domingo, 21 de marzo de 2010

Puentazo y capazos

Esto de tener puente cuando los demás no tienen, es un gusto; te da tiempo de hacer mil encargos y de poder ver a familia y amigos en un mismo viaje.

Le encargué entradas para el basket a mi hermana y tuvo un problema para imprimirlas... problema que le hizo perder bastante tiempo, pobreta... pero ¿quién le atendió genial y se preocupó? pues el chico con el que me "casé" en parvulitos... claro, éramos los más altos de clase y nos tocó...
Luego el partido estuvo soso pero el CAI ganó, que era lo que contaba... aunque si sube a la ACB le van a dar para el pelo como no mejore no mucho, muchísimo.

Al sacar a pasear al perro, a ¿quién me encontré? A mi mejor profesor de inglés, que me las hizo pasar canutas en BUP

¿Al ir a por el coche? A mi profesor de virología de la facultad

¿Al ir al bar al que habíamos quedado? A una chica con la que hacía baloncesto cuando teníamos quince años.

Y con quiénes nos pasamos seis horas de cervezas improvisadas? Con los vecinos de la calle de atrás de casa de mis padres... amigos de amigos nuestros con los que al final siempre acabamos hablando de libros, trabajo, oposiciones, ordenadores... y ayer de lo dificil que es aprender japonés (no hablemos ya del chino), de la gozada de los ebook, de los cuarenta mejores videos del rock, de cómo los niños adquieren distintas nacionalidades a pesar de nacer en uno u otro sitio en función del origen de sus padres... del estrés y el herpes, de las pesadillas, de anécdotas varias de la prestación en la cruz roja, de la evolución que sufres en el trabajo cuando te toca lidiar con la gente...

Me quedaré en esta última conversación... para alguien tan tímido como yo, que además tiene la sensación de que le sobra gran parte de la sociedad, que incluso llegó a sufrir pensando que la miran por cualquier chorrada (principalmente compruebo que no se me haya bajado la cremallera del pantalón), la evolución experimentada en los últimos diez años es un logro por el que ni mi madre hubiera apostado jamás.
Pero, no queda otro remedio, salvo que quieras que te coman. Así que, analizando la situación y tras las Ambar 1900 de ayer, me ha terminado convenciendo la teoría que me contaban sobre cómo acabamos adaptándonos para protegernos eso tan debil que tenemos que es la mente, que nos juega mil y una malas pasadas... pero que parece que jamás recuerda las peores pesadillas y cómo acabamos aprendiendo a manejar las situaciones haciendo uso de nuestras "habilidades sociales".

Lo mejor de todo es que quien lo contaba es uno que no puede trabajar con gente, ni atendiendo público ni de día... según él porque no es capaz de adquirir forzosamente esas habilidades sociales que supuestamente desde la infancia vamos adquiriendo... pero lo extraño es que es de las personas con conversación más entretenida y amena que puedo encontrar... comida y bebida de por medio.

Después de esta filosofada dominical, solamente me queda ya coger algún capazo camino del cajero o del coche y después.... el megaviaje de vuelta, todos tristes y pesarosos después de un fin de semana estupendo.

Mañana ya veremos qué pasa.

Ah, por cierto, coger un capazo es pararte a hablar con alguien en la calle, bar, tienda y estar hablando o "cascando" durante rato y rato y rato.... a veces incluso con parada en café cercano para ponerse al día.... y este ha sido el puente de los capazos a porrillo....

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