martes, 25 de noviembre de 2014

Regodeándome en mis penas

He calculado que me quedan unos diecisiete años para salir de Mordor… para entonces ya seré una vieja dinosauria y tendré los miles de puntos necesarios para poder pasar a mejor vida… una ciudad o miniciudad en la que tener una conexión a internet que no se caiga veinte veces en tres horas y pase de los 6 megas… no lo verán mis ojos…

Hasta ese momento, en el que a) ya lo habré mandado todo a la mierda; b) ya me habré mordorizado lo suficiente para ser una inútil urbana; c) me habré muerto de asco años antes; o d) estaré interna en un siquiátrico por salir desnuda a la calle cantando… tengo pocas opciones, la primera y obvia, regodearme en mis penas y la segunda, regodearme en mis penas de nuevo.

Me come la envidia con los novatos que llegan y se van rápido a sus casas mientras yo deshojo la margarita buscando salir de Mordor pero no a Mordorpeor… de puebler a puebler y tiro porque me toca no es opción… así nunca lograré llegar a algún lugar que pasen de los 15.000 habitantes sin tener que clavarme dos horas en coche cada día para ir y volver del trabajo… con la de kilómetros que ya hacemos cada día en el trabajo… que sí, que me pasa por haber estudiado, suerte que eligió una… que sí, que no me queje, que es trabajo… que sí, que está La Rubia aquí mientras soporte estar aquí… bla, bla, bla…

Solamente sé que de en un par de semanas nos toca repartirnos el trabajo de tres, cuando hace un par de años ya nos repartimos el trabajo de un cuarto… viva la carretera… no diré que iremos como puta por rastrojo porque queda un poco vulgar, pero bueno, así será… Así que con esas, llevo dos días devanándome la sesera repartiendo el trabajo entre los que quedamos. A lo mejor dentro de 17 años solamente quedamos los tres que llegamos casi a la vez… para entonces con nuestros tintes y/o canas y/o pelucas, nuestras gafas para la presbicia colgadas de un cordón o puestas junto a las de sol en la cabeza, nuestras manías raras, la una con el oxígeno portátil a pesar del cigarrito, la otra con las tetas sujetas con un arnés y el otro ido de la cabeza contando batallitas como el abuelo Simpson… será glorioso ver el panorama… y aún así, la de años que todavía me quedarán para jubilarme y marchar por fin a casa… a una casa en la que ya no habrá nadie que espere mi llegada… qué cagada de vida que me he trabajado… si es que tenía que haberme hecho estrellada del rock and roll.

Está claro que me toca novela distópica para lo que queda de semana.

jueves, 20 de noviembre de 2014

Sueños, somnolencias y otras pesadillas

Llevo unos días soñando de todo, desde estar haciendo pan como esta noche a presentarme a hacer una inspección a un bar en la ubicación del colegio de las Franciscanas en Zaragoza en el que en la trastienda había un niño muerto tapado con una manta (que luego de muerto nada, que era como Toshio el de la peli de miedo japonesa)…. pasando por entrar a una tienda de Svarosky y machacar las figuritas contra el suelo, claro que entremedio había una tienda del Decathlon y una chocolatería Valor y desde allí se subía a la Torre de Cristal, que a saber qué puñetas de torre es esa, pero que mi hermana quería subir a toda costa… interpretación de los sueños ya…

Sueños raros pero siempre hay algún componente de trabajo, o me paso la noche de inspección o mirando etiquetados o a saber… no desconecto ni durmiendo aunque lo complico todo con historias rarunas, desde concursos de pedos (en el bar que  tenía que inspeccionar) a un niño muerto que jodía la marrana en la trastienda junto a la cocina que estaba inspeccionando… El mejor de todos fue con la gerente de una embaladora de huevos… según mi sueño me regalaba un cuaderno con un cuento manuscrito sobre “El ladrón de huevos” que era un monstruo del espacio que le robaba los huevos en la embaladora, con unos dibujos superchulos… ya se lo he propuesto… cualquier día de estos le voy hasta con el guión soñado.

Solamente espero no soñar con el petardo del día… denominado así tras soportarlo durante 45 minutos en un toma y daca del que no había manera de salir… un marquista que decía que no era obligación suya conocer normas de etiquetado, que eso era cosa nuestra y que éramos nosotros los que etiqueta a etiqueta debíamos dar el visto bueno a sus etiquetas… claro, como he hecho yo el producto sé que aditivos e ingredientes he usado, por ejemplo… no quería quedarle claro que la responsabilidad era suya como marquista y mucho menos quería hacer nada…. es que tengo muchas etiquetas hechas y quiero gastarlas… pues nada, ya iré a inmovilizarte, que yo no tengo problema… tiene que hacer un montón de modificaciones en sus etiquetas, por ejemplo no engañar con esos letreritos tan chulos de “aceite de oliva” y luego en ingredientes, plof, aceite de girasol… que no, que no cuela, no es una errata… o no poner los alérgenos o inventarse el nombre de los aditivos o su numeración, o no poner todos los ingredientes… pero claro, es que eso no se lo he dicho para cada una de las 500 referencias que tiene… claro, claro, culpa mía, llévenme a compartir celda con la Pantoja… 

Luego pasará que soy malísima cuando le levante acta y/o le inmovilice el almacén entero o el porrón de productos que revise hasta que los reetiquete en condiciones, o luego será que no hago mi trabajo cuando en otra provincia pongan en aviso del mal etiquetado (por aquí como que nada lo quieren tratar como alerta… debe ser que es mucho trabajo y prefieren hacerlo de forma soterrada… yo creo que es para que no les saquen los colores por la dejadez… porque por más liebres que levantemos acaban cubriéndolas por tupidos velos).

Así que si alguien sabe interpretar sueños, que me diga…

Como esta noche empiece con sueños de valoraciones nutricionales… tendré que darme al alcohol o algo…

sábado, 15 de noviembre de 2014

Una semanita normal y corriente

Comencé la semana rascando hielo tanto dentro como fuera del coche… manda narices que se haga hielo en el parabrisas por dentro… luego dirán que tuve el coche al ralentí casi diez minutos, gracias a los chivatos que tenemos puestos en el coche… pues que lo hagan… me clavé la mañana de pueblo en pueblo cogiendo agüitas… Jo, algunas carreteras ya ni lo parecen, para mí serían una pista forestal cutrecilla… claro que me tocó una ruta por pueblos con menos de 100 habitantes perdidos en la nada… en uno me encontré a un señor que sería casi centenario, en otro me salió un perro a saludar de buen rollo, en otro me vinieron dos chuchos ladrando y salí casi por patas y en una de esas carreteruchas adelanté a una “cosa” naranja como un globo en un vehículo raruno que no iba más allá de 20 Km/h…

Y acabé la semana con chorizos etiquetados sin sentido alguno… así que al almacén a controlar que reetiqueten antes de sacarlos a la venta… que me parece una putada que hayan hecho miles de etiquetas, pero si están mal, no vienen todos los ingredientes ni aditivos, no aparecen los alérgenos y se han pasado por el forro la norma de etiquetado, no es culpa mía… aunque ellos así lo consideraran.

Entre medias, una denuncia de un tipo de los baños de un área de servicio… manda huevos que cuando estoy de inspección por esa zona si tengo ganas de hacer pis, paro allí porque están limpios y siempre tienen papel… pues parece ser que cuando fue el denunciante estaba sucios… supongo que coincidiría con un par de autobuses o momentos así en los que 50-60 personas van al baño casi a la vez… el último se encuentra eso hecho un asco… normal… menudo reportaje fotográfico de baños que me clavé… jejeje… y como sorpresa, habían cambiado el suelo de toda la cocina (albricias, aunque no lo hicieron por sanidad sino por riesgos laborales porque se daban unas tortas como panes con el suelo ese que ya no era antideslizante y tenía baldosas rotas… pero vamos, que yo me alegré).

Y seguimos con denuncias.. nos llamaron de un bar porque habían encontrado un cuerpo extraño en mitad de una barqueta de carne congelada.. un señor tornillo que tenía pinta de ser más de una estantería que de una máquina…. pero a saber… más fotos y a dar parte a los vecinos de la provincia de al lado. Eso sí, mientras hacíamos fotos y escribíamos el acta, los clientes abucheándonos por lo malos que éramos… que si cerrábamos el bar nos acabarían despidiendo porque no van a quedar bares gracias a nosotros, que si asquerosos, hijos de perra porque nos pasábamos con los pobres del bar… Qué pesados, por favor… y nosotros allí aguantando… de verdad, que a veces tengo que aguantar insultos ya no cuando tocan- que no  debería ser así- pero cuando no toca… a uno le acabé diciendo que se pensara en hacer botellón… claro que luego, pinché una rueda… espero que fuera casualidad y no una putadica con tanto salir y entrar que se llevaban esos petardos…

Eso sí, la rueda destrozada… y parada en la nada absoluta… mejor, porque lo dejé en mitad del carril porque con lo que había llovido como para meterme en el campo y tratar de poner el gato… menos mal que en esa estaba acompañada… y por un mañoso que aunque no a velocidad de F1, cambió la rueda… 

Y pasaron más cosas, pero ya vale… esto es una semanita normal y corriente en Mordor…no da para aburrirse…

sábado, 1 de noviembre de 2014

Bucólico no es sinónimo de moscas

Hay lugares que me crispan… no son sitios viejos, ni antiguos pero están diseñados con el culo y mantenidos a base de falsas promesas. Hay uno en especial que puede conmigo.

Antes de construirlo ya le pusimos pegas a cosas de la cocina… odio las cocinas en sótanos, laberínticas y con muchas dependencias separadas que acaban acumulando trastos y no usándose. Puse pegas con el sistema de extracción de la cocina y con el lugar donde instalar las cámaras y los motores, pero obviamente mis consideraciones se las pasaron por el forro. Normal, ya una está acostumbrada… y no, no digo “ya os lo dije”, para qué… ya sé yo que lo dije y hay papeles que lo demuestran y además, a nadie le importa.

Es un hotel con noches a más de 100 euros, lo que en teoría presupone a que es un sitio que no está mal… además llegas y en la puerta hay un Porsche (de coche no de tejadillo) y te deslumbra una pantalla llena de famosos que en teoría han pasado por allí… El menú es de esos con nombres rimbombantes para algo tan sencillo como unas chuletillas de cordero con patatas, pero con precios astronómicos a la derecha (sin IVA por supuesto).

Desde que se puso en marcha, inspección tras inspección, es para deprimirse… el inspector, que no el dueño. Si vas por Legionella, nadie sabe nada, nadie abre una purga, nadie comprueba la temperatura… si vas por el spa, la cucaracha la puedes encontrar ahogada en el jacuzzi o pululando por el andén de la piscina de chorros… o nada de cloro o cloro que te hace llorar los ojos. La piscina descubierta, pues como que más de lo mismo. Y si vas a la cocina, no sabes si directamente coger un cuchillo y hundírtelo cual samurái o coger una cerilla, no hace falta bidón de gasolina con tanta grasofa que hay y pegarle fuego a la cocina… al menos se desinfectará.

Como siempre, hay personal nuevo en mantenimiento y en cocina… no sé cómo siguen engañando a la gente… En el juzgado de La Rubia es habitual ver al dueño con historias de delitos contra los derechos de los trabajadores. Trae cocineros de grandes escuelas de cocina o gente que viene de cocinas de renombre con la  ilusión de ser jefes de una cocina… pero poco dura la dicha… se encuentran que, además de ser cocineros son pinches, camareros si te apuras y luego toca limpiar la cocina… entre dos semanas y tres meses es lo que más aguantan… lógico veo yo…con los de mantenimiento pasa algo similar, los deslumbran con un par de fines de semana en lugares de postín y discos estupendas y luego, ¿qué sueldo? si ya te llevé de marcha a ese lugar tan guay y estuviste bebiendo junto a ese jugador de fútbol tan fantástico.

Con estos mimbres… para qué explayarme, de muestra un botón: esta semana estaban inundados de moscas… justificación del propietario: es que estamos en el campo. Plas, plas, plas… aplausos… Supongo que los alemanes que salían del hotel, que no tenían pinta de ser de los que veranean en plan cutre, no opinarían lo mismo… una cosa es ser bucólico e irte a un lugar en teoría tranquilo y bonito a disfrutar de la arquitectura y de la buena comida, así como de un entorno natural muy curioso y otra cosa es aguantar moscas… pero bueno, es que yo no tengo ni pajolera idea… será.