martes, 1 de diciembre de 2015

De inspecciones prenavideñas parte 1

Como todos los años por estas fechas damos vuelta a restaurantes, almacenes, pescaderías, obradores de repostería… Si todos los años es así, ¿por qué no se acuerdan o imaginan que vas a ir? O ¿es que no quieren acordarse? Y como siempre, casi puedes escribir una inspección contando lo mismo que la del año anterior por estas fechas…

En algunos sitios ya conocidos, y si mi programación desmadrada me lo permite, intento hacer inspección en restaurantes antes de que empiecen las comidas y cenas de Navidad de las empresas y grupos de amigos… fundamental el tema de limpieza, pero… ay, suspiro y suspiro mientras escribo… es que ni con plazos…

Me satura ya el tema de los lavavajillas… siento la insistencia pero es que se “escacharran” y tan ricamente… y si petan del todo, pues bueno, no queda otra que arreglarlo o sustituirlo… con un poco de suerte en el 15% de los casos en que detecte que el trasto ese no funciona, no tendré que insistir, dar plazos y comprobar que se han reparado (sí, es así, esto es Mordor, no lo olvidéis… aquí son cerrudos, cerrudos). Pero si lo que se estropea es el sistema de dosificación… es otro cantar… un chorro, un vaso de tubo, una taza de café, un tapón… parecerá una chorrada, pero de vez en cuando está bien que tengan una fiesta de la espuma en la zona de lavado… Viva la fiesta!!!

Resultado de imagen de fiesta de la espuma

Lástima que solamente me he enterado de un par de sitios….

Es como lo de las campanas extractoras… ya, soy “ajil” total (palabro nuevo relativo a repetirme cual ajo)… las gotas marrones colgando a la espera de un poquito de calorcito para enriquecer el guiso que está cocinándose debajo… Ñam, ñam… qué rico (atención Sheldon Cooper, a ver si lo coges). Esos filtros saturados, con las purgas ya obstruidas que no se han desenroscado en lustros o esos inventos colganderos en purgas sin cierre por las que rezuma constantemente un aceiturri asqueroso… que huele la cocina a rancio y sales como si te hubieras capuzado un bote entero de autobronceador… de verdad que sales con color (pasas un pañuelo por la cara y casi ves un rastro amarillento), pero sobretodo con olor… amigos inspectores, no gastéis agua… sed respetuosos con el planeta… sabiendo a lo que toca enfrentarse estas mañanas, no vale la pena ducharse a primera hora…

Esas gotas color cerveza tostada, brillante, que resbalan en líneas sinuosas, que escapan de la carcasa y siguen su camino por el alicatado de la pared… hacia el mar infinito… lalalalala, momento cantarín… pues no, por debajo de la zona de cocinado, por debajo de esas placas protectoras mal puestas, por debajo de la mesa… hasta llegar al suelo y formar un charco reseco de concentrado aceitoso…. Y como deben tener pinta de cara de Belmez, pues como que se no se limpian… claro, es complicado limpiar…

No hablemos de los tubos de extracción o de cuando en la calle ves un charco de aceite que viene del tejado y te das cuenta que es de lo que sale de la chimenea… ahora mismo me vienen dos sitios sin pensar… que ya son tres y prefiero parar… Este año recuerdo cinco actuaciones de bomberos en cocinas de mi demarcación… ya, ya… si es que debe ser una forma muy efectiva de deshacerse de tanta grasa.

Y ya no sigo que no quiero amargar vuestra comida/cena de Navidad… Id, y pasadlo bien… lo que no mata os hará más fuertes… y luego pensad, con esa grasita, debe facilitar el tránsito mejor que la fibra o los activia… ups, lo he escrito… pues lo dejo..

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