miércoles, 28 de junio de 2017

A años luz

Me tocó ir a una reunión en "Palacio", organizada para que fueran algunos jefes acompañados de una representación de "Infantería" (inspectores pringadetes, si así se prefiere).
Lo que se traduce, según quién lo mire, en:
a- una foto chula para poner en la web
b- un día de escaqueo
c- un viajecito para echar unos vinitos
d- un día perdido...

Obviamente, soy la opción d... como siempre, la díscola...
Yo hubiera preferido un archivo por mail con un par de explicaciones que ocuparían una cuartilla... pero no... cuatro horas de reunión a las que no encontré ningún sentido...

Llegué, saludé lo justo, me senté y saqué mi cuaderno y mi boli, silencié los móviles y me dispuse a escuchar... veinte minutos farragosos de uno que debe ser jefe de algo que me incumbe, que dio por supuesto que todo el mundo lo conocía (oiga, lo siento, pero no, discúlpeme señor de la chaqueta gris, que era una chaqueta bonita)... para no decir nada... venga, vamos al grano... pues no, bombo y bombo...
Después, una presentación en power point de la información que ya nos habían hecho llegar con antelación... cuarenta y cinco minutos leyendo y releyendo una instrucción que hace dos semanas que nos enviaron... ¿para qué puñetas me la leí si me la han repetido dieciocho veces más? Cuando oigo tantas veces una cosa te la recito de memorieta... ug, a ocupar un espacio tonto de mi cabeza... cuando tenga fiebre, seguro que te lo canto como un rap...
 
Y después al meollo... alguien que sabía, controlaba y tenía paciencia infinita... en cinco minutos había expuesto todo clarito, a una velocidad propia de alguien acostumbrado a tratar con estudiantes...  Qué bien, pensé, si esto va viento en popa... Ay, idiota... que no aprendes.
Cinco minutos de exposición seguida de la pregunta crucial: ¿Quiénes de vosotros son los que van a poner en marcha el programa? De la treintena de presentes solamente cuatro levantamos la mano.
¿Alguna duda? Ninguno de nosotros nos planteamos ninguna... Da igual, durante casi dos horas, se plantearon todo tipo de tonterías por parte del resto de esas personas que supongo que son jefes de algo que me incumbe que han perdido por completo la percepción de la realidad de un inspector de calle.
 
Me dejó alucinada el pachorrismo, el ya me pasarás la información porque no sabía que había que coger notas... ¡coño, a qué vas a una reunión!????  Otra volviéndose tarumba con la historia de que había que identificar al inspector actuante... que cómo... jolines, a estas alturas... si tenemos instrucciones para identificar al inspector si levanta un acta, si toma una muestra, si realiza un x, y z...  Otra que si cómo se iba a resumir la información... pues con un Excel... ah, claro, que alguien lo haga y lo pase... A todo le encontraron pegas, que si poner una pegatina, que si rotulador indeleble... casi discuten hasta por el color del rotulador...
 
La cosa era estar allí, con una temperatura agradable, sentados en unas cómodas sillas, buscando la inutilidad... y yo, removiéndome en mi cómoda silla pensando que en dos minutos te hago las instrucciones, te las grapo en la frente o te las tatúo en el culo... pero no, cuatro horas de flipadura mental... a lo mejor es que el aire acondicionado lleva algún derivado opiáceo...
 
Los cuatro pringados teníamos claro lo que tocaba hacer incluso antes de la reunión... a nadie le importó nuestra opinión y creo que olvidaron que estábamos siquiera presentes... y mientras yo, casi me quedo en los muñones aguantando  las ganas de gritar... Me llegué a imaginar a mi madre, allí, presente en la reunión y lo rápido que hubiera mandado sentar a uno, callar a otro, apagado el puñetero WhatsApp a la otra, soltado una fresca a la pesada y en dos minutos te organiza todo y te da más faena.
 
Si esa veintena son jefes de algo que me incumbe y ese es el nivel, no me extraña que no tenga bolis, ni actas, ni reactivos, ni medios, ni ná... oiga, que si hay que volverse tonta para ir a Palacio, me convierto... de verdad, prometido, que me convierto, en serio... allí sentadica, con el aire acondicionado, haciendo que me creo y me tomo en serio este gran programa, este gran beneficio, este gran grupo humano que formamos... venga, venga, un par de días y lo hago casi como Meryl Streep...
 
Palacio y soldadesca estamos a años luz... unos engordando el culo en sus cómodas sillas en discusiones fútiles y mañana montamos otra reunión de éstas, en las que saco mi engolada voz y me escucho lo guay que estoy quedando usando el plural mayestático... y los cuatro gilipuertas ojipláticos alucinando de que esto, que llaman administración, funcione a veces... triste consuelo pensar, que funciona gracias a esa "Infantería" en la que no reparan nunca salvo cuando hay que hacer una foto.