viernes, 18 de octubre de 2013

Marchando hacia el ocaso

Hay lugares donde el tiempo parece haberse detenido. No hay gente, no hay movimiento de coches… entras en una empresa de cultivo y envasado de champiñones y crees que te has confundido; ¿dónde están esas mujeres sentadas ante aquellas largas mesas con la radio puesta laminando champiñones a toda velocidad? La mesa sigue allí pero prácticamente vacía y como mucho ves dos o tres mujeres llenando platos entre cafés y conversación.

Si antes no paraban de entrar y salir furgonetas, entradores, compradores y era todo actividad y ruido ahora hasta el sonido de mis pisadas parece romper la monotonía.

Pero así con todo, vas al almacén y sí, ves alguna furgoneta cargando, algún toro cargando palés pero ya no encuentras el surtido de productos de antaño y casi la parte de devoluciones es más voluminosa que la mercancía que están colocando.

Es triste abrir una cámara de una carnicería y encontrar media canal de cordero, algún chorizo que parece abandonado por lo solitario que está, un “cacho” cerdo y una triste caja de pollos… si antes parecía todo metido a presión…

Y luego dicen que estamos saliendo de la crisis… está claro que “ellos” que no nosotros…

Regreso al despacho en un bonito día soleado y me viene a la cabeza una canción que dice algo así como “hacia el sol, seguiré, bajo el huracán, viviré”… y me imagino un desierto polvoriento con un par de figuras caminando sin prisas bajo un sol de justicia… camino del ocaso

1 comentario:

  1. Don´t worry, que ya lo ha dicho Botín: España va fantástica, está llegando dinero de todas partes.

    ResponderEliminar