jueves, 25 de agosto de 2011

Lecturas veraniegas

Este verano no me apetecen ni kakuros ni sudokus ni autodefinidos ni otras elucubraciones mentales. Llevo unas cuantas lecturas de todo tipo y condición… así que hoy mi entrada es acerca de las lecturas que llevo en estos días de vacaciones:

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Aunque tiene tropecientos libros como que no me llamaba ninguno… así que, al final me decidí por este título. Ameno y entretenido para pasar un rato a la sombra de un árbol, imaginando un atolón en medio de un mar cristalino y no de vez en cuando se me cruzaba, cual interferencia, el equipo de rugby de Nueva Zelanda haciendo una jaka. Una historia de aventuras narrada a través de un adolescente en el intento de llegar a unas islas lejanas a rescatar a las mujeres secuestradas durante una incursión de otra tribu.

Me recordó a mi época de lecturas de aventuras y a aquella serie que ponían en la tele sobre el capitán Cook con las tribus de las islas del Pacífico. Aconsejable para desconectar sin más y además al ser cortito se lee rápido.

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Decían que es una de las mejores novelas de ficción de los últimos años. La empecé con ganas aunque se me atascó en las primeras páginas… a lo mejor por tanta palabreja medio inventada describiendo habitantes, comida, animales o cosas así. Me leí unos cuantos capítulos y todavía no me hago idea de qué va, así que la he aparcado para el invierno.

Un poco espeso, me temo, pero le daré una nueva oportunidad, quizá leerlo al calor no sea lo mejor.

 

 

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Comenzaba de un modo impactante… guau, me dije, tiene una pinta estupenda… ja… hubo un momento en que pensé en mandarlo a la porra porque el retorcimiento del autor ya era de imposibles o es que la sociedad sueca está fatal de la perola, que todo puede ser.

Al menos se intercalaban momentos un poco trepidantes de acción, un poco sangrienta pero es que estos autores del frío son un poco tremebundos. El final es como las pelis estas de después de comer, con la familia junta visitando al abuelo gruñón. No la recomiendo.

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Genial… estupenda… la portada es horrorosa pero la historia es entretenida, divertida, emocionante, apasionada y fantástica. Ambientada en un mundo irreal como del medievo con un Dios tirano con unos secuaces que dan pavor, los nobles viviendo en sus mundos de Yupi y el resto de la población esclavizada… pero algunos quieren cambiar la situación y derrocar al malvado… Vale, hay magia… pero la verdad es que quién pillara esos poderes.

Es una trilogía pero el primer libro tiene un final con lo cual uno puede leerse solamente el primero y la historia queda acabada… los otros dos para dentro de unos días.

 

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Están de moda los libros de polis nórdicos y me están dejando pasmada el retrato de sus sociedades… ya me hacía una idea de que estaban un poco desequilibrados con las historias sobre el black metal que me contaba La Rubia, con adolescentes guitarreros que quemaban iglesias o que usaban como portada de su disco la foto de su colega recién suicidado…

Me ha gustado más su forma de escribir que la de Camilla Läckberg, que parece que se enchufa el redbull en vena porque no para de sacar novelas… y vale, la primera aún era original pero el resto son más de lo mismo. Ésta es entretenida sin más y me recuerda un poco a otras novelas en las que vas continuamente del pasado al presente y todo se enreda… entretenida, no me ha durado ni dos tardes.

Y entre medias, para culturizarme un poco “Armas, gérmenes y acero” de Jared Diamond que hace un repaso de las culturas y los motivos de su desaparición o de su supervivencia, el por qué unos pueblos usaban metal y otros como los de Bora Bora ni rueda ni metales y a pesar de ello eran unos navegantes extraordinarios.

En doce días de vacaciones creo que he aprovechado bien… y sí, he hecho algo más que leer… una que es una devoralibros, qué le vamos a hacer!

jueves, 18 de agosto de 2011

Bendita desconexión o maldito pincho que no carga nada

Pensaba que, cogiéndome las vacaciones tan tarde, ya no iba a tener verano y que apenas tendría ganas de meterme en la piscina… ja, cuarenta y tantos grados a la sombra y yo a remojo cual legumbre antes de cocer.

La vida de vacaciones sin viajar es parsimoniosa… cuento con la ventaja de que mis papis tienen una casa con un jardín enorme con huerto y piscina, con lo que aprovecho mientras pueda. Me levanto pronto, que no temprano, agarro mi ebook y me saco mi tazón de leche con lo que pille al jardín. El perro me pide un trocito de lo que sea, que si tostada, que si madalena… me leo un par de capítulos antes de que apriete el calor. Juego con el perro o salimos a dar un paseo.  Arreglo mi dormitorio mínimamente y me saco la superpelota y la esterilla y junto a la piscina hago una minisesión de yoga, que más que yoga son estiramientos y abdominales con los cascos puestos, en los que música relajante no suena. Tapones en los oídos (desde que dejé de entrenar en la piscina mis oídos se han vuelto tontos y parece que absorben agua como esponjas) y al agua patos… comienzo a contar los largos pero me pierdo continuamente al pensar en otras cosas o cantándome mentalmente (cuando entrenaba repasaba mentalmente las lecciones del cole o tarareaba mentalmente… ya, soy friki, lo sé).

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Salgo del agua, me voy al ciruelo y cojo una ciruela que comparto con el perro (no se la paso para que muerda y luego muerdo yo, le corto trozos, que conste). Un par de capítulos a la sombra y de nuevo al agua patos. A lo mejor me doy una vuelta por el huerto para ver cuánto han crecido los melones o para coger un par de tomates que necesita mi madre para la ensalada (es nuestro super particular)

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No doy palo al agua… mi madre cocina y yo a lo sumo doy vueltas a lo que sea o estoy pendiente del tiempo o de que cueza o del horno… como mucho pongo y quito la mesa. Llegan mi padre y una de mis hermanas del trabajo (la otra quiere estar de Rodríguez en Zaragoza quejándose del calor). Comemos y charramos sin dejar oír el telediario a mi padre. Recogemos. ¿Café? Hoy sí y mañana no… juego a la nintendo ds rosa de mi hermana que tiene un juego chorras de bolitas a modo de puzzle. Mi madre y yo llevamos un par de años picadas y tratamos de batirnos los records una a la otra… ponemos el nombre y la fecha y sí, mi madre sigue teniendo el número 1 desde el año pasado.

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Siesta. En la cama enana de mi dormitorio. Sigo sin entender cómo no me caigo. Tras la siesta de nuevo al jardín con el libro. Tapones y al agua. Salir y libro. Jugar con el perro. Visita al ciruelo o a la higuera. Al agua de nuevo. Libro. Cenar. ¿Qué hay en la tele? ¿Nada interesante? Pues libro. Uf, qué calor… bañador y a la piscina con el cuello tieso para no mojarme el pelo como las abuelas porque eso de irse a dormir con el pelo mojado no me gusta nada y como que el secador no apetece.

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Tres o cuatro días con este ritmo pausado y te reseteas por completo. Pobre Rubia, lo tengo medio abandonado… mañana le pediré que me saque de marcha.

viernes, 12 de agosto de 2011

5…4…3…2…1…

Último día de trabajo… y acabamos con la policía judicial pidiéndonos unos datos urgentes… así que he tenido que volver al despacho a buscar la documentación…
El perro ha estado custodiando la maleta durante toda la noche…
La mañana ha sido atroz… he empezado con una inspección a primera hora que se ha alargado más de lo imaginable y para colmo para acabar de mal rollo… así que todo se ha ido jorobando y liando a lo largo de la mañana. Ni café ni pis en toda la mañana… y me han quedado cosas pendientes así que apuntadas en un post-it se han quedado hasta mi regreso.
No te olvides de echar un vistazo a mi mail de vez en cuando, acordaos que esto se lo tiene que llevar el conductor, acordaos de hacer las inspecciones de la feria, recordar a Menganita que tiene que hacer estas muestras… y allí tenía al farma tomando notas sobre lo pendiente, la otra apuntando instrucciones para hacer cosas que no ha hecho nunca, el otro despistado al que he llenado de post-it…
Ya os llamaré la semana que viene… o no… ¿te llevas el móvil? me pregunta una…. No creo, le digo… Pues ya te llamaré al tuyo si tengo alguna duda… Bueno, pero no antes de las diez, que pienso dormir hasta que me duela.
No me enrollo que todavía tengo cosas por recoger…
Creo que ya ha llegado el momento… me queda un día para olvidar dónde queda Mordor en el mapa.

jueves, 11 de agosto de 2011

De cuenta atrás: 2

Me quedan dos días para poder comer a una hora un poco decente (sigo pensando que las tres y media o cuatro menos cuarto es una hora muy tardía para ponerse a comer). Me quedan dos días para dejar de liberar los atascos de papel de la fotocopiadora dinosauria del despacho que por no tener, no tiene ni cargador de hojas y es manual completamente. Me quedan dos días para ver que en casa siguen tan majaras como de costumbre…

Esta mañana no he parado y eso que me encontraba fatal entre retortijones y nervios… la nochecita ha sido movida y creo achacarlo a los dos litros y pico de agua que me clavé al irme a enredar un rato a la pista de padel (que suena muy pijo pero al vernos jugar pierde todo el glamour y parecemos una mala imitación de Tricicle)

Las inspecciones han ido mejor de lo esperado… uno que quería usar un trastero como cocina sin sacar motores de a saber qué y de qué año, roñosos y oxidados, con esa grasa negruzca que antaño tenían por encima, ahora por el suelo… sacamos los trastos, me decía y yo veía el techo por el que pasaba la luz del sol (y no precisamente por un tragaluz), las paredes negras de moho, una chimenea que en la época de Oliver Twist hubiera sido ardua de limpiar para un deshollinador… total para tras hablar, convencerle con la chorrada más tonta, que no tenía un lavamanos…

(me encantan los playmobil pero no sabía que había un playmobil deshollinador)

A otro chaval, de la edad de mi hermana pequeña, le he tenido que contar las temperaturas a las que debe guardar los alimentos… un día tendré que grabarme y darle al play porque la perorata sobre grados, que si el – es congelación, que si –18 es más frío que –12, es casi diaria. La verdad es que al principio estaba en plan chulito (debe ser la edad porque mi hermana es igual) pero mientras iba entendiendo las cosas que le contaba, ha perdido esa pose de “a mí me vas a contar cuentos” y hemos acabado de buen rollo, yo deseándole que haga buena caja para las fiestas del pueblo y que para el año que viene negocie mejor con el ayuntamiento y él queriendo invitarme a una cerveza.

En el mismo minipueblo, que esta semana cuadriplica su población y todo eran coches y niños y carritos de niños… irreconocible comparado con el invierno cuando llegas tras pelearte con las placas de hielo, las curvas sinuosas y te encuentras a lo sumo algún abuelo y un par de gatos… en la última inspección hasta me han besado…

Hay veces que ir a pueblos perdidos es un gusto, la gente es agradable y te recibe con ganas de conversación y te das cuenta de que no por estar más aislados o ser más “rústicos” tienen las cosas peor que en los grandes núcleos de población.

Dos días… menos ya… voy a buscar la maleta

miércoles, 10 de agosto de 2011

De cuenta atrás: 3

Me quedan tres días para  olvidarme de estar pendiente del móvil. Me quedan tres días para no discurrir el menú del día y ponerme a ello a las siete menos cinco de la mañana. Me quedan tres días de morderme la lengua y no cantarles las cuarenta a algunos que me insultan y me gritan mientras desempeño mi trabajo como otro trabajador cualquiera…

Tres días quedan de curro sin parar… entre papeles y papeles, muestras, días y horas de sacrificio extraordinario de mataderos, piscinas, fiestas de pueblos, festejos taurinos, el viernes estaré machacadita… y hasta última hora tengo sitios e inspecciones que realizar… para que luego digan que los funcionarios nos tocamos las narices…

Así que, como de vez en cuando, quiero recordar a los veterinarios de matadero… de los que ya solamente formo parte cuando sustituyo a unos compañeros, estoy de refuerzo o como no, cuando me toca ir a apoyar al compañero en el levantamiento de un acta o directamente ejerzo el papel de “mala” para que se cabreen conmigo y no con el veterinario habitual, que bastante tiene ya…

Será el calor, será el verano, serán las moscas (el soniquete al leerlo, me ha recordado a una canción de Amaral- que mecagüen diez la canción nueva…. señor Aguirre vuelva a sus maravillosas melodías en la guitarra como cuando los Días de Vino y Rosas o los comienzos de Amaral)…

… a lo que iba, que me voy por los cerros… que será el calor, el verano, los desagües que huelen mal, pero es asqueroso estar en un matadero en verano… te notas con el sudor pegajoso que te cae por la espalda y resbala por la rabadilla, puagg, las moscas en los corrales, de repente unas cuantas picaduras de pulga… a primera hora aún se tolera pero llegadas las dos de la tarde estás como deshidratado y con ganas de mandar a todos y a todo a la porra… Y para colmo días previos a puente por excelencia con fiestas en todos los pueblos a la redonda… aunque si pensamos en el invierno y la humedad y el frío que te cala los huesos…

Se mata más pero hay menos matarifes porque están de vacaciones; se mata más pero se limpia menos porque hace mucho calor y no apetece; se mata más y las canales tardan más en enfriarse y los motores petan por falta de mantenimiento… se mata más y no entienden que a pesar de ser verano los esterilizadores deben funcionar a 82ºC y el agua caliente debe estar disponible. Será el calor, el cansancio y el hastío pero estos días me parece que los mataderos huelen a muerto.

… y no pongo fotos porque acabo de comer y no me apetece ver más bicho ni me acompaña hoy el espíritu gore.

martes, 9 de agosto de 2011

De cuenta atrás: 4

Me quedan cuatro días para que el despertador deje de sonar a las siete menos diez de la mañana. Me quedan cuatro días custodiando el boli azul para las inspecciones (volvemos a ir escasos de material porque el del trimestre pasado no lo enviaron). Me quedan cuatro días de pasar el aspirador y barrer los pelos que esparce el chucho (es mentira que los perros de pelo corto sueltan menos pelo).

Parece que los días previos a las vacaciones voy dejando rastro allá por donde voy… No es algo buscado ni pensado pero parece que la programación de inspecciones ha decidido que esta semana me iba a despedir a lo grande. Acta aquí, acta allá, relájate, relájate (entonando como la canción viejuna de Mecano)

Como siempre no voy a entrar en elucubraciones de si esto puede dar lugar a crecimiento de tal o así se puede propagar cual teniendo en cuenta la actividad de agua o el pH y la fecha de caducidad establecida… Aquí, a lo práctico y fundamental….

Hotel con salones de banquetes, cafetería y comedor… no hablo de un sitio pequeño ni mucho menos… en la cocina unos patines irían de lujo para moverse de un sitio a otro. Con semejante espacio y trajín, ensaladas, repostería, manipulación variada se hacía donde bien venía… principalmente en una mesa enorme al calorcito de los fogones que usaban también para el emplatado. La norma de la Comunidad Autónoma considera que estos establecimientos deberían disponer de un cuarto frío en el que realizar ciertas manipulaciones sobre alimentos frescos como vegetales e ingredientes no cocinados de manera que no les afecte el calor de la cocina ni supongan a su vez una fuente de contaminación cruzada entre lo cocinado y lo no cocinado. Digo deberían tener, porque lo dejan como siempre con la expresión “en caso necesario”.

Obviamente en un establecimiento como este en el que pueden darse dos bodas, una comunión y tener el comedor de diario a tope al mismo tiempo, tanto cocineros como gerente del hotel y el encargado de cocina consideraron que era necesario… otra cosa es lo que les pareciera a los dueños del hotel.

Tras dimes y diretes (uf, jamás pensé usar esta expresión) hicieron un cuarto con unas dimensiones aceptables, un aparato de frío bien dimensionado… hasta ilusionada estaba… pero como siempre, se empiezan las cosas y no se acaban… ¿Qué se consideraría imprescindible en un cuarto frío? Un aparato de aire, un, dos, tres, responda otra vez…

Supongo que además del aparato de frío habréis pensado en mesas, cuchillos, cubo de residuos, perchas para los platos… y espero que un punto de agua… Pues sí, no han puesto un punto de agua, ni pila ni fregadero ni nada de nada… según el dueño del hotel, para qué, si saliendo y cruzando diez metros de cocina hay una fregadera… Muy práctico, ¿verdad?

Entonces, ¿se llevan la lechuga para lavarla y desinfectarla al tren de lavado? ¿La regresan al cuarto en las manos o en un recipiente? (Porque en este punto de conversación ya cualquier cosa cabe en mi imaginación). Y si están troceando pescado, ¿salen con el pescado o sus trozos y los lavan y los vuelven a pasear? Claro, no me extraña que el suelo esté pringoso y las puertas batientes tengan ese brillo grasoso donde apoyan la mano para empujar.

Pues erre que erre, que no, que no lo pone, a pesar de que las tomas las puso el fontanero (loado sea)… Le dije que a la siguiente inspección levantaría acta… cuatro meses de margen desde la última creo que es un plazo más que razonable para poner un fregadero… que no estoy pidiendo el último grito en pilas industriales, que me conformo con algo normalito…

Ya me gustaría a mí una cocina cibernética pero para eso ya me pondré a jugar a los Sims o recurriré a San Google…

No quiero una sanción (y con estos nuevos jefes ya sé que corre el riesgo de acabar el acta en una trituradora de papel) lo que quiero es que pongan la dichosa fregadera.

Cuatro días, quedan cuatro días… oooooommmmmmhhhhhhhhhhhhhh

lunes, 8 de agosto de 2011

De cuenta atrás: 5

Digo cinco porque realmente mis vacaciones comenzarán el sábado…

Me quedan cinco días para acabar con la comida del congelador.               Me quedan cinco días para poner alguna lavadora con ropa para llevarme. Me quedan cinco días para elegir qué libros llevarme para leer…

Todos en el curro ya se han ido de vacaciones y para algunos hoy ha sido su primer día… la crisis postparto que decía uno esta mañana… y yo con cara de felicidad agitando la manica con cinco dedos y cantando una puñetera cancioncita de Los Romeos que llevo tarareando cual idiota desde ayer. ¡Cuánta información y datos bobos que almacenamos en la cabezota!

Hoy la mañana iba tranquila, entre papeles y papeles, hasta que han llegado los 3 capos mafiosos, que se empeñan en cerrar la puerta de mi despacho conmigo dentro. He cerrado la puerta en contadas ocasiones y la cierro yo, no me la cierra la visita de turno… pues nada, que la han cerrado y yo tan ricamente me he levantado para abrirla, es por el calor, les he dicho (porque esta mañana a las 8, el termómetro del despacho marcaba 31,8ºC y el aire acondicionado es como un ente abstracto que oír lo oímos pero que enfriar no enfría nada). Conocía a dos de los capos, el tercero, que me miraba y miraba como si me estuviera escaneando, me daba mal rollo pero, he puesto mi mejor sonrisa y he sido “exacerbantemente” amable (vale, no existe el palabro pero haciendo de amable creo que causo ganas de estrangularme). El desconocido tenía ganas de bronca pero yo no, así que se ha quedado con las ganas.

No sé cuántas visitas y reuniones necesitan para dejarles claro que si no hacen obra en la cocina deben cerrarla y por fin hoy han venido a firmar el cierre… Y de nuevo se han enfurruñado cuando les he avisado de que iré a dar vuelta para comprobar que efectivamente la cocina no se usa y que la zona de cafetería se ha adecentado… jo, y no será porque no se les haya dicho ya antes.

Me quedan unas cuantas inspecciones infernales de esas que acabas con el cerebro sudando y el boli temblando… pero eso lo dejo para mañana.

sábado, 6 de agosto de 2011

Manipulaciones y otras barbaries

En mis inicios en esto creía firmemente en que todos teníamos una base sobre lo que es la higiene y unas mínimas prácticas tales como lavarse las manos tras ir al baño o no usar el cuchillo sucio con el que has cortado pescado crudo para cortar pan…
 
…mi madre siempre me había achacado que tenía horchata en vez de sangre y que era una pachorras para hacer las cosas y siempre me decía: “Ay cuando vivas sola y no tengas criada, nadarás en guarrería”…(NOTA: dice la Rubia que deje claro que no tenía criada... a mí me parece que queda claro que la iba tras de mí recogiendo era mi madre) Creo que lo hacía para que calase en mi subconsciente y me parece que fue bastante efectivo… y fue un choque encontrarme que había gente que no tenía ni esas nociones básicas de limpieza e higiene que son la matraca continua de madres y abuelas: “¿Te has lavado las manos?”;“Menudas uñas cochinas que llevas”; “Con esas manos no te sientas a la mesa”…
Además de esos conocimientos básicos inculcados en la familia y hasta en el cole (la monja Berta nos enseñó en parvulitos desde hacer lazadas- que se me daban fatal- a poner una mesa con todos los cubiertos, a usarlos y cogerlos bien, pasando por enseñarnos a lavar las manos y hasta coser un botón… y más tarde, cuando aún existía el BUP, tuvimos la asignatura de alimentación que parecía más un cursillo de manipuladores de alimentos), si uno se dedica al tema alimentario, en sus muchas vertientes, creo imprescindible cierta formación específica… claro que a veces es complicado de encontrar o de pagar… y seamos realistas, ¿cuánta gente está interesada? Desde luego por aquí puedo contarlos con los dedos de una mano: la chica de la embaladora de huevos, un par de cocineros, un chico que trabaja en una conservera… y a bote pronto no me sale ninguno más.
La verdad es que poco a poco he ido bajando el umbral de esperanza… por Mordor no se estila que la gente estudie y se considera empollones frikis a los cuatro gatos que llegan a la Universidad… sus institutos se encuentran en los primeros puestos del fracaso escolar y en cambio raro es el niñato que no lleva un bmw o un audi con música chumba chumba a todo trapo. No sé si irá pareja esta falta de interés por los estudios y el aprender con la falta de interés en la higiene, pero supongo que todo está relacionado…
… pero es que hay cosas que son de sentido común… por ejemplo y como siempre real:
Vivienda tutelada municipal: alucino que exista para que albergue a dos abuelos pero ese es otro tema. Trabajan dos mujeres, una de ellas se encuentra de vacaciones. Al llegar a la inspección solamente están los abuelos, uno de ellos en la cama y el otro viendo la tele. En la cocina hay pescado, parte enfriándose a medio cocinar en una sartén y parte crudo en la encimera sobre la que hay unas cuantas moscas. La trabajadora aparece como al cuarto de hora porque se había ido a tomar un café y uf, el abuelo de la cama se ha cagado. Se pone unos guantes que están en el respaldo de una silla de la cocina y se va a la habitación. Cuando regresa de cambiar las sábanas y ayudar al abuelo, sin quitarse los guantes se va hacia el pescado… DETENTE LOCA es lo que me parece que a todos se nos pasaría por la cabeza… pero aún flipa porque le dices que no use esos guantes con los que ha limpiado una cagada para tocar alimentos y que además no los reutilice, además de abroncarle por dejar el pescado al ambiente de una cocina en pleno mes de agosto… quizás ahora me explico porqué solamente quedan dos abuelos…
Y no, lamentablemente estos casos no son la excepción…

jueves, 4 de agosto de 2011

Nuevos jefes: misma mierda pero política de mirar a otro lado

Ya hace unos días comentaba que con el cambio de alcaldes volvíamos a comenzar desde casi cero y hasta del menos uno en el trato con los ayuntamientos.

Hemos cambiado de jefes y si ya antes el invento no funcionaba bien, ahora ya es el cachondeo. Según nuestro mandamás, es época de crisis y debemos mirar para otra parte… ¿nos lo dice a nosotros? ¿a los inspectores de sanidad y a los de consumo? Y eso, ¿en qué se traduce? Pues exactamente en lo que nos imaginábamos: eres guarro, clandestino y te pasas por el forro de las entretelas las normas básicas de la higiene, ya no las escritas sino las del sentido común y… te irás de rositas….

Moralmente no puedo mirar a otro lado ni pienso hacerlo. Tengo un trabajo con unas obligaciones y unos deberes que priman sobre lo que un trajeado con pulseritas de cuero y babilla en la comisura de los labios pueda decir. Pero claro, volvemos al cachondeo y a ser el hazmerreír de tipos que usan carne podrida para cocinar en su restaurante, que falsean autorizaciones sanitarias, que no ponen el frío en los camiones de reparto, que reenvasan de nuevo alimentos caducados y les cambian la fecha… total, para una multa simbólica de 25 euros…

A todo esto, espero esas instrucciones por escrito… que sé que nunca llegarán…. aunque con la panda de inútiles que nos toca en gracia que no sabe distinguir un virus de una bacteria y que para colmo ni les importa, cualquier día de estos recibimos semejantes órdenes… ¿Qué quieren, que me coja un libro para leer en el despacho? ¿Que me dedique a tricotar?

Que tengamos mano izquierda… menos mal que sigo teniendo dos, pero me apaño mejor con la diestra… ¿y si fuera zurda? entonces, ¿debería tener mano derecha?

Por lo visto de manos izquierdas y tortícolis por mirar a otra parte van nuestros nuevos jefes… pero no nos equivoquemos que los anteriores también eran así y hasta que no les cayó la gran intoxicación se estuvieron mirando el ombligo y después tampoco es que se pusieran las pilas.

Nada, que habrá que esperar a la intoxicación del siglo y entonces, como siempre, la culpa será del inspector que no tuvo visión de rayos x, gamma o delta para ver que en ese recodo escondido del codo del tubo del inyector de a saber qué que usaban en la industria estaba lleno de un virus, una bacteria o de gremlins…

Pues aunque se descojonen en mi cara, que yo, cabezona y tozuda soy y si mis actas acaban en una papelera, que acaben, pero mi contestación ante esa mano izquierda y mirar a otra parte es esta (en recuerdo de Ronnie James Dio, que me viene al pelo)

(Cuentan que el símbolo de los cuernos en los conciertos de rock ´n roll lo introdujo este hombre cuya abuela italiana se debía pasar el día con los cuernos de acá para allá espantando los malos espíritus…)

martes, 2 de agosto de 2011

Llegó el calor

Una conocida mía dice que deberían estar prohibidos los socorristas feos… (yo enlazando ideas bobas soy total)

Hoy me ha tocado ruta piscinera, de pueblo en pueblo comprobando tanto el agua de la red como la de las piscinas (vasos que les decimos).

En una no encontraba al socorrista. En su sitio no estaba… así que me he puesto con mis cacharricos a mirar el pH, el cloro, la conductividad… mientras ya mentalmente me iba preparando para levantar un acta y desalojar la piscina hasta que apareciera… Pues estaba… he empezado a oír gritos y estaba… intentando desalojar a un tipo que se había metido con un rottweiler por el césped de la piscina (no sé si habría pagado la entrada suya y la del perro) que estaba gritando que llamaran a los picoletos si tenían huevos.  Yo no he asomado la patita, no fuera a ser que la tomara también conmigo y bastante la he tenido con los de la piscina, no por el perro sino porque manda narices que haya colillas en la piscina de los peques.

(con lo monos que son de pequeños y la cara bestias del averno que ponen cuando se cabrean)

En otra, yo veía a una chica con las piernas a remojo mientras un chico estaba tumbado con la cabeza en su regazo. No había nadie más en la piscina con edad de ser socorrista (o eran muy mayores o eran niños). Allí estaban haciéndose arrumacos y ni caso a los ejems, a los oye-perdona o a la simple pregunta de quién es el socorrista. Hasta que no he plantado los trastos a su lado y me he puesto  pegado a ellos a hacer mis cocinitas no se han inmutado. El socorrista era él y se ha mosqueado cuando he puesto en el impreso que no se encontraba alerta ni en su sitio… allí tumbado al sol… manda huevos, qué morro.

En la última, la sentencia de mi conocida se cumplía a rajatabla… vamos, que babear no porque ya estaba al borde de la deshidratación y ya no tengo edad, pero el socorrista era de esos perfectos para la serie de tv… en lo que a mí interesaba, hacía lo que tenía que hacer y si tenía cinco adolescentes con las hormonas en ebullición a su lado, pues mejor para él. Además el tipo era gracioso porque al atenderme les dice a las chicas algo así como “señoritas, tengo que atender a la inspectora, no os ahoguéis mientras” y las otras pavas con los jijijis… adolescentes, que tontos son… (bueno, como hemos sido todos)

Aunque ya puestos, me gustaría toparme un día con el/la socorrista por excelencia, del estilo de:

lunes, 1 de agosto de 2011

No estamos finos

Los fines de semana en Zaragoza no duran nada... no he parado y no he hecho nada. El viernes pensaba escribir pero llegué a una casa (la de mis padres) que casi parecía un campo de batalla (obviamente mis padres estaban de vacaciones y mi hermana pequeña había conquistado cada rincón dejando algo, cualquier cosa, desde objeto a huella polvorienta proveniente de sus excavaciones arqueolocas, a modo de reivindicación de su propiedad). Con esas, llegué y directa me fui a casa de mi suegra a que me diera algo comestible (vamos, las botas que me puse, desde las siete de la mañana sin comer nada, a las ocho de la tarde el rugido de tripas era tremendo).
Todo este rollo para decir que hasta el domingo por la noche no he encendido el ordenador....

La verdad es que tenía que desconectar. Ver semáforos, obras (qué pasada la que están montando con la mierda del tranvía de los cojones, perdón pero es una cagada del siete) y gente que no saben que eres la petarda de sanidad (eso que dicen que las ciudades se vacían en verano ya no es tan cierto).

El jueves pasado vino "el profesional" ese del restaurante objeto de mis últimas pesadillas; debería decir penúltimas porque tenemos otra montada en otro sitio pero hasta que no reciba instrucciones estoy quieta en la mata cual patata. A lo que iba, que vino el profesional para decirme que no iba a cumplir con los plazos establecidos (algo que ya era previsible). La razón no es que fueran a acometer obras, no... sino que iba a despedir a los trabajadores y tenía que darles un preaviso de 15 días... yo no hice ningún comentario. ¿Para qué? No quiero ni imaginar lo que les habrá dicho mientras les daba la carta de despido.

Ah, eso sí, los socios se van de vacaciones a Suiza y esa era la segunda explicación al incumplimiento del plazo, que no iban a estar para la fecha fijada. A todo esto, según me decían la reparación básica la habían presupuestado en 18.000 euros... baratísima si tenemos en cuenta que es una cocina de más de 300 metros cuadrados con salones para 500 personas. Del puño prieto no, del puño cementado... nueve personas a la calle mientras ellos siguen conduciendo su Jaguar, su pedazo Mercedes y sin perdonar sus supervacaciones suizas... me descojono de la crisis de estos empresarios... pero, y ¿las cocineras? ¿y los camareros? Como siempre pagan el pato los que menos culpa tienen.

Si estas son las consecuencias de mi trabajo, entiendo que algunos miren para otro lado. A pesar de haber intentado durante todo el fin de semana no sentirme culpable no lo puedo evitar y desde el jueves las ojeras no han parado de crecer. Puta mierda.