lunes, 29 de septiembre de 2014

Mi nombre, mi firma, mi responsabilidad

A veces planteo dudas que no son tales… sé lo que debería hacer pero soy una mindundi y mis jefes me venden al mejor postor…así que yo, vieja zorra, hago consultas por escrito esperando que las contesten de la misma forma… claro que me van a salir telarañas de tanto esperar… cuánto cuesta poner unas instrucciones por escrito (claro que lo que dicen verbalmente poco se parece a lo que deben poner por escrito)… Pongamos un ejemplo….

No voy a entrar a normas y artículos de reglamentos que son un rollazo… pero siendo objetivos y rigiéndonos por el sentido común, cabe contemplar que si un establecimiento lleva ocho años con las mismas deficiencias, sin corrección y sobre las cuales se ha dado traslado a la asesoría jurídica para la apertura de varios expedientes sancionadores (que ni sé si los han abierto o si les han puesto o no sanción), no puedo certificar que el producto que expide ha sido elaborado, transformado, obtenido, almacenado, etc. cumpliendo la normativa alimentaria vigente… es decir, me puedo negar a emitir un certificado de exportación porque el establecimiento no me ofrece las garantías necesarias para poder estampar mi firma y mi nombre en un documento… ¿esto lo tenemos todos claro? Yo lo veo como el acto de responsabilidad del inspector en el que ni la autoridad sanitaria, ni el político de turno pueden poner en tela de juicio.

Pero en fin, sigo… obviamente si yo no firmo un certificado de exportación, estoy jorobando el negocio de la empresa, pudiendo hacer que pierda  una pasta… La empresa amenaza con denunciarte, con llevarte a juicio, con pedir indemnización… y tus armas son un porrón de inspecciones con la enumeración de las mismas deficiencias una y otra vez… Si fuera a juicio, se me caería la cara de vergüenza ante la incapacidad de la administración de adoptar medidas adecuadas para actuar ante la pasividad de las industrias alimentarias… pero parece que esto importaría más bien poco… pasta, pasta, eso sí… pero si me cuesta hacerle entender las deficiencias a la asesoría jurídica de sanidad, dudo mucho que un juez en un juzgado entienda nada de lo que digo… pero vamos, que lo de ir a un juicio sigo viéndolo lejos (menos mal).

Puedo “amenzar” con negarme a emitir el certificado… no hay nada más sencillo para el gerente de la empresa que llamar al político de turno, al consejero o al jefe de parques y jardines… oye, la petarda esta no me firma el certificado… seguro que en dos segundos tengo llamada al canto y no hace falta ni un grito, basta decir, o firmas o firmas… te puedo expedientar, te puedo denunciar por dejación de funciones, x, y, z, k…

Entonces, ¿en qué quedamos? ¿Que lo firme su “fruta” madre?

Seamos objetivos, seamos responsables, seamos fieles a los criterios establecidos por la norma, seamos sinceros… es mi nombre el que aparece allí como supervisor de una mercancía, es mi firma, es mi trabajo, mi honor, mi pundonor, mi responsabilidad, mi profesionalidad… eso debería ser… y debería ser respetado y si no, que firmen ellos, ¿no?

Es lo que debería, pero no será lo que acabe siendo en realidad… mucho me quejo de la falta de formación de los manipuladores, pero la falta de formación de los políticos también es una gran asignatura pendiente…

lunes, 22 de septiembre de 2014

Comienzo de temporada

Basta ya de excusas… al igual que pasar la fregona o poner lavadoras, escribir en el blog debe volver a ser una obligación… además, es muy necesario para mantener mi escaso equilibrio mental… y de paso pruebo mi flamante ordenador nuevo (Amazon debería premiarnos por ser unos clientes fantásticos).

Comienzo temporada con un pequeño extracto de los resultados del trabajo que he hecho con una amiga sobre los resultados del año pasado en el control oficial de establecimientos de comidas preparadas en Mordor y aledaños…

El 92% de los establecimientos presentan deficiencias y en el 90% de las inspecciones se detectan deficiencias… así dicho no parece decir nada, pero estamos hablando de casi 4.000 inspecciones con deficiencias en unos 2.200 establecimientos.

Las principales deficiencias se encuentran en el mantenimiento de las instalaciones y su limpieza… en el fondo suelen ir vinculadas… si hay deterioros, se complica muy mucho la limpieza acumulándose porquería. Asimismo, un mal diseño de las instalaciones hace que se dificulten las manipulaciones, favoreciendo las contaminaciones cruzadas.

Me sorprendió comprobar que no solamente en Mordor encontramos que los establecimientos de hostelería comienzan la jornada con restos de la anterior (un 12% de establecimientos en esta situación ya me parece demasiado)

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Otros datos que me han resultado “interesantes” son:

- más del 10% de establecimientos no disponen o usan sistemas de lavado de vajilla, llámales lavavasos, lavavajillas o trenes de lavado… la de lavavajillas que vemos que no funcionan…

- más del 45% de las instalaciones presentan graves deterioros en sus paramentos (paredes, techos, suelos)… no estoy hablando de una grieta en un baldosín o de una mancha de humedad en el techo…

- el 15% de los establecimientos no disponen de agua caliente (bien no enchufan el termo, lo tienen estropeado o carecen de calentador)

- en el 80% de establecimientos se detectaron fallos en las medidas pasivas de lucha contra insectos asociada a la presencia de éstos (y no, no es encontrar una única mosca y considerarla deficiencia)

- como primera práctica deficiente de los manipuladores es la falta de lavado entre operaciones a pesar de estar el inspector delante, seguida por la ausencia de jabón para lavarse las manos… que son dos cosas tan sencillas que uno se cabrea cuando por cuarta vez seguida indicas que no hay jabón…

- más del 75% de los establecimientos presentan fallos en las temperaturas de sus elementos de frío, sobretodo en las vitrinas expositoras, pero lo más curioso es que casi el 20% desconoce las temperaturas que establece la legislación para la conservación de los alimentos y que 2 de cada 10 responsables de estos establecimientos no saben interpretar un termómetro… me quedé helada, nunca mejor dicho…

Eso sí, a pesar de estos datos, y de los levantamientos de actas, informes y demás, la apertura de expedientes sancionadores apenas llegaba al 0,75%… aunque las propuestas de sanción de los inspectores eran diez veces más… es más que evidente la falta de feed-back con los servicios jurídicos… algo falla si detectando deficiencias importantes no se considera que sean lo suficientemente graves para que los jurídicos abran expediente sancionador… 

Y la de trabajo que nos queda todavía… comenzando por la educación sanitaria más básica (eso que no sale en las estadísticas, ni en las encuestas y que nos lleva tanto y tanto tiempo en las inspecciones, aunque algunos crean que son reprimendas, abroncamientos o simplemente ganas de tocar los cojones y hacer perder el tiempo).

He vueltoooooooooooooo