jueves, 21 de febrero de 2013

Espesuras inspectoriles

Hay días que uno acaba agotado… se junta la distancia, las carreteras horribles, la lluvia… y las inspecciones densas… muy densas… de esas que parece que te envuelven y duran eternamente.

Hoy acompañaba al vecino de despacho, que ya había tenido problemillas en un obrador. No es la primera vez que iba, ni supongo que será la última… creo que he acompañado a todos los inspectores que han llevado el lugar… y las descripciones de las deficiencias son iguales… las diferencias radican en la forma de expresión de cada inspector.

Hacía tiempo que no veía un obrador de pastelería tan… tan… tan… Eso no era un obrador, era la bat-cueva… condensación a lo bestia, toda la pintura desconchada, con los restos de la pintura por el suelo, negro y negro y más negro, no solo de moho, también de la mala combustión de la caldera que tizna y deja hollín por todas las superficies… A eso le añades plastas de harina que ya pasan a un color marronáceo debajo de la capa de harina reciente que cubre todo cual rebozado (primero es blanca, beige que amarillea, amarillenta marfileña, luego se amarrona y finalmente se convierte en un algo que ya ni rascando con la uña). Mejor no mirar paredes, suelos… Mirases donde mirases… estoy convencida que hace al menos un par de semanas que allí no se limpia…

Lo que ya escapa de mi comprensión (escasa o no) es que el moho se haya hecho fuerte y campe a sus anchas… vamos, que ni una cueva de la montaña para madurar quesos … y menos en la zona de almacenamiento de harinas… siempre me ha dado la sensación de que los panaderos y reposteros cuidan muy mucho el lugar en el que guardan la harina, pero aquí, no.

Ha resultado una inspección tensa. Los comentarios despectivos, los gritos y las poses… no entiendo eso de que delante de la clientela chilles para que sepan que en la parte de atrás está el inspector, descojonándote de él y de su trabajo cual programa de telebasura. Reconozco que a veces mentalmente me sonrío de las cosas que dicen, quizás porque creo que no van conmigo, otras me tocan bastante la moral pero no voy a entrar al trapo… no tengo nada personal contra ellos y en el fondo no te duelen porque ya sabemos que solamente te hiere cuando te lo dice alguien a quien aprecias… Además, llega un punto en que mi cabeza desconecta del parloteo y me fijo en cosas extrañísimas… de hecho,  me preocupaba más que le pudiera dar un arrechucho al hombre que otra cosa porque estaba rojo como un tomate, con babilla en la comisura, una vena hinchada en el cuello y con las aletas de la nariz sin parar… Y las uñas de una de las dependientas que seguro que si me arañaba tendría que ponerme en observación de la rabia… Creo que es “bueno” que te vengan esas tontadas a la cabeza porque evitas discusiones y enfrentamientos baldíos. Te hacen distanciarte de la bronca y por lo menos a mí, me evitan entrar al trapo.

Pero ni una sola explicación al desastre salvo criticar y hablar mal de la competencia y acabar diciendo que es que los obradores son así y hasta primavera no toca limpiar… (para qué más comentario)

2 comentarios:

  1. Y lo mejor de todo.. mañana mas....!!!!!!!! Y yo en mi caso... a realizar consulta en la AESAN, porque la Direccion General... a veces está mas perdida que Wally en un suyprmercado.. JEJEJEJE
    Suerte mañana

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  2. A mi, que soy empresa, es decir, que ellos mismos me pagan para subsanar esas deficiencias, casi me toca hacerle una RCP a un cliente por decirle que sí debía instalar un lavamanos, tal como le había indicado el inspector.En las sucesivas visitas me atendía la mujer y copropietaria, que temía por la vida de su marido.

    ""tú que cojones vas a saber, que yo llevo aquí trabajando desde los 15 años....."...ajá...si..vale..

    ;-)

    Un saludo

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