miércoles, 30 de noviembre de 2011

La comidilla del centro de salud

Estos días no sé si me he sentido más como una arrestada o como Miss Daisy: me recogían, me llevaban en coche y me traían de vuelta…

… claro que eso de ir custodiada por la Guardia Civil, atravesando las salas de espera da juego para la imaginación… ¿qué habrá hecho que se va en el coche de los picoletos? ¿dónde irán? ¿a qué? Además iba sentada en la parte de atrás y en casi todos los coches, las puertas había que abrirlas desde fuera, con lo cual o parecían muy caballerosos abriéndome y cerrándome la puerta o parecía que estaba arrestada…

El mosqueo de la gente ha ido en aumento y ya hasta algunos médicos se me cuadran cuando me ven. Y todos preguntan y yo, la verdad, es que sigo sin enterarme de por qué hemos hecho estas inspecciones conjuntas… pluralizo pero vamos, que salvo los de hoy que eran muy agradables y preguntaban y los de anteayer, que hasta uno cogía notas, los otros como si vieran llover y me he clavado un huevo de inspecciones yo solita con todo el papeleo que conlleva.

Ayer, incluso me llamó un carnicero por la tarde… obviamente no iba a preguntar directamente y empezó con historias sobre las vacaciones de Navidad, que anda que no queda… y yo, venga, al grano, qué pasa… y el otro, ¿te han amenazado? ¿te ha pasado algo para ir con una pareja de la Guardia Civil? ¿iréis a verme? Es que te han visto en tal sitio, me ha dicho Fulanito que estuvisteis en su almacén… que casi se caga de susto… Claro que las dos primeras preguntas no son las importantes, la que le agobia es la de si vamos a ir a verle… no tiene desparpajo ni nada el muchacho…

Algunos no han sido muy habladores, pero todos tienen la deformación profesional esa que parece que les obliga a preguntarte de dónde eres pero de mil formas distintas… como ya me lo sé de historias que cuenta La Rubia o de cuando me toca poner denuncias por destrozo de los coches, ya contesto a monosílabos. No eres de por aquí, ¿verdad? No… y se hace un silencio hasta que siguen, ¿de dónde entonces? De lejos, digo, pero luego me entra la risa, les contesto y les digo que todos me han hecho las mismas preguntas y que tienen ese vicio cotilla… Ya sé que me esperan cinco minutos que parece que esté en un interrogatorio. Pero bueno, yo les pago con lo mismo…

Después de estas horas con los de verde tengo que confesar que salvo una pareja de destalentados chulitos, los demás me han parecido tipos bastante normales… eso sí, demasiado educados y marciales con tanta cuadratura y tanto mi teniente, mi capitán y esas cosas, pero  ya sé que eso de las jerarquías es como en el ejército. Me han contado historias, hemos comentado cotilleos y hasta me han pagado un cortado rápido a media mañana. Alguno me ha cogido la cartera con todos mis chismes y me ha sujetado la carpeta durante la inspección… no estoy acostumbrada a estos detalles, pero está bien, mientras  me pringo con el pescado, me sujetan los papeles…

Me parece que es muy vocacional lo de ser Guardia Civil, porque desde luego no lo harán por el sueldo… paupérrimo, paupérrimo… aunque claro, hay tanto trabajo tan mal pagado… o algunos demasiado bien pagados… No me extraña que de vez en cuando haya alguno avinagrado hasta las trancas…

Espero que después de esto, se hayan quedado con mi cara y no me paren cuando vaya en coche, jejejeje (bueno, supongo que ya no me pondré tan nerviosa como la última vez… o sí, que soy yo y mis nervios nerviosos)… y sobretodo, que no se pongan a meterse en las industrias a mirar etiquetados y a creerse que saben de esto… yo me he ofrecido a que cuando tengan dudas me llamen (pero no a las tres de la mañana) y que salvo los días que me voy a mi casa, el teléfono del trabajo siempre lo tengo operativo… Ya veremos…

domingo, 27 de noviembre de 2011

Un domingo casi perfecto

Desayuno con el libro, lástima que no tuviera pan suficiente para hacer unas tostadas. Ducha, ropa cómoda que me voy con el perro a que corra un poco por el campo.

De lejos se oían los tiros de los cazadores… atravesamos el pueblo. Ni una persona, ni un coche… solamente nos encontramos a Randy, un perruno muy simpático que me ha pisado con sus patas llenas de barro. Llegamos hasta un camino tan poco transitado que ya no parece ni camino. Por si las moscas, y aunque sé que el chucho no me va a hacer mucho caso, le digo que no se vaya lejos (ya, soy una majara que intenta razonar con los animales).

Olisquea por aquí, huele por allá, mira a lo lejos porque se oyen ladridos y tiros, pero están muy lejos. Una carrerita por aquí, ahora me espero a que vengas. Charco hasta las corvas y yo me lleno de barro. Hasta aquí llega la basura del pueblo, un envase vacío de gel, unas latas de cerveza, un montón de bolsas de plástico y hasta los restos de un mueble… qué cerdos!

Hace un frío de la porra, a pesar de que luce el sol. Aprieto el paso para entrar en calor. El perro sigue con sus carreras y derrapes y de vez en cuando viene corriendo a saludarme como diciendo, qué guay, mola. Nadie ni nada, ni siquiera nos llega el ruido de los coches que pasan por la carretera…

Una horita más tarde el perro vuelve a casa con botas de barro (como yo) y los dos con una sed atroz. Solamente nos hemos cruzado con un señor mayor encorvado en grado extremo. El perro parecía cansado pero en seguida busca su pelota para jugar. Hago cuatro cosillas de limpieza casera y ya me pongo manos a la obra a cocinar escuchando discos viejos de Placebo. Tras comer, La Rubia prepara café y yo me acomodo en mi sillón de lectura. Paso de la F1. Página tras página, avanzo con la novela hasta que ya me ilumino con el reflejo de la tele y una farola de la calle. Porras, con lo cómoda que estoy. Noto las rodillas chirriar al levantarme. Nada, mejor nos vamos a sacar al perro de nuevo.

Hace frío. Nos cruzamos con un atajo de mujeres con los pelos huecos. Un Yorkie se nos pone chulo y el nuestro reprime un mordisco. Un tipo con parsimonia viene a por el perro llamándolo idiota. A la vuelta hemos visto a Lolita, una perra que parece que toma café. Se pone panza arriba para que le hagamos cuatro carantoñas. Desde luego, tenemos más vida social con perros que con personas…

De nuevo en casa (aunque seguimos pensando en que es una casa provisional, la nuestra está lejos). La Rubia está con su libro de un arquero en la guerra de Inglaterra con Francia y una cervecita junto a él. Yo he puesto el tenis pensando que ya acababa pero comienza un último set. Me da igual quien gane. El perro juega con un calcetín viejo en el que dentro tiene un hueso de goma.

En cuanto acabe de escribir esto volveré al libro aunque sea un rato antes de hacer la cena… empanadillas al horno, receta de Arguiñano de hace años que La Rubia me enseñó.

A este día le pega una canción… buscaba una alegre y marchosa pero pensándolo mejor, hay días en que el silencio y no ver la cara de nadie es un gustazo… Enjoy the silence

sábado, 26 de noviembre de 2011

De excursión con los de verde

Ayer estaba tan cansada que hasta me olvidé de ir a yoga… como no estaba La Rubia ni cociné y comí unos espaguetis que iban a ser para el perro… agotada… coño y soy funcionaria, qué contradicción para algunos…

A lo que iba, que estaba agotada… ¿y eso? Eso se llama Guardia Civil y no sé qué demonios de la Interpol. ¿A que suena a peli de acción?

Pues ni de coña… que se vinieron de inspección conmigo para la lucha contra el fraude alimentario y la falsificación de etiquetados y no sé qué más.

No sé qué esperaban… encontrar una trama de sacrificios clandestinos, una red de venta de alcohol de una destilería clandestina… jo, para eso no creo que haya que ir a las industrias y establecimientos alimentarios, no? Tres picoletos llevándome en coche y entrando conmigo a los sitios… la gente se acojonaba y menos mal que explicaban que la que acompañaba era yo y no ellos…

Lo mejor fue cuando decidieron que era hora de un café. Entramos a un bar que ahora que se ha ido el veterinario de la zona, me ha tocado en el reparto. Todo el mundo fumando. Entramos y todos apagando el cigarro, y las camareras recogiendo los ceniceros. Me miré a los Guardias y les pregunté si iban a hacer algo. No es nuestra jurisdicción, dijeron. ¿Y no van a avisar a sus compañeros? No, menudo carácter tiene el (no sé qué rango dijeron). Algunos de los clientes se salieron a fumar a la calle mientras los guardias se los miraban con cara de cachondeo. Una de las camareras preguntando si no queríamos comer algo, ¿un montadito? ¿una tostada? ¿unos huevos? ¿un pinchito de tortilla? ¿un donut? No, no, no y no gracias.

Cuando fuimos a pagar la misma de antes diciendo que no, que nos invitaba. Insisto en pagar, le decía el guardia más viejo. No, no, invita la casa, decía la otra. No quiero, decía el otro. Y la otra ya casi desesperada. Con una risotada de esas de peli de terror cutre, el guardia cogió su billete y despidiéndose a diestra y siniestra de todos los clientes se fue hacia la puerta. Salimos mientras nos la sujetaba y al salir soltó un buenos días que casi hizo dar un respingo a los del bar. Por hoy no fuma ni Dios en ese bar, dijo el guardia.

Agotada. No es igual hacer las inspecciones una sola a su marcha que tener a tres tipos a los que explicar lo que estás haciendo y luego contarle las cosas al responsable de la industria y resolver las dudas a los guardias.

He dormido cual bella durmiente (quitemos el bella porque he despertado llena de legañas) y con energía para coger la fregona y hacer de Cenicienta toda la mañana.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Miedito…

Aunque bromeemos, hay un algo en el ambiente que hace que se nos vaya metiendo el frío en el cuerpo (vale, en parte es por la calefacción de marras).

Que si  auditorías sobre  los inspectores (que no las veo mal, que conste, siempre que sea para mejorar la formación y el trabajo y no para hacernos los culpables de todos los males), que si una posible reestructuración (que habrá que ver qué hacen y cómo lo hacen), que si ausencia de concurso de traslados en años (Mordoriana me veo), que si una segura rebaja de sueldo (¿moda? ¿cenar dónde? ¿comprar qué?)… Todo buenas noticias!!!

Por lo visto, para algunos mastuerzos, debería irme a la calle por ser una puta funcionaria…   Qué simpático el señor que me desea tales dichas y me las escupe a la cara… pensaré en él cuando use papel (ese que va enrollado en un tubito de cartón y  no me refiero al papel de cocina).

Soy una maléfica funcionaria… por lo visto, por partida doble (si trabajo porque abuso del pobre trabajador y si no trabajo porque abuso del pobre trabajador)… Cualquier día nos linchan por ser los causantes de todos los males del mundo mundial… 

Soy peor que Cruella de Vil, Cersei Lannister y Sauron juntos…

Perdonad a esta pecadora, que un día osó opositar, disculpad oh, nobles señores a esta traidora funcionaria…

\m/

martes, 22 de noviembre de 2011

Filosofando un día de lluvia

¿Se puede envasar al vacío una sopa?

¿Es envasado al vacío cuando queda aire y el cacho de carne puede moverse libremente por el envase? ¿Es un pseudovacío?

¿A qué huelen las nubes? Chun chun, chun chu chun chu…

Si se elabora una longaniza fresca, ¿por qué pones una fecha de caducidad de un año? Se supone que debería ser una fecha corta, mientras se mantienen las condiciones del producto, esto es, que es fresco, mantiene su actividad de agua, sin mermas… si lo que quieres es vender un producto curado, hazlo así desde el principio… ah, no, que es que no es curado, es una cosa dura y securria como el brazo momificado de la tía Encarna…

¿Por qué en las pelis de terror las puertas siempre chirrían? Ññññññññ

Por qué hay ese empeño en llamar lenguado fresco al  fletán, emperador al pez espada y mero a cualquier otro pescado que de verdad se parece poco o nada…

¿Nadie ha reparado en que las lavadoras son vórtices a otra dimensión? Stargate a su lado es una tontería… ¿dónde fueron a parar los cientos de calcetines que han desaparecido desde la aparición de tan portentosa máquina?

Jo, y es martes…

sábado, 19 de noviembre de 2011

Gracias

Antes de nuestra pequeña escapada relámpago para ir de concierto y volver de madrugada a Mordor, mientras los macarrones se gratinan en el horno y se acaba de secar el suelo recién fregado, aprovecho para daros las gracias.
20.000 visitas, ¿quién lo podía imaginar? Yo, ni de coña. Empecé escribiendo sin más en el ordenador cuando consideré que ya les había dado mucho la paliza por teléfono a mi madre y a La Rubia. De allí al primer blog pasaron un par de años y tras abandonarlo, lo volví a retomar… creo que  al escribirlo, libero un poco a mi madre de la tortura telefónica diaria, que tiene más hijas a las que soportar, y de paso no me como tanto el tarro…mentira, que me lo como igual.
Camino de los nueve años fuera de casa y la morriña cada vez es mayor. Definitivamente Mordor no está hecha para mí y sigo sin ganas de quererme adaptar a sus costumbres… tengo la sensación de estar en un bucle que me hace volver al punto de partida una y otra vez.
Las estaciones pasan, llega el frío, regresa el calor y me parece que el tiempo y la vida escapan a chorros… y la carretera de regreso a casa sigue igual de mala y costándome un poquito más cada día. Me agarro como una posesa a los libros, a los paseos con el perro, a mis ratos de cocina, al deporte y cómo no, a La Rubia, que sigue dándome el puntito de sensatez y la esperanza de volver un día a casa. Está visto que hoy tengo el día blandito…
Tras más de 400 entradas, aunque de vez en cuando me repita más que el ajo, sigo con ganas de seguir contando la vida de esta majara, que acabó de casualidad como inspectora de sanidad en un lugar perdido en el mapa… así que, gracias por leer mis idas del bolo y por poner comentarios de vez en cuando. Es cierto cuando digo que es un esfuerzo sobrevivir lejos de casa sin perder la cabeza…

viernes, 18 de noviembre de 2011

Y mañana...


Aunque su último trabajo me resulta un poco espesito, siguen siendo perfectos para leer en una tarde lluviosa y fría...
... mañana, en directo, alucinaré viéndoles tocar...

jueves, 17 de noviembre de 2011

Un buen día de inspecciones

Hay días que ir de inspección es un gusto… suena raro viniendo de este blog, pero hay que ser justo.

La primera inspección en un bar de carretera de esos que a la hora de los almuerzos y de la comida sigue estando a tope… precios económicos y raciones abundantes para los que curran en el polígono cercano. Los platos son tradicionales, los que tienen salsa, abundante para mojar y el menú no varía demasiado: ensalada, sopa, macarrones, lentejas y arroz a la cubana- lomo fresco, lomo adobado, pechugas a la plancha, calamares, albóndigas… y al día siguiente ensalada, sopa, espaguetis, garbanzos y paella- lomo fresco, lomo adobado, pechugas a la plancha, estofado y pez espada… como siempre el postre eterno: yogur, manzana, naranja, natillas y helado.

La cocina tendrá sus veinte años pero cualquiera lo diría; limpia, ordenada, sin desperfectos importantes… no está perfecta porque eso no existe y alguna vez le comentas alguna temperatura o alguna cosa tan nimia que casi da vergüenza decir nada… Con el movimiento que tiene el sitio, cuando otros me dicen que es imposible tener una cocina de 200 metros cuadrados ordenada, pienso en esta cocina que no llegará a los 20 metros y sí, se puede tener una cocina en estupendas condiciones hasta mientras se trabaja.

De allí ya, china chana, a la industria que ahora mismo parece más potente en la zona. Todos currando sin parar, descargando envases, cargando mercancía, otros limpiando la zona que quedaba despejada… nunca había visto el almacén tan vacío, pero es que no dan abasto para distribuir. Vas allí y te enseñan las novedades que van desde contratar a una auxiliar administrativo que te presentan como si fuera de la familia a comprar una máquina que cuesta más que lo que gano en tres años. Que tomas muestras, las que quieras… que les cuentas una historia del ministerio, lo hacen… que les preguntas tal cosa, te lo demuestran al momento… Eso sí, currar, todos, hasta a la madre la ves con sus guantes estropajo en mano intentando quitar alguna mancha rebelde de una pared… si te descuidas hasta el abuelo está por allí revisando las cosas. Un gustazo, oiga. Creo que es el único establecimiento en el que, en este momento, no tengo ninguna incidencia abierta… pensaba que era algo imposible…

Lástima que lo bueno acabe pronto..  mañana me toca la situación contraria… menos mal que será viernes…

domingo, 13 de noviembre de 2011

Todo un profesional

El viernes cogí mis cachivaches de inspección y me fui a uno de los pueblos con más concentración de establecimientos de hostelería por habitante de los que tenemos. Es un pueblo pequeñospero con una riqueza arquitectónica impresionante en un enclave precioso y por ello, siempre lleno de turistas.

Que el pueblo sea bonito no debería estar reñido con un buen trato a sus turistas, pero, como aborregados hay en todas partes, es uno de los sitios en los que más expedientes abrimos por monstruosidades higiénicas, que llamarlas deficiencias sanitarias es quedarse muy corto.

Uno de los últimos lugares que abrieron ha sido el quebradero de cabeza de mi compañera así que la última vez la acompañé para apoyarla y ya de paso conocer el sitio. Es algo que hacemos: cuando una acaba hasta las narices de, más que de un sitio, de sus responsables, hacemos una visita conjunta y nos lo traspasamos. Lo mismo hacemos cuando crees que te estás volviendo muy subjetivo con algún sitio o cuando ves que por mucho que digas no hacen ya caso… es el momento de pasar el establecimiento a un compañero y ya lo retomarás más adelante.

Me presenté en el sitio, saludé con educación y dije que era de sanidad…la palabra maldita para que el señor comenzara a cagarse en mi familia sin que yo no hubiera hecho nada… pues vamos bien, pensé. No soy de las que contestan y casi parezco tonta con mis silencios, pero si de normal mi cara es seria no quiero mirarme en el espejo cuando me tocan la moral. Relájate, me dije, has venido a hacer una inspección, no a caer bien.

Le pregunté si me dejaba inspeccionar y el tipo me contestó “como si vas al váter”… Para mí fue un sí y así lo asumí.

Mediados de noviembre y hay una veintena de moscas… vale que el día está soleado pero no es normal. Se lo comento y dice que es normal porque estamos en un pueblo. Paso de razonar, lo escribo. Le pregunto si hay jabón en el dispensador y me dice que claro, que se lava las manos… Ya, voy a probarlo… no hay jabón, ni el agua caliente está enchufada. Por todas partes hay trapos negruzcos… para sacar las cosas del horno… ya veo, le digo cuando le veo limpiar un cuchillo usado con restos de cortar cebolla en uno de ellos.

Le pido que me abra los armarios refrigeradores que hay bajo la mesa de trabajo; muy bien, los huevos tienen encima un trocito de jamón cocido, un trozo de queso y un par de tomates cortados por la mitad, todo ello a pelo, sin un plastiquete o lo que sea… se lo digo mostrándole un huevo con restos de “caquita” sobre el que se apoya parte del queso. Me mira como si le hablase en chino… Le digo que considere el tirar esos productos para evitar riesgos ya que son productos que no van a cocinarse y hombre, comer con la cañita un cacho de queso con ligero toque a mierda de gallina no me parece aceptable. Buf… los aventó con un mala leche…

Seguimos con la inspección, el cubo de basura lleno de comida abierto y desparramándose el contenido por el suelo… no, no vació la bolsa, metió las manazas y apretó el contenido… y luego cerró la tapa.

Descongelando unas paletillas y unas costillas a temperatura ambiente. El exudado bañando las piezas… Otra vez parece que le hablo en chino cuando le digo que la normativa no permite la descongelación a temperatura ambiente (si ya lo pone hasta en productos congelados para usarlos en casa).

Bajo las mesas de trabajo hay sartenes en el suelo, cacerolas y bandejas para el horno. (Son cosas que no me explico, jamás se me ocurre en mi casa dejar una sartén en el suelo) Otra vez me mira cual marciana…. ¿qué hay de malo? Le contesto pidiéndole que me diga que hace con ellas cuando las coge del suelo, le digo que coja una bandeja para el horno. La coge y le digo que siga como si fuera a usarla… hace un poco de hueco apartando unos pimientos y  chof encima de la mesa de trabajo en la que está manipulando alimentos… ¿soy muy escrupulosa o no es una guarrería?

Le pregunto si controlan las temperaturas de las cámaras y me dice que todas las mañanas las mira, porque tiene invertidos en la cámara más de 20.000 euros en alimentos. Vale, me lo creo… pero entonces ¿por qué están mal? ¿Mal?, me dice con la boca abierta en una O enorme como si lo estuviera insultando. ¿Mal? Yo sé las temperaturas a las que tengo que mantener mis alimentos. Tú no eres nadie para venir aquí y decirme cómo debo llevar mi casa. Lo único que queréis es arruinar a los pobres. Soy un profesional y tú no tienes ni puta idea niñata…. y soltó un par de juramentos de esos que mi abuela cogería su muleta y te daría en el culo.

Venga, chica, me digo a mi misma en mi cabeza… respira, pasa de contestar en tonito de voz pero no te achantes… más o menos, algo así le contesté, que para impertinente yo:

“No tengo la menor duda de que sabe cocinar y hasta que cocinará rico. No obstante, si tan profesional de la cocina es, supongo que sabrá que todo lo que le he comentado viene en una norma nacional del año 2000 y que ya muchos de esos aspectos venían en una norma anterior del año 83. Importa poco las temperaturas que usted considera adecuadas si hay una norma donde vienen establecidas y usted no las cumple. Le leo las deficiencias que he encontrado:…….. Se las dejo anotadas y le apunto las referencias normativas donde vienen contempladas, si no las encuentra, si quiere, estaré encantada de hacerle una copia y hasta de explicarle lo que no entienda. Permítame recomendarle que haga un curso sobre manipulación de alimentos para que le recuerden los peligros alimentarios y le comenten la descongelación y la desinfección de vegetales por poner algún ejemplo. Espero que realice las correcciones oportunas porque algunas ya se las comentaron hace unos meses y siguen repitiéndose. Que pase un buen fin de semana.”

Todavía oí romper algo contra el suelo… a lo mejor mis modos no fueron los mejores pero ostras con el profesional..

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Tonterías y otras sandeces

En ocasiones este trabajo es surrealista… estoy de labor detectivesca, perdiendo el tiempo como una idiota, para que alguien me autorice a usar la lavadora que hay en el centro de salud… No, no es para hacer mi colada… es que la empresa de lavandería que hasta ahora nos lavaba la ropa de los mataderos (y la encogía cada vez más y más) se niega a lavárnosla… porque está sucia (toma, joróbate).

Total, que hay una lavadora vieja… que se usaba hasta que a una mente pensante se le ocurrió que mejor era gastar pasta a lo tonto en un servicio de lavandería… si estaba todo ya apañado con una mujer de la limpieza que ponía la lavadora un par de veces a la semana, una para nuestra ropa llena de mugre, aceiturri y sangre y otra con toallas y cosas de los médicos. De vez en cuando compraba un saco de detergente industrial y cuando tenía tiempo hasta nos planchaba las batas y pantalones… es lo que dice La Rubia, el traspase de dinero a la empresa del amiguete del político de turno…

Ahora me toca, que alguien nos autorice a usar la lavadora… porque seguro que la ponemos y llega la coordinadora feroz del centro de salud y nos echa la bronca del siete… y que nos den permiso para comprar detergente y lejía y esas cosas, que una vez lo compro, pero para hacerlo como rutina no, que ya hago uso de mis cosas personales para el trabajo. Hasta me ofrezco a tender la ropa… y pasamos de plancha, que la arruga es bella y los pobres corderos no van a protestar porque lleve la bata arrugada…

Es ridículo, y hasta me da la risa, pero es perder el tiempo miserablemente. A casa solamente he traído alguna bata de las que uso para ir a industrias “limpias” pero tenemos órdenes tajantes de los de salud laboral, de ropa con sangre y restos animales no llevarla a nuestras casas… y maldita gracia que me haría ahora traer la colada a casa… si Dexter a mi lado es un angelito… A lo mejor es que somos unos guarruzos pero si tienes que estar en la cadena viendo cómo se trabaja y haces la inspección postmortem como debe hacerse, te pringas hasta las cejas…

Y ya no cuento lo de la calefacción que volvemos a lo de todos los años… castigados sin calefacción… solamente nosotros, eh, que las consultas vacías parecen saunas, así que mañana, en vez de llevar el abrigo en el despacho me cojo mis papeles y me voy a preparar las inspecciones a la consulta de dermatología que está sin estrenar, pero con los radiadores a todo trapo…

Me fastidia muchísimo el despilfarro que se hace de estas cosas, luces encendidas durante la noche, ordenadores encendidos durante días y días, radiadores calentando consultas vacías que no se usan… luego algunos piensan que esto es gratis… hace años que imprimo a dos caras y luego van unos listos y nos mandan procedimientos en papel gordo con letras tamaño 16 con coloritos, con unos márgenes en los que puedo escribir El Quijote… hombre, 200 copias de eso habrán costado una pasta… hazlo en papel normal, por las dos caras, dejándolo bonito pero de un color y  sin márgenes de cuatro dedos y el dinero que ahorras lo usas para podernos mandar reactivos… o detergente, por ejemplo…

lunes, 7 de noviembre de 2011

Perlas del día

Esta mañana hemos empezado a hablar de la contraportada del Marca… la chica estaba bien, quizás las tetas demasiado en la garganta… hemos seguido con la discusión de si podemos decir “embestir” en el caso de un coche y no de un animal… que ha dado para filosofadas y hemos acabado hablando de condones caducados… lo que da de si 20 minutos de café…

Está bien eso de no hablar de cosas del trabajo durante el café. No siempre es así y vale, las conversaciones no son nada trascendentales y cuando nos ponemos a arreglar el mundo acabamos montando una guerra, una invasión alienígena o una de zombies.

La Rubia, con la que a veces tomamos el café, nos ha venido contando que un tipo le pedía a una de sus compañeras que si le podía mandar lo que fuera por correo electrógeno… al mirarlo, pensando que lo decía de guasa (como yo digo que voy a mandar un Flash (Gordon) en vez de un fax) se ha dado cuenta de que lo decía en serio…

La siguiente ya ha sido currando.. uno… que tiene un enema pulmonar… que anda que no suena cochino.

Sigue lloviendo, sigue siendo lunes pero nos hemos echado unas risotadas…

sábado, 5 de noviembre de 2011

Tromba aquí, tromba allá

Ha debido llover en un día lo que le debía haber llovido en seis meses… esperaba ver a algún Noé montado en un artilugio raro buscando una pareja de gamusinos para salvarlos del diluvio.

El simple hecho de cerrar el paraguas para meterse en el coche se transformaba en una ducha… uno de mis compañeros acabó con los calcetines y los zapatos en el radiador y con unas calzas de papel puestas en los pies porque el agua le llegaba a las pantorrillas cuando pudo salir del coche.

Ayer estuve en un kebab de inspección… reconozco que a veces no tengo la paciencia necesaria para intentar hacerme comprender, así que me forcé a hablar buscando palabras sencillas (y cuanto más lo intentas más te sale algún palabro de esos que no usas jamás o una expresión tipo monja de mi cole que parafraseaban que daba gusto). Al menos no resultaba difícil demostrar que el sitio estaba un poco guarro… el dedo a modo de algodón es bastante claro… Hoy lo hacemos todo, me dijo el hombre… y yo no le dije que no… No me acaba de convencer el lugar. No está más sucio que otros bares sucios  de algunos nacionales porque no creo que lo de la suciedad esté relacionado con la nacionalidad.  Pero, a mí, eso del cacho de carne dando vueltas todo el día… cuando llegué estaban encendidos los fuegos pero no me creo que lo estén todo el día y la carnuza esa enfriándose y calentándose continuamente no me mola nada… claro que cuando la pinché pasaba de los 65ºC y así no puedo decir nada…

Por la tarde, en medio de una tromba cogí el coche de La Rubia (el mío dormía en el garaje) y me fui a la ciudad. Hora y pico tardé en llegar y aparcar… cuando llueve, da igual el tamaño de una ciudad que se colapsa igual. Iba a una charla en la que mi padre era uno de los ponentes. La verdad es que he ido a muy pocas de sus charlas porque siempre son en congresos lejanos y megacaros, pero aquí era una charla para veterinarios y ganaderos y me pude añadir.

Es curioso eso de ver a tu padre exponiendo con su puntero laser cual Jedi, con sus expresiones típicas y sus gestos habituales de ladearse un flequillo inexistente (que en sus años mozos llevaba) y agarrarse el cuello con una mano como si se le cayera la cabeza…  pero en vez de hablar de las cosas típicas familiares, oírle hablar de epidemiología, que si las prevalencias, que si los neozelandeses, que si en Uruguay, que si la resistencia a los tal, que si el Haemonchus… dices, ¡coño, cómo controla! (Amor de hija, obvio)

Después hablaba uno que me cortó un puñado de pulseras de cuero una vez que me fui de prácticas con él cuando estudiaba en la facultad… recuerdo que me miró las manos (por entonces plagaditas de pulseras cual hippy) y zasca a tomar por saco las de una mano para que se la metiera en el rumen de una vaca con un timpanismo desorbitante que no tenía ya otra solución… saca la espuma, que tienes las manos más pequeñas y limpias que yo, me dijo… estuve llamándole cabrón tiempo y tiempo (creo que lo de las pulseras me jorobó más que lo de la mano sin guante en la tripa de un bicho).

Su charla fue divertida, con un acento maño que ni Marianico el corto y eso que según él, estaba poniendo acento finolis, pero es que toda la vida ha sido un basto de narices. Oír a alguien hablar con el morro arrugado y medio cantando en un lugar donde no pega me encantó.

No me quedé a la cena posterior, porque bastante tarde era ya y con la lluvia como que no apetece conducir a las mil de la noche, cansada de todo el día de acá para allá.

Me despedí de la gente y del besucón de mi padre que no hacía más que repetir que no tenía que haber ido hasta allí, que estaba muy lejos y hacía mal tiempo. Ya… eso dice… pero si no hubiera ido se hubiera desilusionado… así “fardó” de hija groupie y tan feliz… y después cual adolescente le tuve que llamar para decirle que ya había llegado… Eso no cambiará, no? Tendré cuarenta tacos y tendré que seguir llamando a casa para decir que he llegado bien… padres…

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Adiós “Jalogüín”. Hola Navidad

En un pispás hemos pasado de calabazas y dientes de vampiro a adornitos navideños. En los supermercados han aparecido bombones y turrones, mazapanes y ofertas de cava. Y en la tele ya han empezado con los anuncios de colonias y espera que seguro que pronto aparecen los muñecos que a saber qué hacen nuevo este año (si ya eructan, cagan, hablan, andan, gatean, lloran, tosen, tienen mocos, fiebre… seguro que luego se convierten en vampiros que brillan con el sol…)

Al trabajo ya nos han llegado las peticiones de muestras de turrón y mazapanes y en poco los chorreos constantes de alertas por marisco principalmente.

Esta mañana ya estaban las pesadas de turno con los boletos, papeletas y demás participaciones del futbol del niño, del baloncesto del otro, de la asociación de scouts, del coro de plañideras, del grupo de senderismo “andares”…

Digo pesadas porque siempre parece que son las madres las que acaban vendiendo las participaciones de los niños… venga, que son 2 euros… que te puede tocar un jamón, que el premio son 300 euros… PESADAS!!!

Luego se supone que si te toca tienes que ir a por el premio al cole tal, a la asociación de petanquistas de Turruncún o a la peña futbolera de Estropajos de Abajo… vamos que ni vas… y cada vez los recargos suben y suben y el premio baja y baja.

Claro que yo recuerdo haber ido piso por piso vendiendo papeletas a 50 pelas para una cesta de navidad del cole… una vecina se llevó una de las cestas y me regaló un paquete de guirlaches… mira que éramos coñazos de niños…

Pero que paso, de verdad, que mi vena ludópata se queda limitada a algún juego absurdo del ordenador (no el Farmville del facebook pero casi). Y además se mosquean cuando dices no… y será por una buena causa o para cambiar los tacos de las botas o para comprar imanes para recoger las bolas de petanca pero preferiría que fueran como las scouts esas de las series americanas, vendiendo galletas.

Jajaja, algunos preferirían que fuese como la de la foto de abajo…

(Ay, de vez en cuando me acuerdo de mi amigo Sergio y se me va la pinza… tantas horas de clase y de bares con él tiene estos efectos secundarios de vez en cuando… de todas formas la chavala está bien, hay que reconocerlo y espero que nadie se ofenda y me venga con la igualdad y esas cosas…)

 

 

Bueno, ¿alguien quiere una papeleta? No sé que sortear… ¿unas risas? Uf, malo, que hoy en día reírse no tiene precio…

martes, 1 de noviembre de 2011

Reencontrando viejas amistades

De un encuentro fortuito en la calle con un viejo amigo de La Rubia, del cole y de la carrera, terminamos de cena y retomando conversaciones como si no hubieran pasado 10 años.

Está bien reencontrarte y echar unas risas. Es un amante de la buena comida y nos descubrió un sitio cerquita de casa estupendo… “Nunca imaginé hablar de comida contigo”, le decía a La Rubia… y es que La Rubia era de los que se saltaban la cena para seguir con la cerveza y que comían por mera necesidad, salvo que hubiera chocolate por medio (laminero y morrudo como pocos). Ahora dice que ya no va de bares por la música sino por la cerveza y se está convirtiendo en un friki cervecero… no entiendo como sigue gustándole el chocolate después de las historietas que contaban ayer con bombones de por medio…

Nos pusimos al día, Fulanito se casó con esa chica que iba a nuestra clase y que luego bla bla, salimos con ellos cuando venimos a Zaragoza… Pues Menganito se ha ido a vivir a Nueva York, Zutanito está en San Sebastián… te das cuenta de que de la pandilla del futbolín de Derecho viven más fuera que en Zaragoza (yo era la apegada que iba a estudiar a la biblio de los pijos esperando a que La Rubia saliera de clase porque tenía turno de tarde) . Hasta sacó viejas fotos en su IPhone y entonces te das cuenta de que has cambiado un montón… (Dios mío, ¿cómo demonios me presté para hacerme esa especie de moldeado que parecía que había metido los dedos en el enchufe? Y el otro… ese pelo… y esas gafas… y La rubia, extrarrubia…)

Viejas historias que conocía por La Rubia contadas por otro testigo que aclaraban lagunas de descojone; ¿y qué fue de Merenganito? Jo, lo vimos hace poco… y te paras a pensar y el poco se convierte en 5 años…

Me reí como en tiempos… espero que no pasen 10 años para reencontrarnos de nuevo y descubrir un lugar estupendo para cenar.