sábado, 5 de noviembre de 2011

Tromba aquí, tromba allá

Ha debido llover en un día lo que le debía haber llovido en seis meses… esperaba ver a algún Noé montado en un artilugio raro buscando una pareja de gamusinos para salvarlos del diluvio.

El simple hecho de cerrar el paraguas para meterse en el coche se transformaba en una ducha… uno de mis compañeros acabó con los calcetines y los zapatos en el radiador y con unas calzas de papel puestas en los pies porque el agua le llegaba a las pantorrillas cuando pudo salir del coche.

Ayer estuve en un kebab de inspección… reconozco que a veces no tengo la paciencia necesaria para intentar hacerme comprender, así que me forcé a hablar buscando palabras sencillas (y cuanto más lo intentas más te sale algún palabro de esos que no usas jamás o una expresión tipo monja de mi cole que parafraseaban que daba gusto). Al menos no resultaba difícil demostrar que el sitio estaba un poco guarro… el dedo a modo de algodón es bastante claro… Hoy lo hacemos todo, me dijo el hombre… y yo no le dije que no… No me acaba de convencer el lugar. No está más sucio que otros bares sucios  de algunos nacionales porque no creo que lo de la suciedad esté relacionado con la nacionalidad.  Pero, a mí, eso del cacho de carne dando vueltas todo el día… cuando llegué estaban encendidos los fuegos pero no me creo que lo estén todo el día y la carnuza esa enfriándose y calentándose continuamente no me mola nada… claro que cuando la pinché pasaba de los 65ºC y así no puedo decir nada…

Por la tarde, en medio de una tromba cogí el coche de La Rubia (el mío dormía en el garaje) y me fui a la ciudad. Hora y pico tardé en llegar y aparcar… cuando llueve, da igual el tamaño de una ciudad que se colapsa igual. Iba a una charla en la que mi padre era uno de los ponentes. La verdad es que he ido a muy pocas de sus charlas porque siempre son en congresos lejanos y megacaros, pero aquí era una charla para veterinarios y ganaderos y me pude añadir.

Es curioso eso de ver a tu padre exponiendo con su puntero laser cual Jedi, con sus expresiones típicas y sus gestos habituales de ladearse un flequillo inexistente (que en sus años mozos llevaba) y agarrarse el cuello con una mano como si se le cayera la cabeza…  pero en vez de hablar de las cosas típicas familiares, oírle hablar de epidemiología, que si las prevalencias, que si los neozelandeses, que si en Uruguay, que si la resistencia a los tal, que si el Haemonchus… dices, ¡coño, cómo controla! (Amor de hija, obvio)

Después hablaba uno que me cortó un puñado de pulseras de cuero una vez que me fui de prácticas con él cuando estudiaba en la facultad… recuerdo que me miró las manos (por entonces plagaditas de pulseras cual hippy) y zasca a tomar por saco las de una mano para que se la metiera en el rumen de una vaca con un timpanismo desorbitante que no tenía ya otra solución… saca la espuma, que tienes las manos más pequeñas y limpias que yo, me dijo… estuve llamándole cabrón tiempo y tiempo (creo que lo de las pulseras me jorobó más que lo de la mano sin guante en la tripa de un bicho).

Su charla fue divertida, con un acento maño que ni Marianico el corto y eso que según él, estaba poniendo acento finolis, pero es que toda la vida ha sido un basto de narices. Oír a alguien hablar con el morro arrugado y medio cantando en un lugar donde no pega me encantó.

No me quedé a la cena posterior, porque bastante tarde era ya y con la lluvia como que no apetece conducir a las mil de la noche, cansada de todo el día de acá para allá.

Me despedí de la gente y del besucón de mi padre que no hacía más que repetir que no tenía que haber ido hasta allí, que estaba muy lejos y hacía mal tiempo. Ya… eso dice… pero si no hubiera ido se hubiera desilusionado… así “fardó” de hija groupie y tan feliz… y después cual adolescente le tuve que llamar para decirle que ya había llegado… Eso no cambiará, no? Tendré cuarenta tacos y tendré que seguir llamando a casa para decir que he llegado bien… padres…

4 comentarios:

  1. Padre, como que te da una charla de parasitología, como que te corrige un proyecto de final de máster, como que te hace las chapuzas de casa. :)

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  2. Ese mismo... el multidisciplinar... tan pronto te cambia las ruedas del ccche como te suelda unos cables sueltos de una estufa como le da por poner andamios y ponerte un techo de madera... es normal que luego tenga esas idas del bolo haciéndole huevos fritos al perro...

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  3. Me gusta empezar la semana con una sonrisa en la cara y muchos días es gracias a ti.

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  4. Interesante tu observación sobre los kebaps. Efectivamente nuestros prejuicios nos engañan a veces. Hago inspecciones en mataderos de Madrid y aquí se carga la carne en "caliente" a 25 grados y aquí no pasa nada (el jefe de area, la política, ya sabes...)

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