. Pero yo necesito escribir. Escribirte. Es como la canción 20 de
abril de Celtas Cortos… Una gran parte de mis recuerdos de niñez y adolescencia
van ligados a ti y a tu familia…
¿Recuerdas aquel verano en la
playa jugando a darnos pepinazos con esas plantas asquerosas que salían al
final de la arena? Siempre pringosos y cabreados porque algunos hacían daño y
en la cara no valía.
¿Recuerdas aquellas noches
saliendo a pescar con las linternas en las que os quitabais el bañador y lo
agitabais cual bandera? ¡Culos blancos!, gritábamos desde la orilla. ¿Recuerdas
la vez que tenías a Isabel sentada encima y la bajaste blanco como la leche
porque se te había meado encima? Para ti no, pero para los demás fue
desternillante.
¿Recuerdas aquellas excursiones
hasta la playa de los nudistas? Nos quedábamos arriba en las rocas mientras
alucinabais con una teta mientras nosotras estábamos hartitas de acompañaros.
¿Recuerdas cómo nos ponías de
vigilantes en el local de videojuegos para que avisásemos si tu madre venía? Y
aún así, nos pillaron…
¿Recuerdas jugando en la zona de
recreo del camping en la que no se podía tocar suelo y solamente podíamos ir
cual monos del columpio al arco o al chisme infernal ese que quemaba con el
sol, jugando a perseguirnos?
¿Recuerdas jugar a achicar agua
de la vieja zodiac gris mientras tu padre o el mío la aguantaban con fuerza
donde rompían las olas?
¿Recuerdas los agujeros en la
arena donde metíamos a tu hermana?
¿Recuerdas ir a buscar cangrejos
a la hora de la siesta? Nos parecía ir lejísimos, con nuestras cangrejeras y los
cubos de plástico. O atrapar y enterrar medusas cuando invadían la playa.
¿Recuerdas jugar al escondite y
ver pasar continuamente a nuestros hermanos y que no nos encontraran? Mientras
nosotros venga a hablar, que si del cole, de chicas, de chicos… tontunas
adolescentes que nos parecían conversaciones sesudas.
¿Recuerdas que aparecía todas las
mañanas mientras estabas con tu libro Santillana de verano y tu madre me hacía
sentarme en silencio hasta que acababas?
¿Recuerdas la vez esa que
intentábamos limpiar la playa del chapapote?
¿Recuerdas cuando encontraron la barca
a la deriva?
¿Recuerdas jugar a las tinieblas
en tu casa? ¿Al ordenador en tu casa cuando nadie más tenía? ¿Jugar a saber qué
la temporada esa que a nuestros padres les dio por el frontón?
¿Recuerdas jugar en mi casa al
tragabolas? ¿Y en el jardín de mis abuelos con los viejos caballos y los
vaqueros de mi padre?
¿Recuerdas nuestros enfados,
riñas y conversaciones adolescentes?
¿Recuerdas que te presté El señor
de los anillos y no había manera que lo acabases?
¿Recuerdas las mañanas de julio
en la piscina echando la última carrera para secarnos hasta llegar a la
trampilla ardiente? Luego montábamos en el coche rojo viejuno de tu madre y nos
dejabais en la esquina de casa.
¿Recuerdas cuando nos colamos en
el bungalow de al lado trepando por la terraza? Estaba lleno de polvo y limpiábamos
nuestras huellas cual ladrones…
Entramos, curioseamos y nos fuimos orgullosos de nuestra proeza…
¿Recuerdas esas batallas que
montabas en un folio con un boli Bic y cuando te cansabas, tu hermano seguía? Jamás
lo entendí pero flipaba viéndoos jugar y haciendo el ruido de los aviones, los
disparos y demás.
No imagino no verte más con esa
gran sonrisa tuya, charlando de cualquier cosa o riéndonos de las ocurrencias
de los críos.
Qué injusto, qué mierda, qué pena…
Creemos que tendremos tiempo, que nos queda tiempo.
Adiós primo. Contaré alguna de
nuestras batallas más vergonzosas a tus chicos para que se rían de nosotros. Tenlo
por seguro… Demasiado pronto. Demasiado rápido. ¿Imaginabas que te quería
tanto? Yo me he dado cuenta estos días. No era consciente. Te quiere, tu prima.
Tú necesitabas escribir y yo necesitaba llorar, ya ves, a mis casi 70 años y necesitaba llorar, sin complejos, sin miramientos..... necesitaba desahogarme y este puñado de lineas salidas de lo profundo de tu corazón lo han conseguido.
ResponderEliminarGracias, tus palabras me han supuesto un alivio inmenso, un beso enorme.