sábado, 10 de noviembre de 2012

Pasará

Ayer estuve un buen rato hablando con una compañera del territorio vecino. La historia había empezado dos días antes, por un escrito que no podían abrir y como todavía hay alguno engañado en que yo sé de eso, me acabaron pidiendo ayuda… al final la cosa derivó a echar un vistazo y opinar del informe y mucho más tarde a comentar sobre un par de establecimientos que nos afectan a los dos territorios para que nuestras inspecciones sean lo más parecidas y nos contamos nuestros respectivos hallazgos.

Pues eso, que a ultimísima hora de la mañana, cuando ya no queda ni Magú, acabamos hablando de la inspección que le quita el sueño desde hace días. Conforme iba hablando me sentí completamente reflejada en lo que me contaba, el soñar con la inspección, repasar legislación para no meter la pata, no dormir pensando en el desarrollo de la inspección, cómo redactarla… era una especie de yo misma no hace mucho tiempo… de hecho, con algún establecimiento me sigue pasando eso mismo.

Contaba sobre los remordimientos de conciencia que tiene cuando levanta un acta para sanción… y se cabreaba más consigo misma que con los inspeccionados cuando viéndolo desde el punto de vista de los consumidores, se da cuenta del morro de algún establecimiento que llega a jugar sucio con la salud de los clientes… y lo tonta que se siente cuando se da cuenta de que le toman el pelo miserablemente mientras ella sigue dando una oportunidad tras otra creyendo que por pesada entrarán al trapo… y eso de ser pesada realmente funciona en una de cada veinte o treinta veces.

Me hacía “gracia” cuando decía “tía pero que es el aspirante a ser el próximo alcalde, que debería ser una persona honesta y no debería meterse en esos fregados…” y yo le contestaba con algo así como, “¿de qué te extraña? es político… además, a lo mejor en tu tierra como en la mía la gente va de cara y te dice que por sus cojones no va a hacer nada, pero aquí en Mordor y comarca, la gente es atravesada”… y la pena, gran pena, es que piensa lo mismo que yo…

Pasará, le decía yo, se te pasará… llegará un día en que estarás nerviosa el día de  la inspección pero la semana de pesadillas, la angustia y el cabreo por la impotencia pasará… me ha costado casi nueve años pero prometo que se pasa.

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