jueves, 17 de noviembre de 2011

Un buen día de inspecciones

Hay días que ir de inspección es un gusto… suena raro viniendo de este blog, pero hay que ser justo.

La primera inspección en un bar de carretera de esos que a la hora de los almuerzos y de la comida sigue estando a tope… precios económicos y raciones abundantes para los que curran en el polígono cercano. Los platos son tradicionales, los que tienen salsa, abundante para mojar y el menú no varía demasiado: ensalada, sopa, macarrones, lentejas y arroz a la cubana- lomo fresco, lomo adobado, pechugas a la plancha, calamares, albóndigas… y al día siguiente ensalada, sopa, espaguetis, garbanzos y paella- lomo fresco, lomo adobado, pechugas a la plancha, estofado y pez espada… como siempre el postre eterno: yogur, manzana, naranja, natillas y helado.

La cocina tendrá sus veinte años pero cualquiera lo diría; limpia, ordenada, sin desperfectos importantes… no está perfecta porque eso no existe y alguna vez le comentas alguna temperatura o alguna cosa tan nimia que casi da vergüenza decir nada… Con el movimiento que tiene el sitio, cuando otros me dicen que es imposible tener una cocina de 200 metros cuadrados ordenada, pienso en esta cocina que no llegará a los 20 metros y sí, se puede tener una cocina en estupendas condiciones hasta mientras se trabaja.

De allí ya, china chana, a la industria que ahora mismo parece más potente en la zona. Todos currando sin parar, descargando envases, cargando mercancía, otros limpiando la zona que quedaba despejada… nunca había visto el almacén tan vacío, pero es que no dan abasto para distribuir. Vas allí y te enseñan las novedades que van desde contratar a una auxiliar administrativo que te presentan como si fuera de la familia a comprar una máquina que cuesta más que lo que gano en tres años. Que tomas muestras, las que quieras… que les cuentas una historia del ministerio, lo hacen… que les preguntas tal cosa, te lo demuestran al momento… Eso sí, currar, todos, hasta a la madre la ves con sus guantes estropajo en mano intentando quitar alguna mancha rebelde de una pared… si te descuidas hasta el abuelo está por allí revisando las cosas. Un gustazo, oiga. Creo que es el único establecimiento en el que, en este momento, no tengo ninguna incidencia abierta… pensaba que era algo imposible…

Lástima que lo bueno acabe pronto..  mañana me toca la situación contraria… menos mal que será viernes…

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