lunes, 7 de enero de 2013

El eterno destino provisional

Regresamos de día… más que nada para dar tiempo a caldear la casa y deshacer maletas… nunca, desde nuestros tiempos de estudiantes, habíamos tenido tantas vacaciones de navidad… y el tiempo ha pasado volando y sin darnos cuenta estamos de regreso en Mordor. Como siempre, la mitad de los planes se han quedado en eso, en planes…

Regresamos con los hombros cargados de abrazos… en media hora puede que mi padre me haya abrazado veinte veces, seguidos de murmuraciones entre dientes de la expresión “qué putada que os tengáis que ir”… y tropecientas veces la pregunta de ¿cuándo volvéis?

Volvemos con caldito congelado de nuestras mamis, tapers variados a racionar para no olvidar lo rico que cocinan, algo de verdurita para depurarnos tras tanta comida, cerveza y guarreo navideño.

Hemos pasado de tener un perro hiperactivo, solícito de cariños y juegos a perro pachón pegado a radiador… y luego no se creen que sea un perro tranquilo… jo, y la de veces que hemos ido al parque estos días… ya hasta había hecho chupipandi con los dueños perrunos de Foskito, Luna, Koko, Lucy, Tolo, Oto… es sacar al perro y pegar la hebra con alguien… que a veces vale, pero tiene su puntito de agobio (es mi lado asocial).

Siendo sincera, no me apetece nada ir mañana al despacho a congelarme de frío… trabajar, sí, claro, eso no me importa, aunque sigo esperando que un milenio de estos, sea más cerca de casa… porque ha sido llegar a Mordor, ver la basura en los solares, las calles llenas de porquería y el ánimo descender en picado… que no, que pasarán mil años y Mordor seguirá siendo un destino provisional…

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