martes, 28 de enero de 2014

Por los pueblos perdidos…

Ayer estuve de inspección por un pueblo bastante pequeño, no sé si llega a 300 habitantes.

Ir allí es para pasar la mañana y dar vuelta por casi todos los establecimientos… apenas te cruzas con un par de abuelos por la calle, alguna de esas eternas Renault Express y algún gato despistado… alucinas porque ves que hay una casa en obras y en ella un par de albañiles… lo demás es como un pueblo adormecido desvaneciéndose poco a poco al ritmo de las estaciones…

En una de las tiendecitas, por más que en su cartel ponga supermercado, la dueña estaba estudiando inglés. En los casi tres cuartos de hora  en los que estuve (la señora tenía ganas de cascar y si yo estuviera en su lugar intentaría pegar la hebra con la primera persona que entrase por la puerta) solamente entró un hombre mayor a comprar unas nueces y ella le regaló un par de caramelos sin azúcar. La cámara frigorífica tiene un manguito con una fuga, pero no tiene pasta para arreglarlo y a duras penas llega a pagar la luz… mientras tenga el cubo para la fuga limpio y la cámara la limpie a diario, qué hago, ¿le levanto un acta porque lleva así casi un año? Pues como que no. Estoy convencida de que cuando tenga un poco de dinero lo arreglará, pero antes va la isleta de congelados que petó el domingo y mientras tenía todo el género en un arcón que usa en verano para los helados. El termo de agua caliente estaba apagado, pero, si no tiene actividad en la carnicería, ¿qué? para mí no es deficiencia, al igual que el aparato antiinsectos que estaba apagado, pues vale, no hay insectos voladores en el local…

Entiendo que algunos consideren que es tratar a los locales con doble rasero, pero, mientras esté limpio, los productos no estén deteriorados/caducados/ a temperaturas incorrectas… que esa señora mantenga la tienda abierta aunque muchos no lo entiendan, supone un servicio para el pueblo. Si lo viera exultante con gente entrando y gastando sería otro cantar pero por ahora, no voy a ser yo la que apriete la soga…

viernes, 24 de enero de 2014

No es lo mismo

Muchas veces nos recriminan que en tal sitio hacen tal cosa y que no les ponemos pegas mientras a ellos los machacamos…

Véase el envasado al vacío, por poner un ejemplo que explique un poco lo que quiero decir:

Desde minitiendas a baretos, pasando por restaurantes… desde máquinas a condiciones a “maquinicas” que parecen sacadas de un todo a cien… desde filetes de jamón cocido a salsas de un estofado… Desde vacíos hechos a conciencia a pseudovacíos en el que el producto baila… Desde productos conservados en nevera a consumir en unos pocos días a los que dejan que eso permanezca un par de meses como les da la gana… Desde los que lo hacen en unas condiciones de limpieza muy exigentes a los que lo hacen en mitad de la porquería… Desde los que se hace para facilitar la compra al cliente final a los que lo hacen en vez de usar tapers y recipientes en una cocina… Desde el que lo hace como proceso intermedio de elaboración al que lo hace porque queda guay…

No es lo mismo, y no podemos tratar la situación de igual manera aunque sea un mismo proceso.

Cada establecimiento es un mundo. Algunos serán comparables entre ellos, pero todos tienen sus particularidades y peculiaridades que los hacen únicos y originales… salvo franquicias y sucursales de algunos establecimientos que son clones entre ellos aunque no siempre todos cumplen a rajatabla con los procedimientos de trabajo que tienen centralizados…

Todos vemos las deficiencias ajenas y no las propias pero de allí a que me diga un inspeccionado cómo debo hacer mi trabajo con el local vecino, como que no… pues alguno, erre que erre… y depende del día me lo tomo como la gracieta de la jornada pero otros, me terminan cabreando y haciendo que me muerda la lengua para no soltar una fresca…

Aunque también reconozco que no es lo mismo que te inspeccione tal o cual inspector… ni todos tenemos la misma preparación ni todos nos tomamos el trabajo de igual manera…

Afortunadamente nada es lo mismo y todo es diferente porque resultaría un mundo gris y aburrido.

miércoles, 15 de enero de 2014

Arriba mindundis!!!

Voy camino de los once años en Mordor y veo que la apatía va haciéndose fuerte en el despacho. Compañeros que llevan tres, cinco años y están ya cansados y casi asqueados de ver el panorama… y es verdad, como ahora jamás habíamos estado… hasta que nos jubilemos o nos echen, va a estar esto así… muertos de tedio…

Jefes sin rasmia, que bailan al son que les tocan, que no te defienden y  que se han vendido a merced de un puñetero cargo, olvidando por completo el lugar del que provenían. Jefes ninguneados pero a los que mantienen en puestos de confianza no entiendo bien por qué, lo que hace que no se mueva nada de nada desde servicios centrales…

No hay instrucciones, no hay planes ni programas nuevos… a mí que me gusta lo de trabajar con plazos, con fechas límites, con un poquito de chispa… nada, que no hay nada… es como la capitana rodando en un camino polvoriento en una peli del oeste...

O te montas tú mismo tus plazos y te planteas comprobar determinadas cosas en las inspecciones o la rutina te mata.

Bueno, he mentido… sí nos llegó una instrucción… tan inespecífica y difusa que causó bochorno y vergüencita  viniendo eso con la firma de un jefe de servicios centrales… Hasta una compañera de otro sitio me llamaba pidiendo consejo (¿entonces inmovilizo o no? ¿levanto acta sin más o qué?)… llama a la dele… ya, tampoco saben nada… pues nada, haz caso a la instrucción y listo… puede que te toque volver o no y de todas formas quedaremos como idiotas…

Unos días te cambian las muestras porque no hay laboratorio, otros porque no hay medios de cultivo, no te mandan material porque “traspapelan” el mail que ya has remitido en varias ocasiones y el que mandan no es lo que pediste…

… y así, cómo demonios intentas animar a los compañeros??? si hasta a mí me cuesta…

Solamente se acuerdan de nosotros para recortes, supresión de plazas y jornadas maratonianas de matadero… y para tasas… que no se olviden las tasas… para todo lo demás ni interesa ni importa… casi mejor opinarán algunos…

A dar vidilla al curro… fuera telarañas y parsimonia… estaremos descabezados pero sabemos cuál es nuestro trabajo, así que a ello…  Arriba mindundis, que la administración funciona gracias a los funcionarios de base… aunque nadie nos crea una mierda

sábado, 11 de enero de 2014

Primera entrada del año

Primera entrada del año. Día 11 de enero y ya llevo seis novelas… vale que tres eran cortitas pero lo mío ya es para que lo mire un profesional: “Doctor, doctor, me leo hasta las etiquetas de la ropa...”. “Pues cierre los ojos”, me contestaría. Porque otra solución no se me ocurre.

Si es que yo tendría que haber sido profe de literatura o trabajar en una biblioteca… contagiar mi pasión/vicio/enfermedad/obsesión a renacuajos, a adolescentes melancólicos o a jubilautas hartos de telecinco. O trabajar en una editorial y evitar que se lleguen a publicar algunos bodrios que he tenido la mala suerte de leer… mucho nombre y rimbombancia y son tostones insufribles o locurones fantasiosos que llevan best-seller en la portada y la foto del menda en la solapa… o las novelas clónicas de tía boba que se agobia consigo misma y conoce a tío buenorro que la mortifica un poco… ains, al menos hemos dejado un poco de lado las novelas de manuscritos y códices escondidos.

Primera entrada del año… pensamientos liosos sin hilo conductor… ayer comí los mejores nachos que hasta ahora había comido en Zaragoza, en el Kuky´s place, donde una de mis camareras favoritas se ha transformado en regente de establecimiento de comida americana… los speedy gonzales estaban de muerte con sus frijoles y la tarta de manzana caliente con canela era el final perfecto…

Primera entrada del año… terminan mis vacaciones en Zaragoza… hasta cuando huele a col y la niebla se hace fuerte me sigue gustando. Hasta paseando por Fernando El Católico con esas retamas cutres que tienen por zona ajardinada… pegando la hebra con la señora de Ejea que pasea al cachorro de labrador de su hijo y te cuenta media vida en cinco minutos, donde te para en el Puente de los Gitanos, el señor ese que no conoces, pero que te vio socorrer a un bicicletero que se resbaló en el paso de cebra y llevaste a urgencias con una brecha en la ceja y pregunta por él (Alberto, espero que tu madre no fuese demasiado pesada con la historia de la bici y que la cicatriz quede bien)… donde te cruzas un par de veces con alguien y y a la tercera te saludan como si te conocieran… donde las palmeras de chocolate de Juma son de lo mejorcito y donde el Marly sigue con su camarero gruñón soltándote la retahíla de siempre: “lomo con queso, champiñones con gambas, jamón y paté, pimiento con carne, huevos rellenos, solomillo con queso, croqueta de jamón, croqueta de merluza, gamba y huevo, pimiento rojo…”

Y sí, sigue dándome repelús, asco y rabia ver a gente escupir en el suelo… qué cerdos, y eso pasa en Mordor y en Zaragoza… ojala se atraganten y acaben babeando sus zapatos… es algo que me puede y un día me llevaré una torta por no callar mi exabrupto en voz alta…

Primera entrada del año… sigo con mi marcha de siempre… mi chifladura personal por escrito… echaba de menos escribir en el blog, aunque he tenido faena de consultoría en el mail… con lo rollera que soy contestando no sé como alguno no me ha mandado a la mierda.

Primera entrada del año… hoy Zaragoza, mañana Mordor… cada vez me cuesta más retornar al destierro… qué egoísta soy…