lunes, 31 de diciembre de 2012

Bye bye 2012

He estado unos días desconectada… al principio hasta sentía cierto desasosiego con eso de no tener conexión a internet… sí, qué pasa, no tengo un móvil con internet… llámame roñica… pero después sobrevenía una sensación, ya sé que es falsa totalmente, de tranquilidad al no saber nada de nada… ni un periódico, ni un telediario, ni un… vamos que vivía la mar de bien en mi mundo de pin y pon.

No obstante, soy yo y mis idas de bolo… así que ya me he preocupado por las navidades próximas y lo jodidas que están para poder ir a casa ahora que se han cargado los moscosos y todos queramos irnos los mismos tres días a casa…

Ya sabemos que el 2013 va a ser un año de mierda. Los propósitos que nos hagamos para este año desembocan en intentar que el palo no sea muy fuerte y que podamos echar una mano a nuestra familia y amigos.

Os deseo salud, salud y salud porque la cosa no está para enfermar o tener que ir a urgencias y que sea donde ya no quede epinefrina, no haya ambulancia o el médico esté en una salida a 30 Km. Os deseo fuerza, masa por aceleración para capear el temporal… desearos trabajo, fuerza por desplazamiento, aunque os convirtáis en emigrantes nacionales como nosotros o suprarregionales como tantos de nuestros familiares y amigos. Os deseo buenas lecturas… que nos hagan soñar con lugares paradisíacos, vivir vidas de aventuras (buenas) y aprender algo nuevo.

Os deseo sonrisas… que no falte alguna carcajada, que no falte una risotada… aunque tengamos que acabar hablando de cacaculopedopis, que siempre es muy socorrido.

Besos

domingo, 23 de diciembre de 2012

No me reconozco

En estos días en los que las tiendas se encuentran casi en liquidación total, se cierran cientos de comercios a diario, los comedores de caridad se quedan sin una miga que repartir, y en los que, por más que te quieran anunciar en la tele, la radio o internet, no vas a comprar porque no hay un puñetero duro…

En estos días que esos que dicen que trabajan por nuestro bien, para sacarnos de la crisis esta que hemos causado funcionarios y obreros por nuestro afán de respirar por encima de nuestras posibilidades, lanzan sus mensajes navideños, llenos de un cinismo cruel con el  “próspero” año nuevo (alucino con la desfachatez) y que te embarcan a esforzarte más (¿más? ¿con qué? ¿cómo? y ¿por qué? ¿Y tú no?)

En estos días que sabes que todavía eres de las afortunadas que van a poder pasar las últimas navidades en casa para celebrarlas en familia…

En estos días que sabes que de nuevo una oleada de conocidos, amigos y familia emigran a buscarse la vida. Y que otros de la noche a la mañana ya no tienen que poner el despertador temprano para ir a trabajar y los muchos que ya no pueden pedir más a familia y amigos porque ni ellos pueden prestar un duro más.

En estos días que los villancicos ya no son lo mismo sin el buey y la mula y las letras se han cambiado para hablar del paro, recortes, la educación, la sanidad, las tasas, la justicia, los eres y a la porra con la mirra, el incienso y el oro.

En estos días… en estos días… me sale la vena macarra y revolucionaria. Me niego a dar mi brazo a torcer. Me niego a callarme. Me niego a resignarme. Me niego a humillarme. Me niego a llorar y a lamentarme. Me niego a creer que privatizar será lo mejor. Me niego a perder el derecho a una vida digna, con una sanidad pública y universal. Me niego a perder el derecho a estudiar y llegar a la universidad sin tener un puto duro. Me niego a que ofreciendo trabajo que nunca se hará realidad se carguen bosques, ríos o envenenen la tierra. ¿Qué herencia vamos a dejar a nuestros hijos, a nuestros nietos? ¿Qué legado? ¿Qué recuerdos? ¿Qué cultura? ¿Qué sociedad? Mad Max ha dejado de ser una peli de ciencia ficción.

No me reconozco. Nunca he sido así. Siempre he sido el prototipo de chica modosa, tímida y callada, estudiosa y aplicada. Buf, de aquí a la decapitación por incitar al desorden público… Pero me niego a ser como ellos… Nosotros que no somos como los otros… Nunca.

Lástima que las versiones “buenas” de los años 90 se oigan y vean fatal…

jueves, 20 de diciembre de 2012

Planes navideños

Agotada. Ayer a las diez en la cama, como los niños. Al menos en el trabajo tengo casi todo preparado. Me faltan un par de cosillas para rematar la faena del año y listo…

Hoy maleta y mañana por la tarde rumbo a Mañilandia…

Pienso dormir, dormir, leer, dormir, pasear con y sin chucho, dormir, probar los turrones que ha hecho mi madre, dormir, ver al CAI contra el Gescrap que ya tengo las entradas compradas online en oferta con el partido contra el Fuenla, dormir, tomar unas cañas, dormir, leer… no puedo decir lo de no gastar dinerito porque todavía tengo que hacer las compras navideñas… el presupuesto lo he bajado, sin llegar a la roñosidad (me invento el palabro) pero desde luego no es para tirar cohetes… tendré que hacer caso al consejo materno y volver a los regalos prácticos que a veces “hace duelo” comprarse uno mismo (entrecomillo la expresión porque en Mordor me miran raro cuando la digo).

No tengo deseos de lotería ni de amores y paz.. que vendrían bien, pero, estas Navidades prefiero la salud, comenzando con el brazo maldito de mi hermana y su puñetera placa vs infección estafilocócica (no es plan quedarse con el brazo inútil a los veintitantos), siguiendo por las petardas plaquetas que desaparecen de mi sobri a puñados y nadie parece saber qué pasa con ellas y esperando que esas secuelas que dicen posibles, tras la meningitis de la beba, no aparezcan nunca … definitivamente, menudo año de mierda. Demasiados hospitales y malas soluciones… así que salud a capazos por favor…

sábado, 15 de diciembre de 2012

Olvido

Me gustan los días otoñales de cielos grises y plomizos, llovizna que tan pronto se convierte en chaparrón como al rato, en ligeras gotitas que apenas te mojan. Tarde de siesta compartida en sofá, lecturas y música de fondo. Paseo relajado con el perro y escasa conversación. Hay días que no hace falta hablar mucho, más bien, casi nada. Hay que aprovechar estas ocasiones, sobretodo si el fin es el 21 (qué risa me da).

A mi día de hoy le viene que ni pintada esta canción de Amaral:

Olvido mi nombre y mis apellidos,
olvido la fecha del día en que vivo,
con algo de tiempo les llega el olvido
a aquellos que he odiado y a los que he querido.
Las letras, los títulos de las canciones,
El paso cambiado de las estaciones.
Me acerco al espejo, me miro y sonrío
Mi propio reflejo cayó en el olvido.
Pero tú eres lo último que veo,
antes de vencerme el sueño.
Siempre estas conmigo en una dimensión
lejos del olvido.
Olvido a la madre que nunca he sido,
las vidas ajenas que no he vivido.
A veces recuerdo y a veces olvido
los años que cumplo.
Y entonces olvido, y olvido y olvido
Y nada me impide que pueda olvidar
A todos los mitos que se me han caído.
Motivos me sobran para asesinar
a algunos fantasmas a golpes de olvido.
Pero tú eres lo último que veo,
antes de vencerme el sueño.
Siempre estas conmigo en una dimensión
lejos del olvido.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Agradables sorpresas inspectoriles

No siempre me voy a quejar de todo… hay días en los que hay buenas inspecciones. Hoy ha sido uno de ellos y hasta ha acompañado la apertura de nubes disipándose la niebla.

No tenía muchas ilusiones depositadas en una de las inspecciones de hoy. No iba con el acta en ristre pero tampoco esperaba tanta mejora repentina en lo que podía hacerse sin gastar una pasta y para colmo, planes de reforma en los que por fin se solventarán algunos problemas de mantenimiento que existen desde que alguna mente pensante se le ocurrió poner un suelo bonito pero que no soporta golpes, un porrón de desagües en el suelo que no sirven para nada salvo para perder tiempo en limpiarlos y un diseño en el que para ir a los vestuarios y servicios de los manipuladores hay que salir del establecimiento y dar la vuelta a toda la instalación. Además de las escasas dimensiones de la cocina que obligan a usar zonas en teoría no destinadas para manipular…

Soy de la opinión de que en una inspección hay que valorar lo bueno que se observa. Puede ser un poco en plan, una de cal y otra de arena, pero a todos nos gusta que nos reconozcan las cosas (muchas o pocas) que hacemos bien… aunque a veces no sea capaz de encontrar algo bueno a valorar en alguna inspección (¿qué los cubitos se siguen manteniendo helados? es que ya he visto hasta un arcón de cubitos que parecía una piscina de granizado)

La cocina estaba limpia, pues se dice. Los alimentos en las cámaras estaban estibados adecuadamente, protegidos, fechados y organizados, pues se valora para que sigan así. Que en ese momento la cocinera se le ve diestra y apañada, ¿por qué no se lo voy a decir si la veo manejar un montón de fuegos, se lava las manos con jabón y no le veo hacer ninguna cosa rara en la manipulación?

Claro que había cosas mejorables, y se han dicho. Y algunas de solución urgente y también se ha dicho. Pero veo que están haciendo todo lo posible y que al menos, lo que he visto, no supone un peligro para los consumidores. Así que, poco a poco…

Aunque lo mejor ha sido la microcervecería… menuda mejora, no de las instalaciones que son de juguete y están geniales sino de la cerveza… menos mal… esta vez la malta no estaba quemada. Queda mucho para que sean buenas cervezas pero están en el camino… y sí, hemos hecho una especie de cata y ha sido divertido… Claro que luego yo no he llevado el coche… qué mal sienta un culín de cerveza a la una de la tarde sin haber comido nada desde las siete… claro que con el trayecto de regreso desde el quinto pino se te pasa todo… y llegas al despacho y los papeles se han reproducido entre ellos, se han cabreado y se han revolucionado…

martes, 11 de diciembre de 2012

A cuestas con la estufa

Quiero pensar que, limitar tanto la calefacción de tal manera que no se caldee el puesto de trabajo, se hace para que nos mantengamos frescos y tersos cual lechuga… así nos olvidaremos de botox, retinoles y demás…

Es que si me pongo a divagar las razones para que, estando a -5ºC en la calle a las ocho de la mañana sea la hora que conecten la calefacción y no se superen los 13ºC en los despachos que tienen radiador (hay despachos sin radiador y que tratamos de calentar con una lámpara de las que se usaban en las granjas de pollos hace al menos treinta años) y que se apague a las doce y media cuando afuera seguimos rondando los 0ºC son de lo más rocambolescas… aunque a saber, a lo mejor alguna es la verdadera:

a) Quieren que pillemos un resfriado y cojamos todos la baja… treinta y tantas personas tres días sin cobrar nada por estar de baja, el ahorro es considerable (sueldo+ cierre de instalaciones)

b) A lo mejor quieren que luzcamos más nuestros abrigos y bufandas… mi compañera ayer no se lo quitó y yo hoy pensaba ponérmelo para ir al baño a hacer un pis.

c) Hace frío y descamisarse para que te ausculten no es plan, al igual que ir al fisio tampoco, que te pelas… pobres de las embarazadas que van a la matrona… menos pacientes, menos esperas, menos consultas, a lo mejor se recorta el servicio de algún especialista que va de centro en centro y  aún se pensarán apagar antes la calefacción.

d) Es que los del sintrom dan tanto por saco que sin calefacción a lo mejor no vienen tanto o tan pronto. Así no se desgastan las sillas de las salas de espera.

e) ¿Para qué tener las neveras de vacunas encendidas? Basta con dejar la caja de vacunas sobre la mesa o si me apuras en el alfeizar de la ventana.

De todas formas a mí me da en la nariz que el culpable de todo es el de la máquina de café, que hartito de que esos petardos de la planta de arriba siempre metan monedas de 5 céntimos… no puede haber tantas monedas de 5 céntimos en la comarca… seguro que espera que para calentarnos acabemos metiendo monedas de 50 céntimos… eso sí, calentamos las manos con el café de máquina pero acabaremos con los ojos como platos cual lechuzas.

Mientras, el contrabando, mercadeo y robo de estufas de despacho a despacho se está convirtiendo en el entretenimiento diario… nos lo tomaremos con humor y así vamos preparando el cuerpo para cuando ya directamente no pongan la calefacción y cuando en nuestras casas ponerla sea a elección entre calentarse o comer… tiempo al tiempo.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Un buen compañero

Un buen compañero puede ser el que te saluda con un buenos días con una sonrisa y se despide de ti el viernes con un “que pases un buen finde”.

Un buen compañero puede ser el que te pide que le acompañes a la máquina del café o que te ofrece un caramelo, dulce o te invita un día al café porque sí, sin más.

Un buen compañero puede ser el que se ofrece a hacerte una limpieza de ordenador (es como una limpieza de aura o algo así, místico e intrigante para algunos) o que te ordena unos papeles o te hace unas fotocopias o te manda un mail con información que considera que te puede interesar sobre cosas de trabajo.

Un buen compañero puede ser alguien que te haga reír en momentos que parecen terroríficos. Un buen compañero te presta la estufa para que no te jodas de frío ahora que nos limitan tanto la calefacción.

Un buen compañero te presta el coche o te rescata en la gasolinera. Un muy buen compañero se molesta en mirarte las ruedas del coche y en decirte que debes inflarlas o incluso lo hace por ti.

Un buen compañero no te da largas cuando le pides ayuda para ir a un marrón o incluso se ofrece a acompañarte sin que le digas nada y no busca contraprestación.

Un buen compañero sabe cuándo no estás para que te toquen las narices.

Y lo más importante, un buen compañero no te deja su mierda para que apechugues con ella… eso, señor mío, es ser un rastrero…

La lástima es que se la pela y que en cambio, los “buenos” compañeros se hacen cargo de su mierda…

lunes, 3 de diciembre de 2012

No tengo super-visión

No soy supergirl, ni formo parte de la patrulla X, ni aquaman es mi colega, aunque a veces parece que hay gente que lo cree…

Hoy, en un establecimiento alimentario me dice la señora que lo lleva: ¿Ves salmonellas sobre la mesa?

Me la he mirado con cara de pez, pero ella estaba muy seria  y hasta cierto modo preocupada. ¿Qué contesto a eso? Que los rayos X que me integraron en los ojos al tomar posesión con veterinaria de sanidad me indican que no…

Aunque lo de esta señora parece exagerado, a veces hay personas que piensan que con echar un vistazo a una cámara, a un pollo o a un alimento guisado ya sabemos si hay salmonella, listeria u otras fulanitas bacterianas… Hombre, claro, si es que mi visión de Terminator me permite hasta analizar las características físico-químicas del alimento.

No sé si es que piensan que tenemos una lupa mágica o un aparato tan supersensacional que al pasarlo por la superficie te identifica hasta las huellas digitales de la persona puso la zarpa encima.

Confieso que casi he buscado la cámara oculta pero al final he terminado explicando por qué no soy capaz de ver salmonellas a simple vista… qué le vamos a hacer…