sábado, 27 de octubre de 2012

Otoño de inspección

Ayer inspeccioné un nuevo establecimiento recién abierto… sigo sin acostumbrarme a que en algunos lugares, el primer recibimiento directamente sea el ataque… al menos el de ayer se fue suavizando y acabamos civilizadamente… pero si yo tengo el día coñón o chulesco, ¿qué? Que ni te conozco, ni sé quién eres o qué eres aunque tú parece que ya me has juzgado por lo que alguien te ha dicho que le han dicho que yo hago…

Como siempre y en cualquier lugar, siempre vamos predispuestos y con nuestro juicio hecho… que si un chico lleva el pelo largo y va de negro, seguro que es un satánico okupa que no da pie con bola… que si uno va con un traje que le queda como un guante, es un tipo rico con estudios y su palabra será cierta… ya sé que son ejemplos exagerados pero lo hacemos… todos…

En cambio, me tocó inspeccionar otro sitio que conozco al propietario desde mis principios, cuando curraba en un restaurante como cocinero y después como encargado del local… después el lugar cerró para su venta para construir casas sobre su solar y se tuvo que buscar la vida de pinche, de comercial, de camarero… hasta que se montó su propio local. Reconoce ser un obseso de la limpieza, cosa que le agradezco… ¿cuántas veces vemos al dueño de un restaurante limpiar las rejillas exteriores del aire acondicionado encaramado a una escalera?

Ir allí de inspección es pasar un mero trámite… pero hay que hacerla… él dice que es como pasar la ITV y te abre armarios, cámaras, te enseña las nuevas adquisiciones, te comenta los cambios de la carta, de alguna historia con proveedores… está orgulloso de lo que tiene y notas como se “esponja” cuando le dices que te gusta la última inversión o la solución que ha buscado para facilitar el trabajo en la cocina. Pregunto, pregunta, cuenta y opina… y jamás pregunta por la competencia ni jamás se queja de otros lugares… ¿deficiencias? siempre puedes encontrar alguna…  me da la risa cuando le digo que es que un taper de una de las cámaras no está protegido… un taper de los 100 que puede haber… sé que en cuanto me marché fue corriendo a ponerle la tapa…

Entre el de arriba y éste, una inspección en unos recién llegados a la hostelería… tengo claro que no tienen ni puta idea de cómo llevar el negocio y que les vacilan los proveedores, los montadores, los comerciales… hubo momentos que pensé que les estaba dando una clase de formación como manipuladores… Dos horas en las que repasamos temperaturas, manipulaciones, productos de limpieza… hasta para qué sirve la purga de la campana extractora y que sí, que esos tornillos de la máquina de lonchear se desmontan…

Un viernes completito… un chulo, un profesional y unos pringaos… No, no es verdad… un desesperanzado buscándose la vida, un ilusionado muy preocupado y unos que acaban de darse cuenta de que esto es más duro de lo que pensaban y que deben esforzarse más…

A por el libro 97… no sé si una historia real de una comadrona inglesa en 1950 o directamente a una batalla de magia de Trudi Canavan… después de comer me lo pienso

No hay comentarios:

Publicar un comentario