sábado, 8 de mayo de 2010

Todo es relativo

En general, en la vida cotidiana de todos nosotros, todo es relativo. Cosas que unos dan importancia, otros las consideran banales o insustanciales. Todo depende de cómo te afecta, del pie con el que te hayas levantado, de lo que creas de la televisión, de la educación o de cómo lo politices.
En sanidad, en salud pública todo se relativiza hasta proporciones desorbitadas.

Pongamos un ejemplo simple, la temida LEGIONELLA.

De forma rutinaria se toman muestras de distintas instalaciones, como torres de refrigeración, evaporadores, circuitos de agua caliente de residencias, hoteles u hospitales, alguna fuente pública... Y si sabes buscar, es muy sencillo encontrar esta bacteria.
En el laboratorio te dicen, atención hay legionella y enseguida tu jefe se pone histérico atacado y llama al establecimiento o industria para que hagan urgentemente una limpieza y desinfección y te manda a ti para que vayas a meterles prisa y a comprobar que lo hacen. (Que limpien y desinfecten como dios manda ya es otro tema, de todas las que he visto todavía no he encontrado una empresa que entienda que si el pH es alto, la concentración de cloro debe aumentarse con un sencillo cálculo y lo de medir cloro mediante diluciones es para ellos misión imposible- gracias papi por meterme caña con las diluciones cuando me enseñabas en el labo).
Como siempre, en los análisis rutinarios de autocontrol de las empresas, nunca aparece legionella.
Salimos corriendo, vemos, redactamos y no hay casos. Nadie enferma o si lo hace pasa una especie de resfriado que ni siquiera pasa por la consulta del médico.

Otras veces te aparecen casos médicos. Epidemiología da la señal de alarma (que la da bien pocas veces) y te encuentras un par de fallecimientos de gente con patologías previas pulmonares o con enfermedades crónicas, transplantados o personas que ante cualquier cosa ya tenían puesto un pie en el otro lado (lo siento, soy muy insensible para hablar de cosas de muertes, será por mi adolescencia doom-metalera). Lamentablemente se encontraban en mal lugar en el peor momento. Pero ¿qué es lo que sucede? Los medios de comunicación se vuelven locos, que si tantos afectados, que si no sé qué, que si tal o que si cual.
Salen los alcaldes de turno, sin pajolera idea con brillantes medidas como la de proporcionar agua embotellada a la población (ale, confundiendo el tocino con la velocidad). Sale el político de turno hablando de números complétamente inventados, se han hecho tropecientas mil inspecciones... la de la radio que entiende las cosas a su manera, un virus se propaga por nuestras aguas... COÑO, el caos... y tan pronto se monta el pollo como que a los pocos días nadie lo recuerda.

A que nadie habla de Listeria? Esa si que me parece una bacteria tocapelotas. Vale que la Legionella viva en amebas y tras desinfecciones aparezca de nuevo (te cargas las amebas y salen como setas) pero la Listeria, ¿cuántos abortos provoca en mujeres? ¿Cuántos problemas da a los bebés que llegan a nacer?
Encontramos Listerias como churros, desde picadoras de carne de las carnicerías a muestras de salmón ahumado en los expositores de los supermercados... en mi corta carrera de veterinaria de sanidad por cada muestra con legionella, habremos encontrado cinco con listerias, en alimentos listos para consumir... pero, eso, no es importante... No, claro, porque como dieran la voz de alarma los políticos y los medios de turno, la gente, ¿qué compraría en el super?

Todo es relativo, así que, por favor, cuando un alcalde, un político o un artículo de un periodico hable de Sanidad, no nos creamos ni la mitad.

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