Esto va para el que pide reportaje fotográfico
¿Qué puedes esperar si junto a la puerta de entrada a un supermercado hay esto?
Es la entrada… sí, en la mitad de la calle… sí, en teoría es un lugar civilizado con sistema de gestión de desperdicios y residuos urbanos. No, no es el punto limpio del pueblo, y no, no eran los restos de la descarga del día, eso llevaba allí unos cuantos días…
Lo que te encuentras dentro, es esto:
Unos techos lisos, de fácil limpieza y desinfección, impermeables en óptimas condiciones de limpieza y mantenimiento que no desprenden partículas…
Y esto es lo que venden:
¿De dónde viene esto? ¿Dónde se han cortado estas chuletas? La caja es de patatas fritas y sí, están metidas en un congelador sin etiqueta ni nada… ¿Y cómo se cogen y se sirven? ¡Menuda tontería! Pues con la mano.
Ajá, parecen pollos congelados… ¿eran los que sobraban de la venta en fresco? Y yo qué sé…Exacto, los jamones eran caseros, caseros…
Lástima que no se puedan reproducir los olores en el blog y que la mejor imagen no se me haya grabado en el pincho…
Si cuento que aquí me arrancó una señora de la mano un pollo con el culo verdoso (el pollo, no la señora) cuando estaba haciendo una inmovilización de siete cajas llenas de pollos que estaban a temperatura ambiente en pleno mes de julio… o que encontré productos caducados hacía más de dos años bajo un cartel de rebajas en Navidades… o que tiramos ni sé cuantos kilos de carne putrefacta … o que durante una inspección me fue acosando un abogado… o que en una inmovilización dos tipos grandes y gordos se pusieron detrás nuestro para ¿amedrentarnos?… o que durante una inmovilización mientras la hacíamos, cargaron la mercancía y se dieron a la fuga mientras “amablemente” nos despachaban del establecimiento (los mismos dos anteriores)…
Para que luego digan que nuestro trabajo es sencillo y cómodo… no, para nada peligroso… según los evaluadores de riesgos laborales, no se considera que tengamos trato al público… no, ya… Apenas nos quitaron horas de sueño… vamos, los retortijones que tenía cada vez que tocaba inspección… nada, nada, que soy una exagerada
… Finalmente… tardamos cinco años… no, no pagaron las multas… se mudaron al pueblo de al lado y ese pueblo ya no es de nuestra competencia… Triste consuelo, la verdad.